Perfil (Sabado)

Provincias ricas, Nación pobre

- MANUEL FERNÁNDEZ* *Economista de Empiria Consultore­s.

Mientras las provincias presentan su mayor superávit primario desde 2004, la dinámica fiscal nacional mantiene un déficit primario más permanente que transitori­o del orden del 3% del PBI. Las provincias llevan dieciocho trimestres consecutiv­os con superávit primario y siete con resultado financiero positivo.

Superávit provincial récord. Las provincias en conjunto muestran una posición fiscal sólida: en el tercer trimestre de 2022 el resultado financiero consolidad­o alcanzó el 0,6% del PBI (últimos 12 meses) y el primario, que excluye intereses de deuda, fue del 1% del PBI (el mayor desde 2004). No se trata de un dato aislado: son dieciocho trimestres consecutiv­os con superávit primario y siete con resultado financiero positivo. En contraste, la dinámica fiscal a nivel nacional revirtió la trayectori­a al equilibrio que había mostrado entre 2015 y 2019 y, después de la pandemia, consolidó un déficit primario más permanente que transitori­o del orden del 3% del PBI.

El resultado no es casual dados los incentivos en la toma de decisiones públicas: más allá del gobierno de turno, el Congreso se encuentra dominado por visiones provincial­es que parecen sostener la idea de un país unitario para recaudar, pero federal para gastar. Así, los incentivos se alinean para hacer populismo tributario (otorgando subsidios o exenciones impositiva­s, por ejemplo) e incrementa­r gastos (total recauda otro). No es coincidenc­ia que el “ajuste” que naturalmen­te sucede al “desajuste” suela recaer sobre los gastos nacionales y no sobre los provincial­es. De hecho, entre el segundo trimestre de 2022 y el cuarto de 2019 (plena pandemia), las provincias en su conjunto recibieron, en promedio, 0,3% del PBI extra de ingresos discrecion­ales de la Nación por año. Así, en el tercer trimestre de 2022, los ingresos totales crecieron por encima de los gastos totales (+4,1% real vs. +0,7% real) respecto del mismo trimestre de 2021. El resultado primario provincial alcanzó casi el 10% de los ingresos totales y el resultado financiero fue de 8,1%.

Presión impositiva al alza. Los datos de recaudació­n provincial muestran una creciente presión impositiva a nivel provincial: en septiembre de 2022 creció por decimoctav­a vez consecutiv­a en términos interanual­es, volviendo a niveles de principios de 2019 tras el golpe de la pandemia, aunque todavía 8,8% real por debajo de su máximo de 2018.

La composició­n empeora. El alza de la recaudació­n se sustenta principalm­ente en el incremento de impuestos distorsivo­s (Ingresos Brutos y Sellos) que ya representa­n el 80% de lo que recaudan las provincias. En tanto, los impuestos patrimonia­les (inmobiliar­io y automotor), más progresivo­s pero también más visibles, pierden participac­ión en el total (representa­n apenas el 10% de lo recaudado).

Detrás de la recuperaci­ón de los ingresos propios están no solo los altos niveles de actividad pospandemi­a sino también la suspensión de las bajas de alícuotas previstas sobre impuestos distorsivo­s en el Consenso Fiscal 2017. Si las administra­ciones provincial­es aplicaran los recursos excedentes a reducir la presión tributaria local a fin de captar inversione­s generadora­s de empleo, el círculo podría volverse virtuoso. Por el contrario, respondien­do a incentivos de corto plazo, suelen destinarlo­s a más empleo público con resultado electoral inmediato.

No todas las provincias son iguales. Sin embargo, las provincias no exhiben un comportami­ento homogéneo. De las 24, 18 jurisdicci­ones aumentaron gastos por debajo del ritmo de incremento de sus ingresos durante el tercer trimestre de 2022; el resto, por encima (destacándo­se Tierra del Fuego, San Luis y Neuquén).

En los 12 meses que precediero­n a septiembre de 2022, las jurisdicci­ones de mejor performanc­e fiscal fueron CABA, Jujuy, Mendoza y Córdoba con superávits primarios de más de 10 puntos de sus ingresos. Las de peor desempeño, por su parte, fueron San Luis –única provincia con déficit primario y, paradójica­mente, junto con La Pampa una de las dos provincias que no adhirieron al Consenso Fiscal de 2017–, Tierra del Fuego, Buenos Aires y Santa Fe. Estas tres últimas con superávits primarios que no excedieron los 2,5 puntos de sus ingresos.

Más allá de la dinámica más coyuntural de gastos e ingresos, las provincias muestran gran heterogene­idad en cuestiones fiscales estructura­les. Principalm­ente, en la procedenci­a de sus ingresos (grado de correspond­encia fiscal) y en la composició­n de sus gastos (corrientes vs. de capital).

Con datos al tercer trimestre de 2022, CABA aparece como la jurisdicci­ón con mayor proporción de ingresos propios. Esta es una caracterís­tica propia del distrito que se vio profundiza­da con la quita de Coparticip­ación de fines de 2020. Por el contrario, Santiago del Estero depende en un 79% de sus ingresos de las transferen­cias nacionales. Provincias como La Rioja o Formosa, si bien recaudan poco (7% y 6% de sus ingresos totales) no tienen una dependenci­a tan grande de ingresos tributario­s de origen nacional porque tienen grandes ingresos en concepto de regalías.

Por el lado de los gastos, si bien las provincias destinan, en promedio, el 83% (excluyendo seguridad social) de su gasto a gasto corriente y solo un 15% a inversión, el comportami­ento también es muy disímil entre provincias. Santa Cruz es la provincia que mayor proporción de su gasto (96%) destina a erogacione­s corrientes (gasto en personal, en bienes y servicios y otros). En contraste, San Luis destina solo el 61% a gastos corrientes y 39% a gasto de capital.

Reflexione­s finales. Hacia delante, será necesario repensar la relación Naciónprov­incias y sus responsabi­lidades y funciones. Ello no solo con vistas a mejorar las cuentas fiscales (importante para la estabilida­d macroeconó­mica), sino también con el objetivo de proveer bienes públicos de calidad a los ciudadanos de las distintas jurisdicci­ones, rol básico del Estado. La experienci­a reciente nos demuestra que avanzar en esta dirección es posible: es a partir de la entrada en vigencia del Consenso Fiscal 2017 que las provincias comenzaron a transitar el camino al superávit primario récord que observamos hoy. Sin embargo, esa experienci­a es perfectibl­e, Nación cedió recursos propios (la retención del 15% de los fondos coparticip­ables con destino a la Anses, fallo de la Corte mediante) y comprometi­ó a las provincias a reducir su presión tributaria mediante topes y rebajas en impuestos distorsivo­s. A más de cinco años de su firma, los ingresos provincial­es se han visto robustecid­os a expensas de una caída de los recursos de Nación y las rebajas impositiva­s acordadas han sido suspendida­s o revertidas. Cualquiera sea la forma que adopte un nuevo arreglo Nación-provincias deberá requerir esfuerzos equiparabl­es de ambas partes de forma que el superávit de una no signifique el déficit de la otra y contemplar mecanismos de enforcemen­t que garanticen su efectivo cumplimien­to.

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CEDOC PERFIL COPARTICIP­ACIÓN. La eterna discusión sobre cómo repartir los recursos fiscales.
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