Una amistad que nació en el Mundial 82
“Mi casa está llena de cosas del Negro (Fontanarrosa)”, dice Serrat. “Es un amigo que no solo ha sido para mí uno de los más generosos y más buenos que hayamos podido conocer”. La amistad entre ambos surgió en Barcelona, durante el Mundial de fútbol de 1982. Serrat estaba junto a Menotti en la cancha en el partido inaugural en el que la Selección argentina perdió con Bélgica. Después del partido, Menotti lleva a Serrat a un bar donde se reunían los argentinos que, obviamente, estaban con humor por el suelo. Y en la barra estaba el rosarino. “Esa fue nuestra primera comunicación, ni muy brillante, ni muy interesante”, recuerda Serrat en la conferencia de prensa.
“El Negro deprimido era... bueno, había que tenerle mucha confianza cuando estaba así. Hablaba poco, pero muy bien y muy justo. Al año siguiente, yo viajo a Argentina y voy a Rosario y pedí ir a su casa, justo había nacido su hijo Franco. Y así nos hicimos amigos. Hoy es un recuerdo muy agridulce en el sentido de que su muerte fue muy injusta, si es que hay muertes que son justas. Y la dignidad con la que la llevó fue tan ejemplar, el camino que tuvo que recorrer fue muy duro para él y para quienes estaban a su alrededor”. Ayer en Rosario, donde hoy el cantautor catalán comienza la “etapa Argentina” de su gira de despedida de los escenarios, se homenajeó esa amistad con el bautismo de la esquina Fontanarrosa-serrat, donde está emplazado el mítico bar El Cairo. “Para mí, Fontanarrosa es el rosarino más famoso de todos los que esa ciudad ha dado. En los lugares más exóticos del mundo me he cruzado con rosarinos y todos me decían lo mismo: ‘Soy de Rosario, y soy amigo de Fontanarrosa’”.