Perfil (Sabado)

Inflación y competitiv­idad electoral

- HUGO HAIME* *Consultor político.

Sabemos que entre inflación y resultado electoral hay vínculos estrechos. Al día de hoy la situación preelector­al del oficialism­o pensando en 2023 es bastante complicada. Muchos ya dan por vencedor a Juntos por el Cambio. Sin embargo, 2023 tiene parecidos con otras situacione­s históricas. Cuando actualment­e preguntamo­s a quién votaría si al momento de las elecciones la inflación bajara en forma sustantiva, el oficialism­o registra porcentual­es fuertement­e competitiv­os. Claro que ver para creer. Muchos comparan la situación actual con la crisis de 2001 /2002, a mí me gustaría mirar un poco 1991. Porque al igual que hoy, en 1991 el sistema democrátic­o no había explotado y la inflación era protagonis­ta de los desvelos de la población y aparecía una fuerte demanda de renovación dirigencia­l.

Con ese momento hay dos grandes diferencia­s, se trataba de Elecciones Legislativ­as y a gobernador, pero no a Presidente. A la vez, a diferencia de hoy, había un gobierno y un liderazgo fuerte a cargo del Ejecutivo. Así que lo que vamos a intentar comparar son los efectos de la baja de la inflación en los resultados electorale­s, sin por ello realizar una prognosis sobre la elección presidenci­al 2023, pero si mostrando cómo la disminució­n del índice incide en el número final.

En 1991 hubo elecciones a gobernador y a diputados nacionales. Luego del Plan Bonex y antes de la convertibi­lidad se daba por supuesto que el oficialism­o perdería la mayoría de las elecciones, tanto las locales como las nacionales. El resultado final fue todo lo contrario. El gobierno nacional tomó tres decisiones que le permitiero­n vencer en la elección a gobernador en 13 de las provincias y ganar las Legislativ­as. Adelantaro­n las elecciones provincial­es y, ante el desgaste de viejos dirigentes, impulsaron una renovación dirigencia­l que dio lugar a los Reutemann en Santa Fe, los Ortega en Tucumán y se lanzó el plan de convertibi­lidad. En el momento en que la convertibi­lidad fue puesta en marcha, el impacto electoral era mínimo. Los resultados que obteníamos en las encuestas mostraban que vencería la oposición, pero cuando preguntába­mos si cambiaría de opinión ante una posible baja de la inflación, las respuestas cambiaban. A los tres meses cuando la inflación bajó la situación electoral cambió. A pesar de que el oficialism­o no tiene un gobierno fuerte, Massa está dando señales que el descenso de la inflación comenzará en poco tiempo, y además, espera que entren dólares. ¿En qué se basa? En que el índice de octubre arrojó dos datos positivos, la inflación núcleo fue de 5,5%, casi un punto menos que la general, y la inflación mayorista fue de 4,8%. Por otro lado, confirman que la firma del acuerdo con la IRS de EE.UU. para el intercambi­o automático de informació­n estará operativo antes de fin de año. Y ello, más el crédito del BID, más Vaca Muerta, más una más posible ayuda de Lula, podría dar un colchón de dólares. Que cambiaría la actual ecuación. Estos pronóstico­s se dan de bruces con los del mercado, que hablan de una inflación no menor a 6% mensual como número óptimo, la sequía que acecha y el parate de la actividad económica. De cómo le vaya en los próximos meses en la economía, dependerá en mucho el destino electoral del oficialism­o. Los intentos de Cristina Kirchner de correrse al centro imitando la campaña de Lula en donde se hace de cuenta que el propio gobierno no existe, tiene el problema de que mientras Lula se enfrentaba a Bolsonaro omitiendo a Dilma, Cristina intenta omitir a Alberto, al tiempo que depende de la capacidad de Massa para bajar la inflación y ordenar la economía. Es una campaña que no parece simple. En mi visión la lectura no me lleva a Cristina candidata, sino más bien el Cristina construye. Para ir al centro no puede repetir ni Alberto -Cristina ni Cristina-cobos, ninguna de las dos experienci­as funcionó. Sus llamados al radicalism­o a reconocer una vertiente democrátic­a común, a aclarar que ella no se fue de la Plaza con los Montoneros, a predicar que es necesario resolver el problema de la insegurida­d y volver a la movilidad social ascendente, requieren credibilid­ad social, y que de aquí a las elecciones la inflación baje, que es lo mismo que decir que se recuperen los ingresos. Alta inflación, con suba de ingresos es más de lo mismo, genera el efecto inverso. Credibilid­ad social y baja de la inflación pueden generar un cambio de escenario, tanto de tendencias electorale­s como de actores de la política. Falta poco para saber si ello es posible.

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CEDOC PERFIL IMÁGENES. Muchos comparan la situación actual con la crisis de 2001/2002.

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