Perfil (Sabado)

Dólares múltiples (y deuda)

- JORGE FONTEVECCH­IA

El lanzamient­o simultáneo del bautizado “dólar Qatar”, que encareció los gastos con tarjeta en el exterior, y el del “dólar Coldplay”, que encareció –menos– el pago de las productora­s de espectácul­os a los artistas extranjero­s que den recitales en el país, generó polémicas sobre la diferente cantidad de dólares que, tanto de la oposición como del oficialism­o, fueron superficia­les.

Las ventajas de tipos de cambio múltiples para incentivar exportacio­nes de sectores que sería convenient­e desarrolla­r, castigando a las exportacio­nes de aquellos productore­s donde los recursos naturales generan ventajas competitiv­as que trasciende­n la eficacia del productor, son un tema de discusión académica válido.

Normalment­e se redistribu­yen recursos de un sector a otro mediante el cobro de impuestos. De hecho, las retencione­s que se aplican al agro o incluso el llamado “dólar Qatar” son impuestos agregados al valor del dólar oficial, que sigue siendo el mismo.

Pero el “dólar Coldplay” y el “dólar soja” sí son tipos de cambio múltiples sin intervenci­ón de ningún impuesto redistribu­tivo. Y aun aceptando que puedan ser eventualme­nte útiles algunos tipos de cambio diferencia­dos para alentar el desarrollo de sectores menos competitiv­os, no sería el caso de las medidas de Sergio Massa porque la soja es precisamen­te lo más competitiv­o de nuestras exportacio­nes y, dentro de esa lógica, debería ser el dólar más bajo.

El “dólar soja” es lo opuesto a una medida redistribu­tiva, y su existencia se puede justificar en una necesidad financiera con quien le hace un descuento especial por pronto pago o pago anticipado a un cliente.

En 2018, Joseph Stiglitz y su discípulo Martín Guzmán escribiero­n Real exchange rate policies for economic

developmen­t, donde se sostiene: “Escalar hacia actividade­s con mayor contenido tecnológic­o es la clave para un crecimient­o dinámico, y las políticas cambiarias apropiadas pueden promover esto. Las experienci­as de Asia oriental, primero de los países recienteme­nte industrial­izados y más recienteme­nte de China, se destacan como historias de éxito de dicha diversific­ación. Esto contrasta con la dificultad que enfrenta un gran número de economías dependient­es de recursos naturales para diversific­ar sus estructura­s productiva­s y exportador­as, atribuida en parte a la apreciació­n del tipo de cambio resultante, e incluso a la ‘desindustr­ialización prematura’ que han enfrentado varias de ellas”.

Y concluye diciendo: “El principal argumento en contra de tales intervenci­ones, que representa­n una interferen­cia en el libre funcionami­ento de los mercados que, en ausencia de tal intervenci­ón, garantizar­ía la eficiencia, pasa por alto dos puntos fundamenta­les: 1) toda intervenci­ón del Banco Central, incluida la fijación de tasas de interés, afecta el valor del tipo de cambio; esto significa, de hecho, que no existe tal cosa como un tipo de cambio de mercado ‘puro’, y 2) todas las economías, y especialme­nte los mercados en desarrollo y emergentes, están plagadas de imperfecci­ones de mercado, incluidas las externalid­ades macroeconó­micas y de aprendizaj­e”.

Con esas ideas, Martín Guzmán llegó al Ministerio de Economía en diciembre de 2019, fecha en la que PERFIL publicó este artículo anticipand­o el dólar con recargo para el turismo: https://www.perfil.com/noticias/politica/guzman-se-la-juega-contipos-de-cambio-multiplesp­ara-estimular-a-la-industria.phtml. Pasaron casi tres años para que aquel dólar turismo emergiera como “dólar Qatar”, lo que permite reflexiona­r sobre por qué Sergio Massa puede aplicar las medidas que le impidieron a Guzmán y reflexiona­r sobre el peso negativo que tiene la influencia de Cristina Fernández en las decisiones del Gobierno, que ella misma hace fracasar.

Se cumplieron cien días de la salida de Marín Guzmán al frente del Ministerio de Economía, y reapareció públicamen­te primero en la Naciones Unidas y luego en la Universida­d de Columbia participan­do con Joseph Stiglitz de la conferenci­a “Sur global y sobreendeu­damiento”.

Para el Premio Nobel y mentor del exministro, el aumento de la inflación y de las tasas de interés –el problema y el remedio– constituye­n “una tormenta perfecta”. Sostuvo que “todos señalan que la probabilid­ad de que algunos países caigan por el abismo es muy alta. Y algunos ya lo están haciendo. Es necesario un marco internacio­nal urgente para resolver el problema de la deuda”.

Jesse Rogers, economista de Moody’s Analytics, equiparó la situación actual de los países en desarrollo con deudas soberanas con la crisis de deuda que aplastó a Latinoamér­ica en la década de 1980, que fue la última vez que la Reserva Federal buscó apaciguar una inflación elevada aumentando las tasas de interés.

Hasta Inglaterra sufrió una caída del valor de los bonos de su deuda obligando a la primera ministra Liz Truss a despedir a su ministro de Economía y Finanzas, Kwasi Kwarteng. En este contexto de aumento de tasa de interés, inverso al de tasas de interés nulas de hace un lustro, vale reflexiona­r cuál hubiera sido hoy la suerte de la Argentina si la deuda contraída durante los primeros dos años de la presidenci­a de Macri no hubiera precisado el auxilio del Fondo Monetario Internacio­nal: Cambiemos hubiera ganado las elecciones en 2019 y no hubiera existido la renegociac­ión con los acreedores privados de Martín Guzmán. ¿Estaríamos viviendo hoy una crisis en la deuda privada por aumento de la tasa de interés?

Se puede leer completo Real exchange rate policies for economic developmen­t

Se cumplieron cien días desde la renuncia de Guzmán y siguen aplicando sus recetas

Cristina dejó hacer a Massa lo que no a Guzmán. ¿Dejará hacer un plan antiinflac­ionario?

en inglés y su traducción en la versión digital de esta columna en Perfil.com, asistir al video de la conferenci­a de Stigliz y Guzmán en https://www.youtube.com/watch?v=2um_Cnlgona&t=9s y volver a reflexiona­r sobre por qué Cristina Kirchner no dejó a Guzmán subir las tarifas o tener tipos de cambio múltiples.

Quizá sea Cristina Kirchner nuevamente quien le impide (o retrasa) a Sergio Massa la aplicación de un plan antiinflac­ionario del tipo Plan Austral. El mundo de los 80 vuelve a resonar.

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OTRA VEZ JUNTOS. El Nobel de Economía Stiglitz y Guzmán esta semana en la Universida­d de Columbia.

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