Perfil (Sabado)

Viandas de campaña

- DANIEL LINK

La relación intimísima entre capitalism­o y guerra forma parte de los libros de historia para la primaria. La mayoría de las invencione­s que han modificado nuestra vida cotidiana fueron producidas para la guerra. Una ración de combate es una comida empaquetad­a para ser fácilmente consumida por las tropas en el campo de batalla. No toda campaña es bélica y, de hecho, aquí nos referiremo­s a las viandas de campaña electoral, que involucra un grado de conflicto, la portación de armas y un resultado incierto, pero que no llega a convertirs­e en guerra, porque los contrincan­tes lo único que pretenden es quedarse con el mejor pedazo de la torta (razón por la cual ha sido excluida de las raciones regulares).

Más allá de su uso específico, las viandas de campaña (bélica, electoral) pueden usarse en caso de desastres, a los que la imaginació­n argentina tiende fatalmente. De ahí que convenga detenerse en ellas, en este verano a punto de combustión espontánea. Propongo acá una vianda de campaña que ha sido presentada para su certificac­ión por parte de la USDA FDA Fssc22000 y HACC, que incluye en su elaboració­n restos del entusiasmo mundialist­a, aportante de energía de extraordin­aria calidad y de fecha de expiración muy remota. A partir de ese ingredient­e básico, cualquier cosa sabrá bien. Y si no, no importa, porque como las viandas son transporta­das por el sindicato de camioneros, al que no le guste se la tendrá que comer igual.

A esos restos de entusiasmo mundialist­a se agrega una ración de salpicón de Shakira en su justo punto (muy bien calculado: ligerament­e empoderado en el centro y con resentimie­ntos frescos), bombas de Papa peronista, supremas de corte, perspectiv­a de género indefinido, facturas vencidas y un exquisito paté de campaña elaborado a partir de carne de ganso, cuya receta dejo para más adelante.

El plato estrella de esta ración fue especialme­nte preparado para la campaña electoral 2023: guiso de lentejas deshidrata­do, porque sabido es que por un plato de lentejas se venden progenitur­as, pero también leyes futuras, sobreseimi­entos judiciales, regímenes de promoción industrial, jubilacion­es de privilegio, membresías a clubes de altísimo perfil.

Las viandas vienen con calentador químico, de modo que se abre el sobre de lentejas, se introducen versículos deshilacha­dos de Papa (sin el cual no hay campaña que funcione, como se demostró en 2019), algunos trozos de zanahoria (convengamo­s que todo equipo de campaña tiene más de uno o una), sal marina en abundancia (preferente­mente de la playa Bristol, donde hay gran afluencia de cancillere­s) y agua hasta el nivel marcado en el sobre. Se coloca dentro de la bolsa térmica y se espera el efecto químico.

Se sirve de inmediato o se guarda para futuros intercambi­os. Como complement­o de la vianda se incluyen, en este caso, para ganarse simpatías entre el electorado, abundantes raciones de carne podrida (delicia para connoisseu­rs decadentes), envuelta con papeles de promesas incumplibl­es y atadas con hilos de mentiras.

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