Tips de la eternidad
¿Qué fija la foto? ¿De qué está hecho ese instante que anhelamos captar (el rayo verde de un atardecer que Julio Verne describió tan bien), o aquello que la casualidad le birla a la confabulación? (la imagen del revólver apuntando a Cristina, por ejemplo). ¿Se puede alcanzar la perpetuidad a través de una imagen?
Por más que los tiempos avancen cuánticamente y la aceleración se lleve puestas generaciones en la incomprensión de las nuevas tecnologías, la condición humana sigue rigiéndose por sentimientos que se acomodan al entorno; esencialmente se mantienen intactos, o cambian ligeramente. Por otra parte, como escribe un personaje de Manuel Mujica Láinez (quisiera decirlo: gran escritor), “el mundo es muy viejo y hace largo tiempo que no renueva su stock de posibilidades”. Sin embargo, podríamos pensar que el pasaje de la fotografía analógica
La condición humana sigue rigiéndose por sentimientos que se acomodan al entorno
a la digital, permitió “retener” con mayor rapidez, asiduidad y sobre todo, más económicamente, los momentos privilegiados de una realidad efímera. El afán de eternizar (clic de la foto) hoy cuenta con el recurso de la inmediatez. Ya en 1940, Bioy Casares diferenciaba la fotografía de otros medios, como la televisión, la radio o el teléfono. En La invención de Morel, a éstos últimos los llama “medios de alcance”, a través de los cuales se realiza una comunicación. Mientras que a la fotografía – junto con el cine– los describe como “Medios de alcance y retención”. Ochenta años después de la publicación de esa novela genial, el sentimiento retentivo, en lugar de haber calmado sus ansias, parece más que nunca dispuesto a reproducirlas. A mayor cantidad de megapíxeles, mejor: más parecida a la vida será la fotografía.
En un cuento de Italo Calvino, “La aventura de un fotógrafo”, esta obsesión por atrapar la vida que el tiempo se lleva a través de su gran aliado el olvido, está descripta visionariamente: “Creen que todo lo que no se fotografía se pierde, como si no hubiera existido, y por lo tanto consideran que para vivir verdaderamente hay que fotografiar todo lo que se pueda, y para hacerlo es preciso: o bien vivir de la manera más fotografiable posible, o bien considerar fotografiable cada momento de la propia vida. La primera vía lleva a la estupidez, la segunda a la locura”.