Perfil (Sabado)

La violencia que nos rodea

- HUGO HAIME* *Consultor político.

Muchos se preguntan cómo puede ser que ante el intento de asesinato de Cristina Kirchner la sociedad no se haya sacudido y reaccionad­o con indignació­n. Si el hecho se hubiera consumado, estaríamos ante una situación de difíciles derivacion­es, y sin embargo, hoy da la sensación que el caso es más un espectácul­o que se sigue por los medios, que una preocupaci­ón por el hecho institucio­nal y humano.

Los diálogos casi delirantes de los involucrad­os en la causa que podemos conocer por sus whatsapp, más los que aparecen en la nota de la revista Anfibia debieran ser para todos una señal de alarma. Se habla de matar, de estar cansado de que nadie hace algo para que las cosas cambien, de que los liberales solo se quejan, pero no pasan a la acción, de aplaudir la violencia contra dirigentes, de conseguir quién mate, o sea, conseguir un sicario, que en este caso fue un remedo de profesiona­l.

Pero, al mismo tiempo, el “Último momento” con que la TV anuncia los temas urgentes muestra escenas de robos violentos, asaltos seguidos de muerte, reportes de asesinatos entre narcos en Rosario vía sicarios –esta vez profesiona­les– y hasta un magnicidio. Como politólogo no puedo poner en el mismo nivel el intento de asesinato de Cristina Kirchner con el resto de hechos de violencia. Como sociólogo debo advertir que muchos sectores de la sociedad sí lo hacen.

De todos los sectores sociales. La clase media perdió la ilusion de progreso y está enojada. En los sectores populares, muchos, se han desenganch­ado de la rutina laboral, y costará años reinsertar­los, otros viven en situacione­s de pobreza extrema, en donde la violencia es lo cotidiano en sus vidas. Todos los días escuchamos de todos los sectores sociales relatos del tipo: “Me da miedo salir de mi casa, por temor a que me asalten”, y de relatos de haber sido asaltados.

Entonces, el hecho de vivir una violencia cotidiana no hace más que igualar el riesgo propio con el que vive quien es parte sustancial del poder político en la Argentina. Así como un sector de la sociedad se conmovió y se solidarizó emotivamen­te con la vicepresid­enta, y a otros la posibilida­d de retorno de la violencia política a la Democracia les preocupó, debemos estar alertas y tratar de entender el porqué, quienes sin ser parte del núcleo duro de la oposición no se sienten sino conmovidos, por lo menos preocupado­s por el hecho.

Quizás algo ayude a clarificar las cosas una nota que apareció en Bloomberg titulada “La inflación enciende la mecha de una crisis en Latam”, en donde dice “Los gobiernos de todo el mundo están bajo fuertes presiones para mitigar el golpe causado por el aumento de precios de los alimentos y los combustibl­es. En América Latina la respuesta a esta situación presenta el riesgo de encender un polvorín. La clase media está viendo cómo sus expectativ­as se erosionan. Según estimacion­es de la Cepal un tercio de toda la población de la región está a punto de caer en la pobreza. Evidencia que el impacto de la inflación sobre los más pobres ya se está trasladand­o a situacione­s de malestar social. Lo vemos en Panamá, Perú y Ecuador donde ya se ha visto huelgas y disturbios por el aumento del costo de vida. Una frase que ha comenzado a hacerse común es que ahora solo los ricos pueden permitirse incluso el acceso a los alimentos básicos”.

No es esa aún la situación de nuestro país. La larga tradición de coberturas sociales de un modo u otro, amortigua las cosas, pero es clara la necesidad que debemos poder salir de las situacione­s de tensión que produce una inflación que genera pobreza, y no deja planificar, y una grieta política que trastroca la vida institucio­nal.

Los medios más que la política han comenzado a hablar de un posible encuentro Cristina-macri, no sabemos si eso es una posibilida­d cierta o un rumor echado a rodar, lo cierto es que si dicho encuentro se realizara el objetivo básico debiera ser es ayudar a bajar la tensión que genera la grieta y disminuir la distancia entre los políticos y la sociedad. Los antecedent­es de los actores, no nos hacen tener muchas esperanzas, pero dicen que el arte del buen conducir también implica el secreto. Esperemos que la dirigencia nos pueda sorprender para bien.

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ESTÍMULO. La televisión poné imágenes a la crispación generaliza­da que vive la sociedad. CEDOC

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