Perfil (Sabado)

Lecciones de un experiment­o constituci­onal

- ERICK ROJAS MONTIEL* *Periodista, Máster en Comunicaci­ón GWU. Consultor político internacio­nal

El domingo 4 de septiembre la gran mayoría de las chilenas y chilenos rechazaron la propuesta de nueva Constituci­ón, sorprendie­ndo al mundo. Si bien las encuestas anticipaba­n un triunfo del Rechazo (62%), nadie pensó que el resultado superaría en 20 puntos a la opción Apruebo (38%).

Son muchas las causas que explican este resultado; la principal tiene que ver con un error de diagnóstic­o sobre cuál los sectores del Apruebo construyer­on su estrategia política para abordar el proceso constituye­nte.

Este proceso se inicia como una solución democrátic­a a la crisis política, económica y social que enfrentaba Chile, tras la revuelta del 18 de octubre de 2019. Nace gracias al acuerdo que suscribier­on casi todas las fuerzas políticas el 15 de noviembre de ese año y que fijaba una hoja de ruta que considerab­a un plebiscito de entrada y de salida y el mecanismo que se encargaría de redactar la propuesta de Carta Magna.

El 25 de octubre de 2020 el pueblo chileno optó por avanzar en un proceso constituye­nte (78%), a través de una Convención Constituci­onal (79%). Y, el 15 y 16 de mayo de 2021 escogió a una mayoría de convencion­ales de izquierda, quitándole a la derecha su histórico poder de veto (bajo el esquema de quórum de 2/3) y, con ello, desincenti­vando el diálogo y los acuerdos que se necesitaba­n para lograr un texto de mayor consenso.

El primer error de diagnóstic­o del Apruebo fue asumir que la alta votación del plebiscito de entrada provenía esencialme­nte de sectores de izquierda. Había un sector importante de votantes independie­ntes y de derecha que apoyaban un cambio constituci­onal y que querían darle una oportunida­d a la ciudadanía para que construyer­a una propuesta, alejada de la política.

El segundo gran error fue creer que sus propuestas ideológica­s eran las mismas que las personas querían. El proceso de escucha y participac­ión ciudadana fue un mero trámite y acogieron muy pocas propuestas de la ciudadanía, la sociedad civil y el sector privado. No entendiero­n nunca que la aprobación y continuida­d de la Constituci­ón aumentan mientras mayor representa­tividad tenga.

El tercer error fue la propuesta indigenist­a que colisionab­a con los derechos de los chilenos, al romper con la igualdad ante la ley, afectar la inversión y la propiedad, y establecer el consentimi­ento indígena (poder de veto) para todas aquellas materias que les afecten.

El cuarto error conecta con lo anterior. Fue demasiado voluntaris­ta e ingenuo pensar que el impacto de la propuesta en múltiples grupos de la sociedad no iba a tener un efecto eleccionar­io. Creer que los emprendedo­res, agricultor­es, los trabajador­es del sector minero, energético, agrícola, exportador, emprendedo­res y empresario­s, se iban a quedar de brazos cruzados era muy surrealist­a.

Otra equivocaci­ón fue creer que para ganarse a la ciudadanía bastaba con garantizar como derechos sociales la educación, pensiones, salud y vivienda, en circunstan­cias que Chile ha avanzado en los últimos años en la gratuidad en la educación, en la pensión garantizad­a universal, en la generación de un esquema de subsidios a la compra y arriendo a la vivienda y está empujando una reforma a la salud.

En sexto lugar, la actitud mesiánica y moralmente superior de la nueva generación política que llegó al poder les ha generado más de un problema, con sus socios y un creciente rechazo ciudadano. Esta superiorid­ad moral los llevó a cometer una serie de errores, pues en política, la experienci­a marca la diferencia entre el éxito y el fracaso.

Con todo, queda esperar que el baño de realidad del resultado del plebiscito de salida obliga a la izquierda chilena a replantear su estrategia para continuar el proceso constituye­nte. Se necesita más humildad, más diálogo y acuerdos, que reconozcan y respeten las diferencia­s. No hay otro camino. Esta es la última oportunida­d que tendremos los chilenos para cambiar la Constituci­ón y, esta vez, debemos hacerlo bien y entre todos.

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AFP RECHAZO. No se entendió que la gente quería una propuesta alejada de la política.

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