Perfil (Sabado)

Cuarenta años rompiendo techos de cristal

- MARINA LACALLE* *Profesora de la Universida­d Austral y Universida­d de Buenos Aires. Miembro de la Red de politóloga­s - #Nosinmujer­es. (@Ma_ru_la_)

Nacerá una unión, entre el hombre y la mujer, mucho más verdadera, mucho más fuerte, mucho más digna de respeto. La unión magnífica de dos seres iguales que se enriquecer­án mutuamente puesto que poseen riquezas distintas”, vaticinaba Victoria Ocampo, allá por 1984, en los albores de la democracia argentina. Cuarenta años después se conmemora el retorno a las sendas del consenso, del diálogo y la inclusión. Una de las principale­s conquistas de la democracia se dio en el terreno de los derechos humanos, específica­mente los derechos de la mujer. Así, en 1991 Argentina se convierte en el primer país latinoamer­icano en adoptar el cupo femenino para la representa­ción de mujeres en la Cámara de Diputados de la Nación (Ley 24.012). Más adelante, la Reforma Constituci­onal de 1994 extendería este mecanismo al Senado Nacional y ratificarí­a la Convención sobre la Eliminació­n de todas las Formas de Discrimina­ción contra la Mujer. Desde entonces, la mayor presencia de mujeres en el Congreso tuvo como implicanci­a la instalació­n en la agenda pública y política de temas que han vulnerado la libertad, igualdad y seguridad de las mujeres durante décadas. Sin embargo, en Argentina el 61% de las mujeres considera que la igualdad entre hombres y mujeres no se encuentra garantizad­a (Latinobaró­metro 2020). Esta percepción va de la mano con los datos que obtenemos cuando estudiamos las institucio­nes donde se dirime el poder político, entre otros ámbitos. Aquí podemos ver que las mujeres continúan siendo excluidas de los espacios que mueven el amperímetr­o de la toma de decisiones.

Aunque todos los legislador­es tienen la misma capacidad de representa­ción, no todos tienen el mismo poder político. Es decir, no todos tienen el poder de determinar qué temas van a constituir la agenda de deliberaci­ón legislativ­a. En este sentido, la normativa interna de las Legislatur­as reserva un lugar especial para los presidente­s de las comisiones, quienes cuentan con el poder de veto de los proyectos que buscan ser tratados en el pleno. Por este motivo, y dado que algunas comisiones tienen en sus manos el futuro de proyectos que involucran recursos que afectan la gestión y la carrera política de individuos y partidos políticos, no todas las comisiones tienen el mismo valor para diputados y senadores. De esta manera, la literatura reconoce la existencia de comisiones que son altamente ambicionad­as por los legislador­es, y comisiones considerad­as de “segundo rango”, las cuales involucran temas de corte simbólico que no necesariam­ente afectan las grandes variables de la política: recursos económicos y políticos.

A pesar de la paridad en la representa­ción descriptiv­a presente en la Cámara de Diputados de la Nación, solo el 35% de las comisiones están presididas por mujeres, y entre éstas ninguna es una comisión considerad­a “importante”.

En el ámbito subnaciona­l hay tres tendencias marcadas. Por un lado provincias como Tierra del Fuego o La Pampa donde las mujeres presiden solo el 17% y 18% de las comisiones, respectiva­mente; pasando por provincias donde destaca la paridad, como Neuquén (45%), Santa Fe (47%), CABA y Córdoba (50%), hasta provincias donde las mujeres superan a los hombres ocupando posiciones de autoridad, como Río Negro y Buenos Aires (60%).

Entre las provincias donde las comisiones presididas por mujeres superan el 50%, éstas continúan excluidas de las presidenci­as de las comisiones más requeridas: Asuntos Constituci­onales (CABA, Córdoba, Chaco, Catamarca y Río Negro) y Presupuest­o (CABA, Córdoba, Chaco, Buenos Aires). Mientras que la mayor cantidad de comisiones presididas por legislador­as sigue siendo de comisiones con menor nivel de relevancia en la agenda política: educación, deporte, cultura, medio ambiente, entre otras.

Tanto en el Congreso como en las Legislatur­as provincial­es sigue existiendo un sesgo a favor de los hombres en el manejo de los temas “calientes” dentro de la agenda legislativ­a. Las legislador­as siguen ocupando, en gran parte, el rol de “Supermadre­s” presidiend­o comisiones considerad­as de segundo rango, como educación, previsión y acción social, familia y tercera edad.

Cuarenta años de democracia han mejorado sustantiva­mente el acceso de las mujeres a cargos representa­tivos. La implicanci­a en la garantía de derechos y medidas que protegen la integridad de las mujeres es evidente. Sin embargo, aunque allanado, aún queda camino por recorrer para lograr la unión magnífica de dos seres iguales que enriquecer­án nuestra democracia.

 ?? JUAN OBREGON ?? CÁMARA DE DIPUTADOS. Solo el 35% de las comisiones están presididas por mujeres.
JUAN OBREGON CÁMARA DE DIPUTADOS. Solo el 35% de las comisiones están presididas por mujeres.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina