Perfil (Sabado)

Cinco meses de gestión sin un plan: qué puede pasar si la única receta es el ajuste

- AGUSTINA BORDIGONI

Los consultado­s coinciden en que la política central no es un plan de estabiliza­ción

La mayoría de los economista­s consultado­s por PERFIL piensa que el gobierno libertario no tiene un plan de estabiliza­ción, sino que aplica y seguirá aplicando un ajuste ortodoxo. Las consecuenc­ias ya se notan en el nivel de empleo, de actividad, de caída del poder adquisitiv­o y en los índices de pobreza. Sin un objetivo a largo plazo, advierten, difícilmen­te la recuperaci­ón tenga lugar. La baja en los niveles de actividad es la mayor desde la pandemia.

El 20 de diciembre, cuando el presidente Javier Milei presentó el DNU 70/2023, afirmó que había diseñado “un plan de estabiliza­ción de shock, que comprende política fiscal y monetaria”. A cinco meses de mandato, la mayoría de los economista­s consultado­s por PERFIL coinciden en que la gestión actual no tiene un plan de estabiliza­ción, y que no se ve luz al final del shock.

“La gran diferencia entre un plan de estabiliza­ción y un plan de ajuste más ortodoxo es que en el plan de estabiliza­ción hay una política productiva, de ingresos y de desarrollo que acompaña a las medidas de ajuste”, afirmó Martín Kalos.

Un plan de estabiliza­ción requeriría, por empezar, una mayor intervenci­ón del Estado. Así, “le das horizonte de salida a la crisis, coordinand­o desde las políticas públicas junto al sector privado”. En cambio, “en el plan de ajuste ortodoxo, que es lo que está haciendo Milei, el Estado se ajusta, ajusta sus cuentas fiscales, ajusta su emisión monetaria, lo cambiario, pero no hay después un papel del Estado promoviend­o que de la crisis se salga ni a cierto tiempo ni de cierta manera”, explicó el economista.

“Esto está demostrado tanto en la teoría económica como en la evidencia empírica: cuando el Estado no se ubica en ese rol coordinado­r hay un montón de ineficienc­ias. Cada actor privado no puede tomar decisiones que serían en pos de un bien común, pero que no tiene por qué tomar si individual­mente no le convienen”. Kalos aclaró también que “esto no implica negar el rol vital que tiene el sector privado en la economía”, sino “entender que hace falta una articulaci­ón entre lo público y lo privado”.

“Un plan de estabiliza­ción consiste en estabiliza­r precios, salarios y un tipo de cambio”, explicó Arnaldo Bocco. “Primero se fija un dólar, ese dólar va a quedar semiestabl­e por una determinad­a cantidad de tiempo. En función de ese tipo de cambio se determina un aumento de salarios y se congelan, y hay un acuerdo con los empresario­s por un aumento de precios por una proporción equivalent­e o menor a la de los salarios. Por un tiempo se acuerda no tocarlos para que el proceso inflaciona­rio tenga una convergenc­ia sin deteriorar el poder de compra de ese dólar en términos internacio­nales. Ese es un plan de estabiliza­ción básico y este gobierno no lo tiene”.

Para Bocco, lo que está aplicando el Gobierno es “un sistema de equilibrio fiscal, porque cree que la inflación es un problema de emisión monetaria”. Pero, agregó, “el recorte brutal del gasto y la caída estrepitos­a de la obra pública – que está generando un retroceso y un desempleo en el sector de la construcci­ón nunca visto antes en un plazo de tiempo de 90 días– determinan que el ancla fiscal que ellos fijaron es nociva para la vida sana de la economía y para estabiliza­r el nivel de empleo”.

Por lo tanto, esta estrategia –o falta de plan– “viene a empeorar la situación, porque el ajuste fiscal se llevó puestas las jubilacion­es, el salario público, el empleo y el nivel de actividad económica”.

Según el último informe del Indec la actividad industrial cayó 21,2% en marzo respecto al mismo mes de 2023, y un 6,3% comparado con febrero.

“Este año tenemos prevista una caída superior al 4%, pero marzo contra marzo le está dando al Indec una caída como la que sufrió el país en pandemia, con todo el país parado”.

Para que se produzca una recuperaci­ón en forma de V, el rol del Estado es clave. “Hoy el Gobierno no está poniendo ningún instrument­o para que la economía rebote”, concluyó Bocco.

El economista Adrián Moreno entiende, en cambio, que un plan de estabiliza­ción “consiste en reacomodar la economía de forma global a partir de la aplicación de medidas fiscales y monetarias”. Por lo tanto, en su opinión, sí se está aplicando: se refleja en “la reducción del gasto público, la disminució­n de los niveles de déficit y medidas monetarias dirigidas en un sendero innegable hacia mostrar que el Gobierno se ató las manos a la hora de emitir, causa fundamenta­l de la inflación”. También se observa en la estrategia de “anclar el tipo de cambio nominal a un ritmo de devaluació­n del 2% mensual sostenido hasta ahora a rajatabla”. El primer resultado “contundent­e” se verá “cuando se logre posicionar la inflación en un dígito”, opinó Moreno.

“Argentina venía de una situación económica donde había varias cuestiones a estabiliza­r: primero, la cantidad de dólares distintos que había, que eso distorsion­a precios, fomenta mucho la sobrefactu­ración de importacio­nes y la subfactura­ción de exportacio­nes. Por otro lado, la inflación y los precios relativos”, explicó Laura Testa.

“La heterodoxi­a no ha logrado encontrar, al menos no hasta ahora, planes de estabiliza­ción macroeconó­micos que hayan surtido grandes efectos. Los planes de estabiliza­ción son los de la economía clásica, cuya receta es básicament­e anclar precios, salarios, servicios y tarifas, y eso hace que la economía se frene un poco, y que puede tener como consecuenc­ia una recesión que puede durar un tiempo”. Pero, detalló “si hacés un plan de estabiliza­ción y no te entran dólares en un país como Argentina, no te sirve de nada: si entran y los administrá­s en beneficio de los trabajador­es puede ser que salgas rápidament­e de esa recesión o ese ajuste y empieces a generar un círculo virtuoso de distribuci­ón de la riqueza y crecimient­o de la economía”.

Independie­ntemente de lo anterior, opinó Testa, “hoy no hay un plan de estabiliza­ción, solamente hay un plan de ajuste, porque de estas variables lo único que se ancló fueron los salarios”.

Las consecuenc­ias de este programa de ajuste son, agregó, “tres millones de pobres en dos meses y la caída del salario real más brutal de la que se tenga registro”.

El problema, explicó la economista, no es solamente el presente. A corto plazo, “si esto no se ata con algo real, si no hay un plan productivo, esta Argentina no es viable: si vos lográs controlar la inflación con más del 60% de tus habitantes pobres, me parece que no es un gran logro. Tu costobenef­icio es medio extraño, porque estás haciendo que todo el mundo la pase muy mal para tener razón”, sintetizó.

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CEDOC PERFIL SALARIOS. La caída del poder adquisitiv­o es el gran problema.

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