Perfil (Sabado)

Un modelo que te excluye de un trabajo digno y te incluye en la pobreza

- MGS. ALDO ABRAM* *Economista y director de la Fundación “Libertad y Progreso”.

Hace décadas que Argentina viene construyen­do un régimen de exclusión de los argentinos de un trabajo productivo digno y de inclusión en la pobreza; pero esto se acentuó durante este siglo. Al inicio de la gestión del ex presidente Néstor Kirchner, había un sector productivo con una gran capacidad de recuperaci­ón y para aprovechar un contexto internacio­nal con fuertes aumentos en los precios de nuestras exportacio­nes. Por otro lado, una cantidad acotada de gente en la pobreza que necesitaba planes asistencia­les. Sin embargo, el Gobierno empezó cobrarle cada vez más gravámenes al sector productivo para alimentar un creciente gasto en asistencia­lismo clientelis­ta.

Así la presión tributaria fue empeorando hasta llegar a hoy, donde según el Banco Mundial, estamos en el puesto 21 entre 191 países entre los que más exprimen con impuestos a sus empresas. Habiendo 170 que prometen tratarlos mejor,

¿qué argentino o extranjero pondrá su plata acá a producir y generar empleo? Hay más de 67 mil regulacion­es con las que los funcionari­os pretenden decirles a los trabajador­es y empresario­s cómo hacer mejor sus tareas, como si eso fuera posible. ¿Vos pondrías un negocio en un lugar donde te lo va a manejar un burócrata? Ya suficiente riesgo asumís tomando las decisiones, pagando los costos de tus errores y recibiendo los beneficios de tus aciertos. Imaginate, en este contexto, alguien que tiene una empresa y podría ampliarla o una persona que esté evaluando invertir, segurament­e no lo hará y habrá menos empleo, dejando cada vez más gente sin un trabajo digno y en la pobreza.

Es más, ahora supongamos que entraste a trabajar en una fábrica y te dieron una máquina de última tecnología para que la manejes. Segurament­e producirás mucho y eso permitirá que puedas cobrar un muy buen sueldo. Sin embargo, en la medida que el contexto de negocios se degrade como comentamos anteriorme­nte, los accionista­s dejarán de invertir. Así que vos terminarás produciend­o con una máquina que envejecerá y estará “atada con alambres”; por lo que producirás y ganarás cada vez menos. Nadie puede pagarte más de lo que producís; porque la empresa quebraría y todos se quedarían sin ingresos, empresario y trabajador­es. Eso es lo que pasa en Argentina, nuestra producción de bienes y servicios por habitante tiende a bajar en el tiempo y, por ende, el conjunto de los argentinos nos empobrecem­os.

La inflación es otro factor que hace que los habitantes de la Argentina sean cada vez más pobres; pero sobre todo afecta negativame­nte mucho más a los sectores de menores ingresos. Quien tiene menos, lo poco que tiene lo tiene en moneda nacional y tiene pocas posibilida­des de protegerse del “impuesto inflaciona­rio”. Para entender por qué, imaginémon­os una conversaci­ón telefónica de nuestro Presidente con alguno de sus colegas de los países vecinos, donde la inflación suele ser de un dígito anual. Cuando lo atienden les pregunta: “¿Cómo hicieron para domesticar a sus empresario­s formadores de precios y para que los congelamie­ntos anden tan bien como para tener una inflación tan baja?” Del otro lado, educadamen­te, le explicarán que ellos no andan domestican­do empresario­s y no tienen congelamie­ntos como los argentinos. Sus

Bancos Centrales priorizan respetar a sus ciudadanos dándoles una moneda estable y confiable; lo cual implica darles la cantidad que ellos demandan para que no pierda valor o lo haga mínimament­e.

Al colgar el teléfono, el Presidente debería analizar qué es lo que ha pasado en los casi noventa años de vida del Banco Central de la República Argentina (BCRA). Notará que durante más del 70% del tiempo, en mayor o menor medida, su prioridad ha sido financiar los excesos de gasto de los gobiernos de turno. Para eso imprime un papelito que no vale nada y se lo da al Estado que aumenta su gasto. ¡Magia! Para nada, como nadie quiere ese billete porque sabe que pierde valor, pasa como cuando aumenta la producción de naranjas y no hay más demanda, su precio baja. Pero acá hablamos de nuestra moneda, en la que ahorramos, que baja su poder adquisitiv­o, del que se apropia el BCRA con el impuesto inflaciona­rio y se lo transfiere al Gobierno para que pueda gastar más. Obvio, a costa de empobrecer a los argentinos que podrán consumir menos.

Luego uno va al súper y, cuando llega a la caja, le dirán: “Eso que se quiere llevar vale lo mismo que antes y los pesos que me quiere dar valen menos, me va a tener que dar más.” Y cuando llame al gasista por el calefón escuchará: “Mi trabajo vale lo mismo que antes, pero esos pesos valen menos, me va a tener que dar más.” Eso es lo que llamamos inflación, la pérdida de poder adquisitiv­o de la moneda. Por supuesto, este tipo de gobiernos no va admitir que es así; ya que debería dejar de gastar más a costa del BCRA. Entonces, los culpables tienen que ser los avaros empresario­s formadores de precios y los especulado­res que empobrecen a la gente; así que controla sus precios y les ordena cómo deben producir. Por lo tanto, esto también lleva a menor inversión, empleo y peores sueldos.

Para que todo esto cambie, hay que implementa­r urgentemen­te las reformas estructura­les que en los últimos cincuenta años llevaron al desarrollo a esas naciones que miramos con envidia y a las que se están yendo nuestros jóvenes y emprendedo­res. Necesitamo­s una reforma del Estado para que éste nos brinde eficientem­ente los servicios que le correspond­e dar y que los podamos pagar con impuestos razonables. Además, eliminar las regulacion­es absurdas que agobian a nuestros emprendedo­res e ir a uno con las que sean absolutame­nte necesarias. Es necesaria una reforma laboral para incentivar la creación de empleo productivo; ya que en los últimos veinte años más del 50% de los argentinos han estado desemplead­os, en la informalid­ad o con un seguro de desocupaci­ón disfrazado de un inútil puesto en el Estado. La Fundación “Libertad y Progreso” elaboró propuestas para solucionar esos problemas de fondo, podés conocerlas en nuestra página de internet. (https://www.libertadyp­rogreso.org/politicas-publicas/resumende-las-principale­s-reformas-del-plande-la-fundacion-libertad-y-progreso/)

En los casi noventa años de vida, el BCRA usó el 70% de ese tiempo para financiar los excesos de gastos de los gobiernos de turno

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CEDOC PERFIL AFUERA. La presión tributaria fue empeorando y también las condicione­s sociales.
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