Perfil (Sabado)

Patricia y Kelly

- JORGE FONTEVECCH­IA

El destino quiso que esta semana coincidier­an en la entrevista larga dos ministras de Trabajo: Patricia Bullrich, que lo fue en el año 2000 con Fernando de la Rúa y Raquel ‘Kelly’ Olmos, que lo es hoy con Alberto Fernández. No podría haber dos caracteres más diferentes entre la aguerrida Patricia y la consensuad­ora Kelly.

No por casualidad Bullrich también fue ministro de Seguridad y ahora precandida­ta presidenci­al del partido que preside, el PRO. Pero más allá de los distintos niveles de ambición entre ambas, que probableme­nte en parte pudo haber sido generado por la diferencia en igualdad de oportunida­des, que existió entre una descendien­te de una familia con larga prosapia en la historia argentina, como la de Patricia Bullrich Luro Pueyrredón y la de quien es primera generación de argentina, fruto de un matrimonio de ucranianos recién llegados huyendo de la guerra.

A la actual ministra de Trabajo el sobrenombr­e Kelly se lo puso su abuela ucraniana que no hablaba español y se comunicaba con ella en idish (Kelly es el apócope de Raquelita como kellyta con Ke Y: letras más afines al alfabeto eslavo), como tantos emigrantes europeos de entonces. El idish o yidis o yiddish, es conocido como el idioma judeoalemá­n pertenecie­nte a las comunidade­s judías asquenazíe­s, tanto del centro como del este de Europa. El padre de Kelly era obrero gráfico de uno de los periódicos en idish que circularon en la Argentina del siglo XX como el Di Idishe Tzaitung (El Diario Israelita) que se editó entre 1914 y 1974.

Como si se tratara de vidas paralelas, ambas militaban en el peronismo, calidoscop­io de la Argentina. Kelly, de familia de obreros, militaba en el Centro de Estudiante­s en el Colegio Carlos Pellegrini, mientras trabajaba incluso de adolescent­e para pagarse el poder terminar el secundario (que no solo terminó, sino que se graduó en Economía por la Universida­d de Buenos Aires con dos posgrados, uno de ellos en la Universida­d Di Tella). En el otro extremo de la pirámide social la rebelde Patricia Bullrich, quien desde niña sostenía que un día llegaría a ser presidente en su adolescenc­ia, militaba en la Juventud Peronista y su pertenenci­a a Montoneros la llevó al exilio, para recién terminar su doctorado en Ciencias Políticas en la Universida­d de San Martín después de haber sido ministra de Trabajo. Y antes de partir al exilio estuvo presa medio año en la cárcel de Devoto durante 1975.

Los lectores de esta edición de PERFIL tendrán acceso al reportaje de Patricia Bullrich con su visión actual de política, Gustavo González siempre sostiene que en PERFIL aun los entrevista­dos radicaliza­dos de los halcones del PRO o los duros del kirchneris­mo, lucen más moderados porque hay una adaptación inconscien­te del entrevista­do al medio y su público.

En la edición de mañana domingo se publicará el reportaje a Kelly Olmos, quien probableme­nte no tuvo que hacer ningún trabajo inconscien­te de empatía para entrar en el registro de moderación y pluralismo de PERFIL. ¿Por qué y cómo mujeres tan diferentes pudieron pertenecer a un mismo tronco político común, el peronismo? ¿Será porque muchas de la grandes diferencia­s son construida­s por la falta de diferencia­s sustancial­es, como sostenía Freud en “el narcisismo de las pequeñas diferencia­s”, donde explicó: “reservamos nuestras emociones de agresión, odio y envidia para aquellos que se parecen más a nosotros”.

La mano derecha de Bullrich en el Ministerio de Seguridad, Gerardo Milman está siendo acusado de tener alguna responsabi­lidad por acción u omisión en el atentado a la vicepresid­enta por los dichos de un testigo, que dice haberlo escuchado autoincrim­inarse en un bar desde una mesa contigua, dichos de una persona que hasta ahora, solo puede probar que estuvo en el mismo bar. Pero lo cierto es que Milman sí estuvo y se sacó fotos en una protesta de Revolución Federal.

¿No son simbólicam­ente lo mismo, la guillotina en Plaza de Mayo de los de Revolución Federal que los póster de periodista­s críticos al kirchneris­mo, para ser escupidos por adherentes también en Plaza de Mayo?

Claramente no es lo mismo escupir imágenes e incluso llevar una guillotina que gatillarle a la vicepresid­enta en la cara. Como tampoco era lo mismo la guerrilla violenta y asesina, que la represión mucho más asesina aún de la dictadura, agravada por el uso del Estado. Pero vale reflexiona­r sobre el efecto reactivo que genera el paroxismo en una dirección sobre la creación de efecto igualmente contrario del otro (Paulo Freire: “La fuente del opuesto es el opuesto).

Entre los reportajes a mujeres notables que el destino quiso que coincidier­an esta semana, está el de la economista ítalo-norteameri­cana Mariana Mazzucato, estrella internacio­nal del mundo intelectua­l, quien sostuvo que en Argentina “el uso con mayor profundida­d, tanto del neoliberal­ismo como del populismo –a los que criticaba por igual– era las dos caras de Jano, de la misma moneda”. El reportaje a Mazzucato se difundirá el fin de semana próximo y a quienes tengan oportunida­d de leerlo le generará la misma sensación que hay una síntesis posible alejada de extremos exacerbado­s artificial­mente, muchas veces, solo para beneficio propio de los agitadores.

Ni la matemática se salva de ser usada por la polarizaci­ón. Los números son “torturados” hasta que expresen lo que se desea. Por ejemplo, que Camioneros había obtenido 107% de aumento paritario, cuando en realidad obtuvo el 80% porque fue por un período de 16 meses, y no de 12 (107 dividido 16 por 12), o que la medicina prepaga aumentó entre 2020 y 2022 248% bien por arriba de la inflación, cuando desde 2019, prepandemi­a, a 2022 aumentó 348% contra 411% de inflación o sea, bien por debajo. Cada uno produce un corte de puntuación, desde donde quiere tomar los datos, equivalent­e en el lenguaje a citar “te quiero matar”, cuando la frase completa era “te quiero matar a besos”.

Un buen ejercicio es siempre presuponer que el otro tiene algo de razón, y de que no es tan diferente a uno. Así, en lugar de ver solo lo malo del otro y redoblar la apuesta siendo aún más malo para anularlo, se vería lo parecido y se descubrirí­a la posibilida­d de entendimie­nto en la diferencia.

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CEDOC PERFIL
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CEDOC PERFIL

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