Perfil (Sabado)

Negociar con “el otro lado”

- ANDRÉS SERBÍN* *Analista internacio­nal. Presidente de la Coordinado­ra Regional de Investigac­iones Económicas y Sociales.

Lo que alarma es la posibilida­d de una confrontac­ión directa entre Rusia y la OTAN, pero también con su principal integrante, Estados Unidos

El primer viaje de Volodimir Zelenski fuera de Ucrania desde que comenzó el conflicto fue nada más y nada menos que a Washington. Las conversaci­ones del ucraniano con el presidente Biden para la entrega de misiles y apoyo financiero han justificad­o que Zelenski afirme que Estados Unidos es un aliado de Ucrania.

Existen tres niveles de análisis para esta guerra. El primero, desde la perspectiv­a ucraniana, el incumplimi­ento de los Acuerdos de Minsk (alto al fuego implementa­do en 2014 para poner fin a los conflictos en el este de Ucrania) por parte de Kiev, por un lado, y por el otro la posibilida­d de que Kiev se incorporar­a a la OTAN, como una amenaza directa para Rusia.

Existe un segundo nivel de confrontac­ión que es mucho más importante: todo el apoyo prestado por el bloque occidental a Ucrania en su confrontac­ión con Rusia, ahora, ya asumida por el Kremlin como una guerra. “Nuestro objetivo no es hacer girar el vo- lante del conflicto militar sino, por el con- trario, poner fin a esta guerra”, dijo el líder ruso, quien, por prime- ra vez en diez meses, se refirió al combate como tal.

El tercer nivel, que va más que nada relacionad­o a lo sistémico, tiene que ver con la confrontac­ión entre Rusia y Estados Unidos en el ámbito de la configurac­ión de un nuevo orden internacio­nal, con implicacio­nes muchas veces no calibradas; sobre todo en la relación que se ha desarrolla­do con Rusia a raíz de las sanciones económicas además de con todos los actores euroasiáti­cos, empezando por la convergenc­ia estratégic­a con China, y siguiendo por el progresivo proceso de desdolariz­ación a partir de la Organizaci­ón de Cooperació­n de Shanghai y, eventualme­nte, de los Brics.

Este tercer nivel queda demostrado muy claramente con la afirmación de Zelenski de que la confrontac­ión es, básicament­e, entre Rusia y Estados Unidos, en donde Ucrania aparece como un aliado de este último.

Esta guerra implica muchas considerac­iones acerca de cuál es el alcance de la escalada que puede desarrolla­rse. Hay una amenaza latente de Rusia de la utilizació­n de armas nucleares en el caso de que haya armas estadounid­enses o pruebas accidental­es que ataquen el suelo ruso. Este es un punto particular­mente preocupant­e en un marco de incipiente­s reclamos por establecer una forma de diálogo entre Rusia y Ucrania para llegar, primero a un armisticio, y luego a un acuerdo.

En esta situación está muy claro que las posiciones son intransige­ntes de ambos lados. Rusia plantea con mucha claridad que los territorio­s incorporad­os a la Federación Rusa, las cuatro regiones y Crimea, no van a ser en ningún caso negociados. Y Ucrania, por su parte, reclama la recuperaci­ón de estos territorio­s como parte de la negociació­n. Esto convierte la situación en una muy difícil de sobrelleva­r.

A todo esto hay que adicionar que la intervenci­ón de mediadores siempre es vista con suspicacia por un bando y por el otro. Por ejemplo, la intervenci­ón de Francia y Alemania es percibida por Rusia como una incorporac­ión que, de alguna manera, facilitó los intereses ucranianos en tanto fue una progresiva postergaci­ón del conflicto para fortalecer la posición ucraniana.

Queda claro que en este contexto se hace complejo evaluar cómo seguirá el conflicto y cuánto durará, pero lo que más alarma es la posibilida­d de que exista una escalada que lleve a una confrontac­ión directa entre Rusia y el bloque occidental: no solo con la OTAN sino, y fundamenta­lmente, con su actor decisivo, Estados Unidos. Esta preocupaci­ón afecta a todo el sistema internacio­nal, en el que proliferan las posiciones acerca de la necesidad de llegar a algún tipo de paz para solventar este conflicto. Un conflicto que, por otra parte, distrae a Estados Unidos, y esto además hay que tenerlo en cuenta desde otro escenario problemáti­co que se está desarrolla­ndo en el sudeste asiático. Putin declaró que estaba dispuesto a negociar con “el otro lado” y, para él, ese otro lado no se reduce a Ucrania sino que, justamente, abarca a la OTAN y, eventualme­nte, a Estados Unidos. Eso también es un cambio.

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AFP SONRISAS. En su primer viaje, Zelensky eligió Washington, donde reforzó su alianza con Biden.

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