La fiesta de las pantallas populares y sus días de playa
El único evento de clase A de Argentina comenzó su edición 37 con un saludo a Jean-luc Godard y llegan celebraciones de nombres como Ricardo Darín.
Con la proyección Sin aliento, el clásico de Jean-luc Godard, se dió por inaugurada la nueva edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, con la dirección artística de Pablo Conde y la presidencia de Fernando Juan Lima. El famoso evento regresa apostando a la misma idea que lo ha caracterizado en los últimos años: ser un festival grande, en sentido que busca albergar diferentes extremos de la actualidad del cine. Del clásico VHS (definido por su principal invitado, John Mctiernan) a la novedad de las plataformas (casi una decena de estrenos y preestrenos de grandes compañías como Disney, Star + y Netflix), desde el cine experimental de Estados Alterados al género de Hora Cero, de las competencias internacionales (con un récord en años en estrenos mundiales: siete, e incluyen a Melisa Liebenthal, Alejandro Quiroga y Francisco J Paparella, entre otros) a homenajes y focos como los dedicados a Leonardo Favio, Ricardo Darín y Cecilia Roth. Pero la idea es aglomerar y celebrar: allí hay saludos a nombres más cinéfilos y cruciales como Cine Club Núcleo, o a la directora del Museo del Cine Paula Félix Didier, o eventos recientes como el 5 Foro de Cine y Perspectiva de Género.
La búsqueda de Mar del Plata ha dejado de ser una búsqueda y se ha convertido en una realidad. Lo cierto es que en su afán de todo tenerlo, un poco lo logra (un poco otras veces se escurre: secciones de muy pocos films). Pero lo cierto es que cualquier cinéfilo con el cartón del bingo mundial en mano podrá tachar sus números: todo lo que debe ser visto está en el festival, y todo lo quizás quería ser visto (un ciclo de comedia inglesa, por ejemplo, o la permanencia de Argentina, 1985 en las salas) está ahí. Incluso la voluntad de lograr un real festival federal con una gran presencia de provincias, de instituciones de cine más allá de las tradicionales y hasta la presencia del Banco Nación a la hora de los premios. Libros que saludan a Cronenberg, que muestran cierto amor del festival por determinados clásicos, o Dolores Fonzi como presidente del jurado oficial: cada paso del festival intenta conciliar al cine con la popularidad, que suena como algo obvio pero no es algo tan fácil de lograr en estos momentos. Llega parte de la nueva encarnación de Cahiers Du Cinema, la revista que cambió alguna vez la crítica de cine y que hoy sobrevive gracias a nombres como Marcos Uzal. También se vivirá la visita de Patricia Mazuy y sus películas poco vistas aquí.
A la hora de directores con trayectoria o con creaciones que definen el panorama actual, se cuentan con nombres como Jafar Panahi, la española Carla Simón y su Alcarrás (ganadora del Festival de Berlín), la alemana Miahansen-love, Hong Sang-soo, Albert Serra, Sebastián Lelio, Bertrand Bonello, Guillermo del Toro, el francés Quentin Dupieux, y así la lista. A la hora de estrenos nacionales, entre los más esperados esta El método Tangalanga de Mateo Bendesky, la gran apuesta de Netflix por una comedia (que va de la mano con la apuesta que implica Matrimillas, que llega en diciembre).
Con motivo de los 10 años del fallecimiento de Leonardo Favio, el gran director argentino será un homenajeado de lujo. Se proyectarán films como Juan Moreira, El dependiente y Nazareno Cruz y el lobo.
En esa línea se suma un reconocimiento a su actuación en el cine a Cecilia Roth, que será de la partida del festival. Mar del Plata sigue siendo un punto de encuentro a nivel mundial, una fiesta que decide albergar un poco de todo, y que, otra vez, sale gracias a su corazón y su cintura airoso de ese ambicioso y cuidado cometido.
El evento tendrá un foco dedicado a la figura del gran Leonardo Favio.