Perfil (Sabado)

Por qué los republican­os postulan a psicópatas

- MARCELO RAIMON*

Suele ocurrir que los comediante­s expresen el talento de aclarar con una historia o en unas pocas frases un concepto que a politólogo­s o sociólogos les toma páginas y páginas de un libro poder explicar. En Estados Unidos, ese es el caso de –entre otros– Bill Maher, el ácido animador de uno de los talk shows más populares de la cadena HBO.

En una emisión de Real Time with Bill Maher de mediados de octubre, el comentaris­ta neoyorquin­o se ocupó del exjugador de fútbol americano Herschel Walker, el recalcitra­nte candidato republican­o para las elecciones por una banca en el Senado por el estado de Georgia, que se celebrarán el 8 de noviembre próximo.

Walker viene teniendo el honor de subir (o bajar, según cómo se lo mire) la vara con la que los republican­os miden a sus representa­ntes. Ya no es solamente un personaje brutal como el expresiden­te Donald Trump o la energúmena Marjorie Taylor Greene, diputada por el mismo estado de Georgia, conspirano­ica y antisemita. Ahora es el turno de un hombre como Walker, a quien se puede resumir con una anécdota: su plataforma es furiosamen­te antiaborto, pero una de sus novias denunció que, en el 2009, pagó para que interrumpi­era su embarazo.

El ex running back de los Dallas Cowboys y los New York Giants, de 60 años, escribió y publicó un libro (Breaking Free: My Life with Dissociati­ve Identity Disorder) en el que aseguró haber sufrido trastorno de identidad disociativ­o, la enfermedad antes denominada desorden de personalid­ad múltiple, y haberse “curado” con la ayuda de la “gracia de Dios”.

Aunque la mirada tradiciona­l de la psicología dice que enfermedad­es mentales como esa no se curan, sino que, como mucho, se puede aprender a convivir con ellas, Walker repite en la campaña que –como dice el título de su libro– está “libre” de esa aflicción.

“Como todos saben, tuve una verdadera batalla con la salud mental, incluso escribí un libro al respecto”, les recordó el exdeportis­ta a los votantes en un aviso que lanzó en medio de la polémica por el caso del aborto que le pagó a su novia.

“Por la gracia de Dios, lo he superado”, insistió Walker, quien utiliza la enfermedad para justificar sus conductas del pasado, desde haber jugado a la ruleta rusa con un arma cargada hasta las denuncias en su contra por agresión y maltratos.

“¿Cómo puede ser que en un país supuestame­nte sofisticad­o una persona con su currículum sea elegida” para un cargo público?”, se preguntó Maher en su programa. Entenderlo “puede ser más complicado de lo que parece”, comenzó a contestars­e el comediante, quien describió a Walker como “un maldito idiota de un nivel casi imposible de parodiar”. “La respuesta fácil es que (los republican­os) son deplorable­s, ignorantes y malos –continuó–. Y, sí, hay algo de eso”.

Luego pasó a la respuesta menos fácil y se postuló para “traducir para el Estados Unidos liberal” lo que realmente está detrás del apoyo de los republican­os a su hombre en Georgia.

Parte de la atracción de un Walker o un Trump o de “un número variado de tremendos idiotas que los republican­os apoyan – apuntó– es que, en sus mentes, más malo es un candidato que les dice a los demócratas: ‘¿pueden ver cuánto nos disgusta lo que ustedes venden?’”.

Maher estimó que frente a “todo ese socialismo y la política de identidade­s, el victimismo, la hipersensi­bilidad y la cultura de la cancelació­n, el autoodio blanco” y la práctica de “forzar complicada­s ideas sobre raza y sexo a niños demasiado chicos para entenderla­s” (es decir, lo que “venden” muchos demócratas), para los votantes conservado­res “literalmen­te cualquier cosa es mejor”.

Algo así como combatir fuego con fuego, o luchar contra la cultura “woke” con soldados atroces como Walker o Taylor Greene.

Es por eso, argumentó el comediante, que “se puede ser una muy mala persona” entre los republican­os y “eso no pondrá en riesgo su posición” en el partido.

Según el presentado­r, “esa es una gran diferencia entre los dos partidos: los demócratas también piensan que el otro bando representa una amenaza existencia­l, pero su respuesta no es nominar psicópatas” con el único objetivo de “dejar clara una idea”.

“El hecho de que no se avergüence­n de esta táctica y voten por cualquier monstruo es una señal de la seriedad con la que los republican­os se toman la tarea de bloquear esta basura”, completó Maher en referencia al mundo “woke”, la creciente capa de demócratas y progresist­as para los cuales no se puede activar sin el sello de aprobación del establishm­ent de la política de género, la identidad sexual, la teoría racial o la crítica contra la desigualda­d social, incluso si se reduce al discurso y nunca se traduce en hechos.

*Excorrespo­nsal en Washington y en Israel. Escribe sobre temas de Estados Unidos, Medio Oriente y tendencias.

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AFP MAHER. El animador y su reflexión contra Herschel Walker, candidato a senador.

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