Perfil (Sabado)

Siempre vuelve

Reapareció ayer en un acto de la UOM y alimenta las intrigas dentro del FDT.

- ROBERTO GARCÍA

Afable y cordial, le dijo: “Creo que si cambiaras, si fueses menos agresiva y peleadora, serías imbatible. Tendrías mucho más que ese 30% que te aseguran las encuestas”. Esa observació­n, a la que pocos se atreven, derivó en un trastorno en el rostro de Cristina. Se disgustó con esa sugerencia de Lula cuando todavía no era candidato. Fue el inicio de una escaramuza entre ambos, nunca zanjada, más allá de que esa discordia entre el visitante y la dama no lastima la solidarida­d política que los reúne. Pero sí manifiesta una relación inferior a la que mantiene el futuro presidente de Brasil con Alberto Fernández, quien en los malos tiempos de la cárcel lo había visitado en San Pablo.

Aquel atrevimien­to de Lula, inaceptabl­e para Cleopatra –quien se ganó por alguna razón ese apelativo– ocurrió en un lejano asado en el campo del actual ministro del Interior, Wado de Pedro (y su influyente familia Ustarroz) en Mercedes. Allí se produce el mejor salame argentino, superior al de Tandil o Caroya, debido a una elemental maduración, tratamient­o y a un particular fenómeno climático. Aquella declaració­n poco apropiada segurament­e le hizo considerar entonces a Cristina que Lula era como el emblema típico de Mercedes.

Ahora ella está en conflicto con otro pronunciam­iento, el de su atrevido hijo, a quien se le ocurrió decir que Cristina no iba a ser candidata a la Casa Rosada en 2023. Volaron algunos platos antes de que otro mandadero, Axel Kicillof, saliera con un mensaje para rectificar a Máximo: lo hizo con placer –entre ellos dos no reina la mejor camaraderí­a– a decir que es apresurado y falso que la Vice no se postula. Obvio, debe sostener viva a su nutrida claque que canta “Cristina Presidenta”. Aun así, esos intereses personales son contrarios a la necesidad de conservar los fueros por los juicios en curso, garantía a lograr sólo si se presenta a la senaduría de la provincia de Buenos Aires, donde entra si gana (mayoría) o si pierde (minoría). Como ella es conservado­ra, todos creen que le gustará ser amiga del croupier y jugar seguro.

Como es ineludible mantener la tensión, Cristina programó aparicione­s y pretende firmar antes de tiempo la defunción de Alberto F, Daniel Scioli y Sergio Massa, mediante la suspensión de las PASO, quienes quedarían a merced de su dedo biónico si se aprueba el proyecto. A pesar de esa presión femenina, llegó la hora de los machos: se resiste Alberto, lo confesó De Pedro (hay que convencerl­o, sostuvo como si no fuera su ministro), también Scioli celebrando que es la primera vez en su vida que se rebela contra la viuda. Los dos se anotan por el primer cargo en el 2023. Ambos saben que su destino, en el caso de la suspensión de las internas, es volver a lamer botas según el lenguaje del extinto Fidel Castro.

Massa, más optimista, ha decidido anotarse en la posible interrupci­ón de las internas, confía en que la Vice finalmente lo designará candidato. También con ilusión prodigiosa cree que su gestión en Economía lo proveerá de votos masivos. Hasta ahora logró vivir una luna de miel con madre e hijo: los persuadió de encuadrars­e ante el FMI, sostener el acuerdo firmado y usufructua­r las licencias financiera­s que ofrece. Notable la proeza del ministro en domesticar al salvajismo contrario. Pero le aparecen otros problemas caseros: su esposa Malena se lanzó a capturar electoralm­ente el municipio de Tigre, aspiración que no parece sincroniza­r con quien la sueña como primera dama de la Republica. Tema a resolver en las sábanas del tálamo matrimonia­l.

Cristina lamentó persecucio­nes personales y conspiraci­ones empresaria­s en un acto en la UOM del viernes, alicaído sindicato que la acompaña sin preguntar. Menos se interesará ella en las compañías propias de los dirigentes, las desviacion­es como proveedore­s o la red de entendimie­ntos que mantienen con las empresas del sector. Quizás se interese por saber si es cierto que el jefe de gabinete de Rodríguez Larreta, una suerte de funcionari­o anónimo que Patricia Bullrich amenazó con romperle la cara, es nieto de aquel veterano metalúrgic­o que manejaba el sindicato y las 62 Organizaci­ones con el dedo meñique.

Con los otros olvidos pendientes, ella volverá a discurrir en otra manifestac­ión el próximo 17, no quiere desaparece­r de las pantallas, al mismo tiempo que su hijo tal vez ingrese a ese círculo mediático, dialogando inclusive con TV, radio y diarios que él considera opositores. Explicació­n: cuando además de postergar a su madre como candidata, Máximo se refería a sí mismo (y no a De Pedro, convertido en una suerte de Alberto F II) cuando dijo que la edad ideal para ser presidente ronda los 45 años. La suya, claro. A su vez, el ministro Massa también la semana venidera se podría anotar en el mismo rito mediático de propaganda visitando canales o programas no oficialist­as. Para algunos, el 2023 está más cerca que para otros. Quizás deba explicar el ministro algunos acontecimi­entos de su cartera que cierta gente no había previsto. Por ejemplo, un cambio de opinión personal con el congelamie­nto de precios, al cual Massa se negaba hace apenas 15 días y el que ha lanzado –con ingenuidad asombrosa– a partir de diciembre por 4 meses. Se equivocó en ese ejercicio como anteriores ministros. Cumple una demanda de CFK que él, en todo caso, reservaba para bien avanzado el año próximo como último terraplén a la inundación inflaciona­ria. Pero se rindió por los guarismos y lo que se anticipa. Son tantas las reservas sobre esta medida para contener la inflación que hasta Guillermo Moreno, convertido en falso adalid de las intervenci­ones, las rechaza por ineptitud técnica de quienes la determinan.

También se dio vuelta Massa con el tema de las PASO, en otra sintonía con la Vice. Y, con la excusa de preservar las reservas, no solo inventa cada dos o tres días un tipo de dólar diferente como mecanismo de devaluació­n, sino que también ha habilitado las importacio­nes de quienes disponen de dólares para hacerlo. O sea, a un valor de 300. Se supone esos importador­es competirán con otros que gozarán de una cotización a 200, distorsión que se advertirá en las estantería­s y en la que nunca ninguna empresa perderá dinero, lo hará otro. Más brasa para la inflación. Le hubiera servido a Massa controlar mejor a sus ex compañeros del Congreso que, en apenas dos horas, aprobaron el Presupuest­o con 42 incorporac­iones de mayor gasto. Incluyendo un privilegio para el gremio de Moyano por el cual sus adherentes pagan menos de impuestos cuando más ganan. Ni Jimmy Hoffa conseguía esas prebendas.

 ?? DIBUJO: PABLO TEMES ?? INALTERABL­E Cristina Fernández
DIBUJO: PABLO TEMES INALTERABL­E Cristina Fernández
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina