Sergio Chinaski lleva el psicoanálisis del diván a la radio, podcast y teatro
El psicoanálisis no tiene temas propios, vive de covers, e inventa nuevas formas de tratarlos
Mauricio y José Abadi, Eva Giberti, María Luisa Lerer y Gabriel Rolón son algunos de los psicólogos que divulgaron la importancia del psicoanálisis en medios de difusión masiva. En esa senda se ubica Javier Chinaski, psicólogo rosarino que tiene espacios en dos radios de su provincia, un podcast y un espectáculo de teatro donde hace honor a ese saber que tiene a Freud y Lacan como referentes. Y hace unos días hizo pie en Buenos Aires con “su diván” en lo de Elizabeth Vernaci.
“Mi relación con el psicoanálisis empezó siendo una donde las fantasías tienen un papel preponderante”, dice en diálogo con PERFIL Javier Pérez, más conocido como Javier Chinaski. Este psicólogo se se apellida así –artísticamente– en honor a Henry “Hank” Chinaski, personaje con elementos de álter ego que el escritor Charles Bukowski puso a deambular en sus autoficciones. “Pablo Zenón, amigo que me introdujo en Bukowski, empezó a decirme así. Y a mí me gustaba porque me había encariñado con el personaje. Pero a la vez no entendía muy bien por qué. Con el tema de los nombres siempre sucede lo mismo porque, por más propios que sean, siempre son impropios: los pone otro o tienen alguna relación con otro”, explica. “Chinaski me había parecido un personaje miserable, no tenía amigos, y eso ya era suficiente para considerarlo poco noble. Sí me entusiasmaba su espíritu rebelde, insurgente, exigente, incluso hasta en las cosas más pequeñas de la vida”.
Su irrupción atomizada en los medios despertó interés de manera progresiva. La relación que tiene con el conocimiento, alimentada a base de una dieta que incluye lectura, docencia y práctica en su consultorio, creció bastante este último año. Su podcast El consultorio del Doctor Chinaski, grabado en vivo en Portadas, programa radial de Francisco Giunípero en M90radio, es uno de los más escuchados del país, y su Consultorio radial –en la radio online Planeta Cabezón– genera recortes que se viralizan en las redes sociales. También tiene un programa en la radio de la Universidad de Rosario junto a Los Bardos titulado Bardo en la radio; con ellos hace también un espectáculo.
Hace poco, Javier Chinaski empezó a participar en La Negra pop, el programa de Elizabeth Vernaci en Pop Radio, 101.5. “Participar en el programa fue un regalo de la vida, un premio de esos de verdad y al mismo tiempo un incentivo”, dice Chinaski. “La escucho y la admiro de toda la vida; y para mí, poder hacer radio unos minutos con ella es como conversar con Freud tomando un whisky, o jugar con Maradona”.
—Hablando de íconos… ¿tenés un cuadro de Evita en tu consultorio?
—Sí, es una de mis “diablos de la guarda”. Ahora están Gardel, Maradona, Charly García, Luca Prodan, Sandro, Goyeneche, Troilo… Es algo así como mi “satanario”. No se recomienda que un psicoanalista exhiba sus identificaciones más allá de las obvias, porque puede espantar a los clientes. A mí no me parece que encuadrar mis ideales pueda tener una injerencia negativa en los análisis que llevo adelante. Al contrario, me parece un gesto de honestidad. Una vez uno me preguntó si la foto de Evita me filtraba gente y en chiste respondí: “Sí, está para eso”.
—En Argentina parece haber una relación de confianza con el psicoanálisis. ¿A qué creés que se debe?
—Gabriel Rolón dice que nuestro país se fue haciendo de inmigrantes que huyeron del hambre, la tristeza y la muerte y que en Argentina se encontraron en conventillos. Siguiendo con la ficción, los imagina reunidos en patios, sin más remedio que ponerse a hablar de sus miserias, sus penas y sus amores. Y él considera que de ahí viene el gusto de nuestro pueblo por
conversar de nuestros temas importantes. Una versión menos romántica de esa hipótesis podría ser que nuestro pueblo es “chamuyero”, le gusta detenerse a conversar.
—¿Enseñar y divulgar son actividades vinculadas?
—Freud sugería que parte del trabajo del psicoanalista era informar a la comunidad en qué consiste nuestro trabajo, de tal manera que el pueblo pueda contar con la posibilidad de acercarse a esa experiencia. A su vez, los psicoanalistas tenemos la necesidad de salir a hablar de nuestro trabajo. El psicoanalista y escritor Germán García decía, en chiste, que los humanos tenemos una naturaleza chismosa, y creo que algo de eso nos sucede a los psicoanalistas, tenemos la necesidad de contar qué es lo que sucede en ese espacio discreto de conversación.
—Además, tenés pacientes.
—Sí, y por dos razones: para “parar la olla” y porque las conversaciones con los analizantes me apasionan. Las verdaderas, esas donde la conversación misma empieza a hablar, y logramos que se digan cosas que ni vos ni yo podíamos decir cada uno por su lado. Es hermoso ver cómo alguien puede mejorar su relación con la vida y con el deseo a partir de lo que Jacques Lacan llamaba “el bien decir”: decir bien lo que nos hace mal y aún mejor lo que nos funciona.
—¿A todos nos perturba lo mismo?
—Sí, y también nos fascina lo mismo. Los griegos hablaban de los mismos temas que se hablan en cualquier consultorio psicoanalítico: el amor, la amistad, la democracia, la república… Es por eso que el psicoanálisis no tiene temas propios; sus grandes temas son el amor, la tristeza, la soledad… Incluso los sueños no los inventó Freud. Si bien a él le interesaban sus propios sueños, fue recién cuando sus analizantes se pusieron a hablar de lo que soñaban, que los sueños se convirtieron en un tema de interés para el psicoanálisis. El psicoanálisis vive de covers, no tiene temas propios. sí inventa una nueva forma de tratarlos. ■