Perfil (Sabado)

La censura sobre la literatura revive en los Estados Unidos por obra de los republican­os

- OMAR GENOVESE

A un distrito escolar se le subrayó que no puede prohibir material de lectura

Desde el domingo pasado se realiza en el país del norte la Semana de los Libros Prohibidos, un acontecimi­ento que cumple 40 años y que publica estadístic­as sobre la cantidad de textos prohibidos en las escuelas. Este año el número de pedidos de censura alcanzó a 1.651 libros, de los cuales 713 fueron prohibidos en el Estado de Texas. Entre los libros desaprobad­os figura “Una modesta proposició­n”, un texto satírico de Johathan Swift escrito en 1719.

Desde el domingo pasado hasta hoy se realiza en Estados Unidos la Semana de los Libros Prohibidos. El evento cumple 40 años y, como es tradición en habla inglesa, no solo vindica la libertad de leer cualquier tipo de libros en escuelas, biblioteca­s y librerías, sino que también publica estadístic­as sobre la cantidad de textos censurados. Durante este año se ha pedido la censura de 1.651 libros, de los cuales el estado de Texas prohibió 713. Ocho de los diez Estados que más censuran son republican­os.

Dieciocho asociacion­es promueven la Semana, entre ellas, el PEN, la American Society of Journalist­s and Authors y Amnesty Internatio­nal USA, junto a los dos grupos editoriale­s más importante­s, Harper Collins Publishers and Penguin Random House.

El fallo dividido de la Corte Suprema fue el detonante de la Semana. A un distrito escolar, demandado por un pequeño grupo de alumnos, se le subraya que no puede prohibir material de lectura. Había presentado cierta lista de libros peligrosos, entre ellos, una compilació­n que incluía Una modesta

proposició­n de Jonathan Swift (publicado en 1719); una novela contra el antisemiti­smo de Bernard Malamud, El reparador o El hombre de Kiev,

premiada en 1967 con el National Book Award y el Premio Pulitzer; y Matadero Cinco de Kurt Vonnegut.

La base legal invocada es la defensa de la Primera Enmienda de la Constituci­ón que prohíbe la creación de leyes respecto al establecim­iento oficial de una religión, que impidan la práctica libre de la misma, que reduzcan la libertad de expresión, vulneren la libertad de prensa, interfiera­n con el derecho de reunión pacífica o prohíban solicitar una compensaci­ón por agravios gubernamen­tales. Un antecedent­e del caso anterior, también del ámbito educativo, es de 1969 y reza: “La escuela no puede ser enclave de totalitari­smo. Las autoridade­s escolares no tienen autoridad total sobre sus estudiante­s.” Se trata de la causa contra la escuela que sancionaba a los alumnos por utilizar brazaletes negros en protesta por la Guerra de Vietnam.

Como toda sociedad, la norteameri­cana obra más allá de los fallos judiciales y sectores tanto conservado­res como progresist­as siguen señalando libros inadecuado­s, pidiendo censura. Ya se trate de los tres libros más cuestionad­os de 2021, referidos a la cultura Lgbtqi+, o a Huckleberr­y Finn de Mark Twain, por su lenguaje racista.

En Indianápol­is existe la Biblioteca y Museo Kurt Vonnegut. Julia Whitehead, fundadora de la misma, señala que el ataque actual contra los libros es aterrador. Traza un paralelism­o con la década de 1930 y el aumento del antisemiti­smo en Indiana, como en todo el mundo, más la hostilidad hacia otros grupos minoritari­os. En 2021, la Liga Antidifama­ción informó de 2.717 incidentes contra ciudadanos judíos. Un caso: en Florida atacaron un concurso sobre Matadero Cinco. El próximo 11 de noviembre es el centenario de Vonnegut. Por todo esto hay que leerlo.

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FOTOS: CEDOC PERFIL BANNED WEEK. Finaliza hoy la Semana de los Libros Prohibidos en EE.UU. Entre las víctimas se encuentran Kurt Vonnegut (abajo, izq.), Bernard Malamud (centro) y Jonathan Swift (der.)
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