Perfil (Sabado)

Salman Rushdie, el monstruo para los islamitas, está vivo y sigue publicando

- OMAR GENOVESE

Luego del atentado sufrido en agosto del año pasado, y luego de que las únicas informacio­nes sobre su estado de salud proviniera­n de su agente literario, Andrew Wylie, finalmente, hace pocos días, Salman Rushdie reapareció en su cuenta de Twitter mostrándos­e tal cual es, con heridas visibles y la falta de un ojo, que oculta con unos anteojos ahumados con un vidrio solo. Su reaparició­n no es casual: acaba de publicarse, en primicia mundial, su última novela.

El pasado lunes se publicó una extensa nota en la revista The New Yorker, firmada por David Remnick, con el título “El desafío de Salman Rushdie”. El martes, la cuenta de Twitter del escritor publicó una foto del mismo, primera aparición desde el apuñalamie­nto que sufriera en agosto de 2022. El jueves pasado, en un evento online organizado por la editorial Penguin Random House, Margaret Atwood y Neil Gaiman disertaron sobre la nueva novela de Salman Rushdie, Victory City (Ciudad Victoria).

El monstruo, para los fanáticos religiosos islamitas, está de regreso. No indemne, pero sí activo al punto que su futuro con la escritura resulta una incógnita en la medida que pueda recuperar la movilidad de una de sus manos y, lo peor, superar el trauma psicológic­o que sufre. En esa foto luce un lente oscuro sobre el ojo derecho, a modo de parche, ocultando la pérdida del mismo, y evidentes heridas ya cicatrizad­as en el cuello.

Lo real es que Rushdie permanece oculto. Según Remnick, durante su recuperaci­ón se sometió a la televisión basura, siendo la Copa del Mundo de fútbol un páramo: “Se mostró emocionado por el avance de los marroquíes y las actuacione­s sobrenatur­ales del francés Kylian Mbappé y del argentino Lionel Messi, y se conmovió por el apoyo mostrado por los jugadores a las protestas en Irán, que espera puedan ser un ‘punto de inflexión’ para el régimen en Teherán”. Tampoco intentó esforzarse en la escritura, pero sí para publicar Ciudad Victoria, que había terminado al momento del atentado.

La condena a muerte del difunto ayatola Khomeini fue mucho más allá desde 1989. El traductor al japonés de Los versos satánicos, Hitoshi Igarashi, fue apuñalado y murió. Ettore Capriolo, el traductor al italiano, también fue apuñalado, pero sobrevivió. Al editor noruego del libro, William Nygaard, lo tirotearon y salvó su vida de milagro. Y la Academia Sueca, la del Nobel de Literatura, se negó a emitir una declaració­n en apoyo de Rushdie; un silencio cómplice, incluso penoso, tanto como la mayoría de sus premiados.

Ciudad Victoria es el decimosext­o libro publicado por Rushdie desde la fatwa. En él una niña, Pampa Kampana, es poseída por la diosa Parvati, que le encomienda dar a las mujeres el mismo lugar que los hombres en un mundo patriarcal. Los editores califican al libro como fábula feminista, de amor, de aventura y mito, testimonio del poder de la narración por sobre la voluntad humana. Pero esto es apenas síntesis de intrincada­s referencia­s.

Pampa compone un poema, creando y narrando simultánea­mente la accidentad­a historia de Vijayanaga­r, imperio del sur de la India, que aparece mencionado en A Wounded Civilizati­on (1976) de V.S. Naipaul, quien reflexiona sobre la reducción de Vijayanaga­r a un desierto no lejos de la próspera ciudad de Bangalore. Destruida por los musulmanes hace quinientos años fue, a los ojos de éste, símbolo de la herida mortal infligida a la India por el islam. En oposición a tal visión, Rushdie evoca un universo de fantasía cuya fuerza proviene de la unión de las grandes religiones de la India, “fluyendo unas en otras como los ríos Ganges y Yamuna”.

Para el crítico Tanjil Rashid, del Financial Times, “Las palabras son las únicas vencedoras, proclama la novela en el final. Esta fe infantil en la trascenden­cia de la palabra impregna Ciudad Victoria y es, curiosamen­te, similar a la noción de un texto sagrado, que desafió con gran costo personal en Los versos satánicos. Los súperpoder­es narrativos de Pampa provienen de la divina Parvati, y la novela retoma todo el tropo de la narración como una vocación sagrada, intrínseca a las epopeyas indias, cuyos autores, por tradición, eran dioses.” ■

 ?? CEDOC PERFIL ?? RUSHDIE. La foto que el escritor publicó en su cuenta de Twitter el martes pasado, donde se pueden apreciar las secuelas del accidente que sufrió en agosto de 2022. Abajo, los presentado­res de su nuevo libro, Ciudad Victoria, Neil Gaiman y Margaret Atwood.
CEDOC PERFIL RUSHDIE. La foto que el escritor publicó en su cuenta de Twitter el martes pasado, donde se pueden apreciar las secuelas del accidente que sufrió en agosto de 2022. Abajo, los presentado­res de su nuevo libro, Ciudad Victoria, Neil Gaiman y Margaret Atwood.
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