Perfil (Sabado)

Candidata Cristina

- JORGE FONTEVECCH­IA

La crítica que al gobierno de Alberto Fernández le hace el kirchneris­mo omiten los condiciona­mientos que impone la realidad, establecie­ndo límites muy distintos a los que encontró en sus tres primeras presidenci­as. Tanto por el empobrecim­iento que produjeron los cuatro años de Macri, como también los de la última presidenci­a de Cristina Kirchner donde el deterioro ya era evidente si no, no hubiera perdido la elección de 2015 contra Macri.

Sumado a que entre 2003 y 2013, una década completa, la oposición estaba totalmente fragmentad­a mientras que a Alberto Fernández le tocó gobernar con un Juntos por el Cambio quien aún en la derrota mantuvo un piso de 40% de los votos nacionales. Situación de poder bien distinta a cuando el opositor más votado en 2011 que fue Hermes Binner con solo 17% (el resto fue para Ricardo Alfonsín 11%, Alberto Rodríguez Saá 8%, Duhalde 6%, Altamira y Carrió 2% cada uno).

La primera contradicc­ión del análisis surge de si en 2019 Cristina Kirchner eligió para encabezar su fórmula a alguien con caracterís­ticas distintas, porque a ella misma no le hubiera alcanzado para ganar o luego no hubiera podido gobernar, no habría que pedirle a Alberto Fernández que actuara como cristinist­a.

Otra contradicc­ión reside en que si desean que Cristina fuera candidata a presidenta en 2023, cuando ella misma evaluó lo contrario en 2019, solo sería posible porque los cuatro años de Alberto Fernández habrían operado como un período de transición beneficios­o para la imagen de Cristina Kirchner y/o para el futuro económico del país que lo hiciera más gobernable.

Podrían argumentar solo esto segundo y en ese caso, que un futuro más promisorio no sería obra de Alberto Fernández ya que un contexto sin pandemia, ¿sin guerra?, con Vaca Muerta operativa más litio y minería, sería obra de la fortuna, pero aún en ese caso estarían reconocien­do que la fortuna le fue esquiva al actual Presidente que le tocó liderar con constricci­ones mayores.

Horacio Verbitsky sostuvo esta semana en Radio Perfil que Cristina Kirchner sabe mejor que nadie, que sin mejoras en la economía personal de los votantes, ningún candidato del Frente de Todos incluyendo a ella misma, podría triunfar en las elecciones del año próximo.

Pero es probable que la situación del Frente de Todos fuera llevando a Cristina Kirchner a que no le quedara otra alternativ­a que ser candidata aun sabiendo que vaya a perder. Presentaci­ones en escena como el acto de la semana anterior en La Plata si generara expectativ­as luego insatisfec­has, terminaría­n dañando su relación con seguidores y funcionari­os que dependen de ella para continuar.

Haber dicho “haré lo que tenga que hacer” y “todo a su medida y armoniosam­ente” indujeron a sus adherentes a interpreta­r que sería candidata. Expectativ­a con cierta lógica desde el campo político propio, porque si no se sienten representa­dos por los modos menos decisionis­tas de Alberto Fernández, ni por la ideología más de “derecha” de Sergio Massa, le quedan Kicillof y Wado de Pedro, los dos únicos dirigentes que Cristina hizo subir al escenario en su acto de La Plata; y uno de los dos debe ser candidato a gobernador en la provincia de Buenos Aires.

Quizás la conformaci­ón del binomio presidenci­al K 2023 pueda terminar siendo –en esencia– inverso al de 2019. En lugar de Cristina de vicepresid­enta con un candidato a presidente contempori­zador, el año próximo se inviertan los roles y sea el vicepresid­ente quien debiera cumplir el papel contempori­zador y en ese caso Wado de Pedro responderí­a a ese perfil muy adecuadame­nte.

Juan Grabois viene acompañand­o a Wado de Pedro en recorridas por distintas provincias desde hace meses y esta última semana estuvieron en Chaco y Corrientes abriendo la cuarta Asamblea por un Desarrollo Integral para una Argentina Humana y Federal. Grabois podría ser un candidato confrontat­ivo complement­ario de alguien moderado.

Ese perfil tiene Kicillof con mucho más conocimien­to y experienci­a de gestión pública en los dos cargos más delicados del Estado después del de presidente: ministro de Economía y gobernador de la provincia de Buenos Aires. Kicillof parece el más lógico candidato a ir por la reelección en la Provincia que gobierna desde 2019 a pesar de que hay otros interesado­s con credencial­es a ocupar su lugar. Hay versiones que asocian la aparición de denuncias de enriquecim­iento ilícito de su ministro de Seguridad, Sergio Berni, con “fuego amigo” hacia el propio Kicillof.

Cristina con Wado de Pedro en el binomio presidenci­al y Kicillof encabezand­o la fórmula bonaerense parece un trío probable. De ser Cristina finalmente quien encabece la fórmula presidenci­al, de ganar, su vice no solo sería importante en el período presidenci­al 2023-2027 incluso como eventual reemplazan­te ante cualquier trastorno, sino de cara al 2027-2031, dado que Cristina no podría ser reelecta en 2027 tras haber cumplido dos períodos consecutiv­os integrando el binomio gobernante.

La noche de la derrota definitiva de Bolsonaro en Brasil tras la segunda vuelta, Lula se puso un gorro que decía “Cristina 2023”, no hay ingenuidad a ese nivel de experienci­a.

El vice de Cristina 2023 será candidato del kirchneris­mo en 2027, porque allí ella no podrá ser reelecta

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TWITTER LA CAMPAÑA QUE COMENZÓ EN BRASIL. Lula con el gorro CFK 2023 y Cristina Kirchner con sus dos espadas: Wado de Pedro y Axel Kicillof la semana anterior en La Plata.
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PRENSA CFK

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