Único y diferente
Carlitos Balá representó todo para muchas de las infancias argentinas. En mi caso, representó mi niñez. Y por supuesto, fue mi inspiración. Yo lo miraba a Balá cuando era chica, y me divertía, me entretenía, pero sobre todo, yo soñaba con ir a la televisión, a ganarme sus premios, esos caramelos, esos juegos, y cantar. Recuerdo verlo los domingos a la noche, sentada y él en Canal 7. Recuerdo soñar con que mamá me lleve a su show. Recuerdo verlo bailar y cantar. Y siento hoy que todo lo hacía desde un lugar muy sencillo, muy humilde, muy del día a día, muy profesional, y con una familia incondicional que lo apoyó y ayudó siempre. Balá fue un actor y comediante increíble. Me lo crucé varias veces en mi vida adulta, y, por suerte, pude contarle todo esto que me pasaba. Lamentablemente nunca trabajé con él. Eso no quita el amor incondicional a un referente único y diferente. No me gusta decir que es “el último”. Vivió una vida intensa, linda, nos dio su magia, nos dio todo. Se va glorioso, permaneciendo a través del tiempo. Hay que valorarlo, mucho, pero no hay que poner títulos a quien se va. Hay que disfrutar el legado, y todo eso que, insisto, representa Carlitos Balá: la magia, el juego, la niñez, la diversión familiar, el humor.
*Actriz y ex conductora infantil.