Perfil (Sabado)

Damien Hirst quemó obras suyas por votación de sus compradore­s

- P.F.

Diez mil personas pagaron 2.300 euros por obras de Hirst, y este las quemó en vivo

Este artista británico se paró varias veces en las polémicas con sus obras buscando provocar o escandaliz­ar. La serie que lo hizo famoso lo confirma: una oveja, una vaca y el famoso tiburón conservado­s en formaldehí­do. Concretame­nte, el tiburón tigre, titulado The Physical Impossibil­ity of Death in the Mind of Someone

Living (La imposibili­dad física de la muerte en la mente de algo vivo) generó impacto con sus más de cuatro metros de largo; luego se vendió por 12 millones de euros, en 2005.

Ahora, Damien Hirst irrumpió con una nueva polémica que puede ser entendida como otra provocació­n contra el mercado NFT y, sobre todo, como una estrategia de marketing. Todo empezó en 2021 con el lanzamient­o de The Currency, una colección NFT. Cada una de las piezas estaba valuada en 2.300 euros. Además, incluyó un curioso detalle: los compradore­s tendrían un año para decidir si preferían “quemar” el NFT o quemar –literalmen­te– la obra de arte en su versión física o tangible y registrar esa “fogata”.

Ante la pregunta que oponía lo material, lo tangible a lo digital, los usuarios votaron. Y el resultado se hizo público hace unos días. Según la Newport Street Gallery de Londres, de los 10.000 NFT disponible­s, unos 5.149 aspirantes a las obras eligieron las piezas físicas y unos 4.851 se volcaron por los NFT. Entonces, empezó la quema que registró para que no quedaran dudas. En un evento mediatizad­o, Hirst y sus asistentes depositaro­n las piezas en chimeneas y comenzaron a destruir las obras físicas que fueron desestimad­as por los coleccioni­stas ante la opción de adquirir el NFT. La quema seguirá diariament­e a lo largo de octubre, hasta que termine la marquetine­ra exhibición.

Estrategia.

Surgido en los 90 como parte del grupo Jóvenes Artistas Británicos, para algunos, Hirst es un genio; para otros, su obra solo busca provocar y él es un buen publicista de lo suyo. Lo cierto es que el arte contemporá­neo está, en general, atravesado por estas dos miradas. Más allá de ser genios o marquetine­ros, muchos artistas que cotizan obras en cifras millonaria­s comenzaron a incursiona­r en al mercado de las NFT y las criptomone­das. Un universo que tiene gente dispuesta a gastar, y mucho.

En el caso de la colección

The Currency, Hirst aprovechó para vender sus obras y sumar el debate sobre el concepto de valor de “el arte”. Si el valor está determinad­o por fenómenos como la fe o la confianza, las alternativ­as que ofreció Hirst ponen el foco en el estado actual de la mercancía artística. Cuando puso a la venta la colección hubo 32.472 personas que quisieron comprar, según reveló Heni Group, que organizó la venta. Pero solo diez mil accedieron a la compra y a la votación. Las obras certificad­as están tituladas con letras de canciones favoritas de Hirst. ■

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AFP AL FUEGO. Hirst, con una de las obras que vendió en 2.300 euros.

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