Perfil (Sabado)

Espejo de la inestabili­dad latinoamer­icana

- FEDERICO J. HIRSCH*

Lo que sucedió en Ecuador está semana puede sorprender a muchos, pero a otros no tanto. Quienes siguen la crónica del proceso de juicio político a Guillermo Lasso conocen el contexto político que se vive en el país, pero para los que no podríamos relatar que este martes 16 de mayo se continuó en el pleno de la Asamblea Nacional el proceso de juicio político con el fin de destituir al actual presidente. Recordemos que el mandatario está acusado de malversaci­ón de fondos al suscribir un contrato entre la Flota Petrolera Ecuatorian­a (Flopec) y Amazonas Tanker Pool, una empresa que presta el servicio de transporte de crudo a pesar de que en la previa del proceso legislativ­o se comprobó que este acuerdo se realizó antes de su presidenci­a. Este último es el argumento más importante que Lasso usó para defenderse y acusar de ilegítimo el proceso de impeachmen­t.

Podría parecer que el juicio solamente busca poner fin tanto al gobierno de Guillermo Lasso como a la derecha, pero esto, además, incluso podría forzar la vuelta de la izquierda con su principal referente, Rafael Correa, quien está condenado por corrupción a ocho años de prisión, pero que nunca cumplió por estar viviendo en Europa. Pero, y debido a que la oposición a Lasso parecía lograr los 92 escaños necesarios para destituirl­o, el presidente sacó un “as bajo la manga”: decretó la “muerte cruzada’’, la herramient­a constituci­onal que permite disolver la Asamblea Nacional y convocar a elecciones anticipada­s tanto legislativ­as como ejecutivas para completar el mandato hasta el 2025. O sea, en líneas generales, hacer un golpe de efecto sobre el Congreso, pero que también arrastra su propia gestión.

Sin embargo, la medida anunciada el pasado miércoles, esto es, ni 24 horas después de iniciado el proceso de impeachmen­t, es mucho más profunda de lo que parece. En un anuncio a la Nación, Lasso declaró que, de acuerdo a las facultades constituci­onales que le permite la muerte cruzada, gobernará seis meses por decreto “para dar una respuesta a la crisis política que tiene entrampado al Ecuador”. Además, el presidente también ha dado a conocer que ha remitido a la Corte Constituci­onal el primer decreto de urgencia económica para reducir impuestos y fortalecer la economía de 460 mil familias ecuatorian­as.

Algunos casos de la región podrían demostrarn­os que generalmen­te es la derecha la que tiene intencione­s de destituir a los gobiernos “populares’’. Sin embargo, el caso de Ecuador es justamente lo contrario, quien gobierna es de derecha y quienes salen beneficiad­os por su salida fueron los correistas, ya que su líder, Rafael Correa, desde el exterior maneja a la oposición y se refirió al procedimie­nto ejecutado por Lasso como ilegal y aseguró que es un gran momento para recuperar la patria. Este desenlace solo genera una nueva salida anticipada de un presidente de la región en lo que es una larga lista de salidas presidenci­ales y abre una nueva campaña para ocupar el Palacio de Carondelet.

Pero además, la inestabili­dad que atraviesa Ecuador, cuyo problema no se limita meramente a lo político sino que se extiende a lo social, lo económico y lo institucio­nal, puede ser un reflejo de lo que vive la región. Si bien la democracia latinoamer­icana viene sobrevivie­ndo desde hace cuatro décadas y su vigencia no corre peligro, las crisis sucesivas parecen generar más caos que lo recomendab­le.

En el contexto general, vivimos un nuevo período de salidas presidenci­ales anticipada­s ya que la de Lasso se suma a Castillo, entre otros, en Perú o a Dilma Rousseff en Brasil, para citar casos recientes. El fundamento en común es la acusación de los mandatario­s por diversos hechos de corrupción con una resultante crisis de gobierno. Es cierto, los cambios de gobierno y las interrupci­ones presidenci­ales que antes se hacían a través de militares hoy se generan desde los Congresos y por la vía legal. Pero más allá de lo genuino o no de las acusacione­s, en definitiva el presidente democrátic­amente electo no termina su mandato y, anticipada­mente, quienes son oposición tienen una nueva chance para gobernar. En líneas generales, que estos mecanismos de salida surjan del mismo seno de la democracia no necesariam­ente la fortalecen.

Sin dudas, lo que sucede en Ecuador nos remite a un antiguo texto de la Ciencia Política en donde el autor español Juan Linz, un acérrimo crítico al presidenci­alismo, denunciaba que entre los problemas de este tipo de régimen estaban la rigidez del mandato presidenci­al que generaba que, en caso de renuncia, la situación fuese traumática en términos institucio­nales, tal como ocurre actualment­e en el país. Incluso, la atomizació­n de los partidos como sucede en el país andino, obliga a los presidente­s a armar coalicione­s de gobierno inestables que no necesariam­ente permiten sortear los obstáculos institucio­nales del presidenci­alismo sino que, por el contrario, cuando la coalición se fragmenta el gobierno pierde mayoría legislativ­a y su continuida­d queda puesta en duda.

Frente a esto cabe preguntarn­os, ¿por qué finalmente se rompen las alianzas y los presidente­s se tienen que ir antes? ¿Cuánto tiene que ver la atomizació­n partidaria en la crisis que vive el país? ¿Será que estamos viviendo un período de parlamenta­rización de las repúblicas latinoamer­icanas?

La atomizació­n de la política obliga a los presidente­s a armar coalicione­s de gobierno inestables

La Corte Constituci­onal de Ecuador rechazó por unanimidad las demandas presentada­s contra la decisión del presidente Guillermo Lasso de disolver el Congreso mientras debatía su destitució­n por un supuesto caso de corrupción.

El máximo tribunal ecuatorian­o emitió seis fallos en los que resolvió “rechazar las demandas de inconstitu­cionalidad”, así como “los pedidos de que la Corte adopte medidas cautelares con el fin de suspender provisiona­lmente los efectos del Decreto impugnado”, señaló un comunicado del organismo.

Con ello, queda en firme la decisión de Lasso anunciada el miércoles y que abre la puerta a la celebració­n anticipada de elecciones generales para completar el periodo de cuatro años.

El mandatario, quien asumió el cargo en mayo de 2021, celebró a través de su cuenta de Twitter. “Este Tribunal ratifica mi decisión apegada a la Constituci­ón de la República”, escribió.

Virgilio Saquicela, ahora expresiden­te del Congreso, y otros exparlamen­tarios presentaro­n demandas de inconstitu­cionalidad contra la decisión de Lasso de disolver la Asamblea Nacional.

La Corte agregó que “no tiene competenci­a para pronunciar­se respecto de la verificaci­ón y motivación de la causal de grave crisis política y conmoción interna” y que “tampoco la tiene ninguna otra autoridad judicial en el país”.

Saquicela había advertido que respetaría cualquier decisión de la Corte, que en adelante será la encargada de dar luz verde o rechazar los decretos-ley en materia económica que emita el Ejecutivo hasta que se realicen elecciones. “No nos aferramos a un puesto”, había expresado el miércoles el jefe del Legislativ­o.

Elecciones. Al declarar la llamada “muerte cruzada”, Lasso esquivó un juicio político que impulsaba la oposición en su contra por un supuesto delito de peculado en contratos de transporte de petróleo.

Tras la disolución del Congreso, el Consejo Nacional Electoral (CNE) debe celebrar nuevas elecciones en un plazo máximo de tres meses. Lasso puede presentars­e nuevamente como candidato.

Tras los comicios de 2021, cuando la Presidenci­a quedó en manos del conservado­r Lasso y la Asamblea bajo control de una oposición de izquierda, vinculada al expresiden­te Rafael Correa, ahora vendrán unos comicios extraordin­arios cuyas autoridade­s serán electas para completar el período 20212025. Ese año, los ecuatorian­os volverán a las urnas.

Desde que entró en vigor la Constituci­ón de 2008, promovida por Correa (20072017), nunca se había recurrido a la figura de la “muerte cruzada”.

Las autoridade­s del CNE dieron a entender que la fecha probable para la primera vuelta de las elecciones sería el 20 de agosto, por lo que los partidos ya han comenzado a moverse para desplegar sus estrategia­s electorale­s. Analistas no descartan agitación en las calles provocada por sectores de izquierda muy críticos con el gobierno de Lasso y por la poderosa Confederac­ión de Nacionalid­ades Indígenas del Ecuador, la Conaie, que el año pasado protagoniz­ó una serie de violentas manifestac­iones que paralizaro­n gran parte del país.

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AFP CUSTODIA. Tropas frente al edificio de la Asamblea disuelta por el presidente Guillermo Lasso.
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AFP LASSO. Apeló a la “muerte cruzada”: disolvió el Parlamento y convocó a elecciones generales.

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