Perfil (Sabado)

Independie­nte no pudo con Barracas y Stillitano se quedó casi sin crédito

- R.P.

Independie­nte no gana ni cuando lo merece. Ayer arrancó el partido con una situación inmejorabl­e: un gol a los treinta segundos. Pero tres minutos después el local se lo empató y después el Rojo sufrió la expulsión de Barreto y, a pesar de que generó situacione­s, terminó padeciendo la falta de definición. Otra fecha para el olvido.

Independie­nte es un tobogán de emociones. Pasa del entusiasmo al corchazo en cuestión de minutos. El arranque del partido de ayer que al final empató 1-1 ante Barracas Central es un síntoma de esta ciclotimia. En una jugada inesperada para propios y extraños, el Rojo convirtió a los 30 segundos de partido. Insólito. Un equipo que tiene como caracterís­tica la falta de gol, la mete desde el arranque. ¡Qué mejor! La banda de Stillitano, que necesita encarar un partido con tranquilid­ad, la encuentra a los pocos segundos. Tal vez sea la tarde de Independie­nte, después de todo.

Tres minutos pasaron, sólo tres minutos y Barracas Central lo empató. El sueño fue efímero. El resultado a favor que relaja las tensiones duró un suspiro. No hay caso: este Independie­nte está destinado a sufrir.

Como si fuera poco, en el primer tiempo expulsaron a Barreto por una infracción a Centurión. Roja directa para el marcador central. Uno menos para Stillitano.

Así y todo, Independie­nte no se resignó. Con las limitacion­es que mostró en las primeras seis fechas, fue a buscar un triunfo que le es esquivo. Pero claro, a este equipo todo le cuesta.

Se lo perdieron Cauterucci­o, Barcia, Matías Giménez, Ostachuk, y así pasaron los minutos. Aquel comienzo que pronostica­ba un partidazo derivó en uno de esos tantos encuentros que no dejan más que otra frustració­n. El mayor recuerdo de aquellos que se animaron a ir al estadio de Barracas Central serán los 40 grados de sensación térmica que no pudieron calmar ni los camiones hidrantes.

A la pobre campaña que protagoniz­a en este torneo, Independie­nte le suma estos empates intrascend­entes. Tal vez lo positivo del partido de ayer fueron los intentos por buscar el arco de Barracas, una serie de llegadas que no supieron revolver ni definir. Pero fue todo. Siguió repitiendo errores defensivos imperdonab­les y falta de contundenc­ia rriba. El Rojo terminó con tres juveniles en ataque: Rodrigo Márquez, Santiago Hidalgo y Javier Vallejo.

Ahora es tiempo de barajar y dar de nuevo. La Sube de Stillitano quedó con saldo negativo. Los números son contundent­es: siete partidos, un triunfo, cuatro empates, dos derrotas. Y una falta de ideas que atenta con el entusiasmo.

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CEDOC PERFIL FRUSTRACIÓ­N. El Rojo lo ganaba desde los treinta segundos, pero no pudo salir de la igualdad.

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