Perfil (Sabado)

El mito de la promesa a la Virgen de Tilcara que se volvió una maldición

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Después de Sudáfrica 2010, Batista y Brown volvieron a Tilcara por su cuenta “No prometimos nada. Esto es culpa de un vivo de ahí”, asegura Oscar Ruggeri

Editorial Sudestada va a lanzar este mes el libro ‘Operativo Tilcara 86’, escrito por el periodista Juan Ignacio Provéndola, que reconstruy­e los diez días que el plantel de la Selección pasó en Tilcara antes de la consagraci­ón en el Mundial de México. En este anticipo, el autor se sumerge en un mito: los jugadores no le cumplieron a la Virgen de Copacabana la promesa de volver, y ese sería el motivo por el cual Argentina no volvió a levantar una Copa del Mundo.

Aunque la Quebrada de Humahuaca puede jactarse de sus carnavales como principale­s hechos sociales, Tilcara guarda para sí otro evento anual que también convoca a miles de personas: la procesión en Semana Santa con la Virgen de Copacabana a cuestas hacia el santuario de Abra de Punta Corral, quince kilómetros arriba de los cerros, rozando los cuatro mil metros de altura. Se trata de una ferviente devoción compartida con los pueblos de Maimará, Tumbaya y Tunalito. Y que Carlos Bilardo y su plantel quizá conocieron aquel verano de 1986: durante el tiempo que estuvieron en la villa veraniega, la Virgen se encontró donde casi siempre, en su gruta de la iglesia Nuestra Señora del Rosario, frente a la plaza Sargento Antonino Peloc. A tan solo quinientos metros del Hotel de Turismo.

Para muchos, relacionar a Tilcara con la Selección del 86 conecta exclusivam­ente con “la historia de la Virgen”. Todo se resume a una promesa y su maldición, epíteto que ofende a los locales: “La Virgen no maldice”, aclaran. Pero sigue dando vueltas alrededor del lugar un asunto que no termina de cerrarse. Con el paso del tiempo, los relatos y las superstici­ones, la cuestión escaló alturas insospecha­das, hasta acabar en una especie de conjuro que explica la desdicha de Argentina en los mundiales posteriore­s al de México: el incumplimi­ento del regreso jurado a Nuestra Señora de Copacabana.

Fuera de versiones, conjeturas y todo el anecdotari­o construido alrededor, el único registro palpable que existe sobre esta historia es un artículo del diario

El Pregón del miércoles 15 de enero de 1986. Es un registro de lo que había hecho toda la comitiva de la Selección el martes, un día antes de abandonar Tilcara. En la crónica se sabe que el plantel cumplió una serie de compromiso­s protocolar­es. Uno de ellos fue un intercambi­o de objetos con el municipio local (¿dónde estarán hoy?). Y otro, la asistencia junto con autoridade­s locales a una misa del Enero Tilcareño en la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, el lugar donde se encuentra la gruta que alberga a la Virgen de Copacabana.

De este último episodio no sobrevive más que una mención a la pasada en la nota, sin más detalle. Ni siquiera hubo una foto. Y, mucho menos, declaració­n alguna acerca de la ceremonia religiosa. ¿Fue aquel el momento en el que alguien, quizás, pidió algo? ¿Cómo saberlo?

Cinco meses después, Argentina ganó el Mundial del 86, y todo aquello quedó rápidament­e en el olvido. Incluso la experienci­a completa de Tilcara. Durante mucho tiempo nadie recordó esos diez días en la altura jujeña. Ni, mucho menos, el supuesto pedido no recompensa­do.

“La verdad es que no prometimos nada. Solo ir a Luján, cosa que hicimos. Pero no a Tilcara. Eso es culpa de un vivo de ahí que, en el medio de una fiesta, nos metió a nosotros en eso de tener que volver porque habíamos dicho o hecho tal cosa. Además: ¿cuál sería el problema de regresar? Lo que no me gusta es que digan cosas que no son”, protestó Oscar Ruggeri. En la misma línea, Sergio Batista afirma: “Todo eso es mentira. Si yo hago una promesa, la cumplo. Igual que los muchachos. Ese fue alguien que se pasó de vivo y quiso darle algo al pueblo, poniéndono­s a nosotros como culpables. Pueden joder todo lo que quieran, pero la Virgen sabe que eso no es real, así que nosotros estamos tranquilos”. Esta historia alrededor de la Selección y Tilcara comenzó a rescatarse recién veinte años después de que se produjo. Así lo muestran las distintas diligencia­s que Julio Grondona hizo en 2006, antes del mundial de Alemania. Primero envió una réplica de la Copa del Mundo con una placa que reza: “El fútbol argentino a la Virgen de Copacabana del Abra, en eterno agradecimi­ento a la bendición que respaldó a la Selección argentina para coronarse campeón mundial de México 1986”. El obsequio es exhibido desde ese entonces en la iglesia Nuestra Señora de Rosario.

En 2010, previo al Mundial de Sudáfrica, una página web juntó miles de firmas para impelerles a los campeones del 86 su retorno a Tilcara. Un año más tarde regresaría­n solo Batista y Brown, por su cuenta, a ofrendarle a la Virgen una camiseta de la Selección.

La épica de Brasil 2014 con la esperada cantidad de argentinos en las tribunas dejó por un momento las superstici­ones de lado, aunque la derrota en la final volvió a agitar fantasmas. Antes de Rusia 2018, ya era noticia una bandera que circulaba por los partidos previos de la Selección. Tenía los colores de Argentina y la siguiente leyenda: “Campeones del 86, cumplan su promesa y vuelvan a Tilcara”. ■

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ILUSTRACIÓ­N: JUAN SALATINO

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