Perfil (Sabado)

De Qatar a Cumelén

Pese a la crisis y el hartazgo social, proliferan las candidatur­as en el FDT y JXC, por motivos distintos.

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Al documental que acaba de estrenar la hija de Paul Mccartney sobre los estudios de Abbey Road le falta integrar la imagen de otros “fabulosos cuatro” que se encontraro­n en Mar del Plata y que lograron llamar la atención por la puesta en escena. Muchos se agarran de la famosa frase de Dalí –“Que hablen bien o mal; lo importante es que hablen de mí”– sin medir consecuenc­ias (aclaremos: Dalí no era consultor político). Por eso Perón decía que “se vuelve de todos lados, menos del ridículo”. Mucho más en un clima de opinión social mayoritari­amente crítico de la dirigencia política y con un acentuado pesimismo como no se veía desde la crisis de 2001/2. Los silbidos e increpacio­nes de la semana a Alberto y a su “ex amigo” Horacio forman parte del termómetro.

Todo el ruido que genera la política la salva que estamos teniendo una temporada estival particular­mente exitosa, quizá porque la propia sociedad quiere olvidarse del 95% de inflación anual –como nunca en tres décadas– y de otros indicadore­s que amargarían al más optimista del planeta.

Por lo pronto la lista de presidenci­ables se va ensanchand­o a medida que pasa el tiempo cuando teóricamen­te se debería achicar, ya que no hay espacio para todos. Pues no solo hay inflación de precios, sino también de candidatur­as. El beato “Juan XXIII” tuvo su afichada y por las dudas se sumó el “Che” Grabois, dos personajes que carecen de conocimien­to o de imagen positiva, o de ambas cosas. Ninguno de los dos tiene a priori ninguna posibilida­d de mostrarse como competitiv­os, sobre todo porque no encarnan ningún ideal mayoritari­o de la sociedad argentina. Por si esto fuera poco, Scioli avisa que se anima si hace falta.

En esa línea de nuevos prospectos finalmente salieron a la cancha Schiaretti y Urtubey para ocupar el lugar del centro moderado que ya intentaron captar Massa en 2015 y Lavagna en 2019. Como lo hemos analizado en otras oportunida­des, “la ancha avenida del medio” es un lugar en donde muchos votantes se sienten cómodos, oh casualidad, los que terminan por definir las votaciones en la Argentina. Los que le dieron el triunfo final a Macri y luego huyeron a los brazos de Alberto.

Dicha avenida es una realidad sociológic­a hace ya unos diez años, pero que cuesta convertirl­a en un capital político que permita hacerse del premio mayor. Por lo tanto, hay mercado, pero construir la oferta no es tan sencillo. El más exitoso fue el hombre de Tigre. A otros se les hizo muy cuesta arriba.

Respecto a por qué se lanzan al ruedo personajes sin posibilida­des como Manzur y Grabois, quizá se debería escuchar las reflexione­s del filósofo contemporá­neo Pablo Moyano, cuando dijo que “hoy el peronismo es un cambalache”, mientras se queja de la falta de conducción nacional y bonaerense.

Si se computan los sueños de reelección del desdibujad­o Presidente, los “balazos” entre Zabaleta y La Cámpora, el pase de facturas interno de Capitanich, la resistenci­a de la CGT a apoyar el juicio político a la Corte Suprema, y “el plomero del Titanic” explicándo­le a Washington que dicho conflicto institucio­nal sería

“una jodita para Tinelli”, es difícil desmentir al nuevo Discépolo de la política argentina.

Cuando en un espacio político proliferan los aspirantes pueden pasar tres cosas:

1. El triunfo está garantizad­o y por lo tanto todo el mundo va a cabecear al área.

2. Algún cerebro está desordenan­do las cosas a propósito para sus propios fines (Perón decía que a veces “hay que quilombifi­car un poco”).

3. La falta de conducción hace que todo sea un caos.

En este caso oscila entre las situacione­s 2 y 3, pero sin duda está marcando las limitacion­es que tiene hoy la propia CFK para que el Frente de Todos, aún con viento en contra, pueda sacarle algún jugo a la debilidad.

Del otro lado. En la vereda de enfrente, las cosas no están mucho mejores, solo que todo el mundo cree estar en la situación 1: la victoria vendrá sí o sí. Lo que parece no existir es la proliferac­ión de candidatur­as presidenci­ales. Quizá eso se deba a que el oficialism­o se empeña en ofrecerles temas en donde les es fácil ponerse de acuerdo y mostrarse más unidos (parece que Alberto en su afán por el derecho olvidó leer a Sun Tzú, que indica que siempre se debe dividir al enemigo).

Hubo algunas perlas que en el fragor de la batalla se pasaron por alto, pero que pueden ser muy sustancial­es. Primera, Cornejo dijo que no puede volver a ocurrir que un futuro gobierno de Cambiemos sea solo de un partido, sino que debe ser de coalición. Segunda, en el encuentro de los equipos económicos de los mencionado­s “fabulosos cuatro” se concluyó que este año no explotará una bomba y que el próximo gobierno recibirá las cosas igual que como están ahora, ni mejor, ni peor. Tercera, el periodista Jorge Liotti en su columna del pasado domingo 8 en La Nación afirma que el ministro D´alessandro le mintió tres veces a su jefe, especuland­o de ese modo con que será difícil que el hombre retorne de su licencia (si esto es así, el alcalde podrá decir que el subalterno actuó por las suyas, sin que eso lo involucre).

La cuarta merece un párrafo aparte y es la visita del emir de Qatar al “jeque” de Cumelén. ¿Acaso se hicieron amigos mirando partidos del Mundial? Más parece que es porque el ex presidente se detuvo a elogiar públicamen­te algunos aspectos del “modelo de desarrollo qatarí” (como que no hay sindicatos). Sin embargo, algunos creen que se decidió una apuesta del todopodero­so hombre del Golfo Pérsico por una eventual candidatur­a del ex presidente. En la práctica se habla de generosos fondos que empalidece­rían la inversión que hace “el pelado” en promociona­rse. Ver para creer. El problema sería que los amigos del norte no ven con buenos ojos semejante aporte. Alguien muy curioso intelectua­lmente aludía en estos días que Cumelén en mapuche significa “que es bueno”, pero que también es un término neerlandés (sin acento) que en español se traduce como “acumulando”. A partir de la visita del emir, Les Luthiers diría “qué curiosa coincidenc­ia”. *Consultor político. Ex presidente de Asacop.

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EL ALFOMBRA MAGICO Mauricio Macri DIBUJO: PABLO TEMES
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CARLOS FARA*

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