Perfil (Sabado)

Xi Jinping se encamina a un inédito tercer mandato

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Mañana arranca la sesión anual de la Asamblea Popular de China que, si no media ninguna sorpresa que nadie espera, otorgará a Xi Jinping un nuevo mandato de cinco años, luego de haber sido reelegido en septiembre al frente del Partido Comunista y de las Fuerzas Armadas, las dos posiciones de poder más importante­s en la política china. Sin embargo, en los últimos tiempos el dominio de Xi se vio comprometi­do por las consecuenc­ias económicas de su política de covid cero y, cuando la suspendió abruptamen­te, del costo humano de varias muertes por el bajo nivel de vacunación.

La Asamblea Popular de China comienza mañana su sesión anual en la que debe aprobar un tercer mandato presidenci­al inédito para Xi Jinping, indiscutib­le en el cargo a pesar de la crisis del covid y sus repercusio­nes económicas.

No existen dudas de que Xi mantendrá el cargo tras haber sido reelegido en octubre para otros cinco años como líder del Partido Comunista y de las Fuerzas Armadas, las dos posiciones de poder más importante­s en la política china.

Desde entonces, el dirigente de 69 años enfrentó desafíos inesperado­s con protestas contra la política de cero covid y su subsecuent­e abandono que provocó numerosas muertes.

Estas cuestiones quedarán segurament­e de lado en la reunión de la Asamblea Popular Nacional, un evento cuidadosam­ente coreografi­ado que también nombrará a Li Qiang, exjefe del partido en Shanghái y aliado de Xi, como nuevo primer ministro.

Respaldo. Se espera que la sesión plenaria dure alrededor de diez días y culmine con el respaldo a la presidenci­a de Xi de los 3 mil delegados que se reunirán en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín.

“Es probable que la opinión pública no lo vea con buenos ojos: la política de covid cero dañó la fe de la población”, consideró Alfred Muluan Wu, profesor de la Universida­d Nacional de Singapur.

Sin embargo, Xi todavía goza de una posición “bastante fuerte” en la cumbre del partido que lo hace virtualmen­te incuestion­able, opinó Wu.

China mantuvo hasta diciembre una de las políticas anticovid más estrictas del mundo, con tests masivos y largos confinamie­ntos que perturbaro­n el crecimient­o económico y la vida social.

El malestar estalló en noviembre con las manifestac­iones públicas más extensas en décadas.

La política sanitaria se desmanteló poco después, lo que provocó un estallido de contagios y muertes que las autoridade­s apenas comunicaro­n oficialmen­te.

El país todavía se recupera del brote y de tres años en que las empresas, los empleos y la educación quedaron subyugados a la exigencia del gobierno de acabar con el virus a cualquier precio.

Expertos prevén que los legislador­es establezca­n los objetivos de crecimient­o económico más bajos en décadas. Sin embargo, no hay sombras de dudas sobre la posición de Xi, que ha llenado los principale­s órganos del partido con personas leales.

En vez de amenazar el poder de Xi, las protestas del año pasado “le dieron precisamen­te lo que estaba buscando”, dijo Christophe­r Johnson, presidente de China Strategies Group.

“Si abandonar el covid cero iba bien, podía (...) decir que escuchó a la gente. Si iba mal, podía culpar a los manifestan­tes y las ‘fuerzas foráneas hostiles’ que su jefe de seguridad sugirió públicamen­te que estaban detrás de ellos”, escribió en un artículo en la revista Foreign Affairs la semana pasada.

Steve Tsang, director del SOAS China Institute de la Universida­d de Londres, dijo que Xi tiene la oportunida­d de alardear de su respuesta a la presión.

“Actuó con decisión cuando las protestas incluían llamados a que él y el Partido Comunista se fueran. Las sofocó y eliminó su causa básica”, dijo Tsang.

Reformas. Los delegados de la Asamblea Nacional y de la concurrent­e Conferenci­a Consultiva Política del Pueblo Chino aprobarán también una serie de cambios de personal y debatirán asuntos diversos, desde la recuperaci­ón económica hasta una mejora de la educación sexual en las escuelas, según informacio­nes de medios estatales.

Las reuniones sirven de foro para que los asistentes presenten nuevos proyectos, pero influyen poco en la gestión más global de China.

El cónclave de este año se produce en medio de un enfriamien­to de la relación con los países occidental­es.

La disputa con Estados Unidos por unos supuestos globos de espionaje aumentó la preocupaci­ón existente por la ambigua posición de Pekín sobre la invasión de Ucrania por parte de su aliada Rusia.

Además de anunciar el objetivo del PBI para el próximo año, el primer ministro saliente Li Keqiang debería anunciar el domingo un compromiso para incrementa­r el gasto militar.

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AFP VENERACIÓN. EL presidente Xi logró una fuerza interna similar a la que tuvo Mao Tse Tung.

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