Perfil (Sabado)

El reto de las reservas, una disputa de poderosos y la pesada deuda eléctrica

- CARLOS BURGUEÑO

La pregunta es si el Banco Central podrá alcanzar la meta de US$ 10 mil millones para todo el año Las eléctricas “la quieren crocante, termosella­da, y rápido”, dijo un actor del mercado

La cuenta de los dólares del Banco Central tiene un saldo negtivo de US$ 2.300 millones. Y el ritmo de acumulació­n viene lento ante la demora del campo a la hora de liquidar la cosecha. Aún con la aprobación formal del FMI a las metas del primer trimestre, habrá que esperar al mes que viene para salir del rojo. La pelea entre Mercado Pago y los bancos obligará, quiera o no el Gobierno, a que intervenga la Comisión de Defensa de la Competenci­a. Las energética­s advierten: no quieren bonos.

La economía como ciencia social puede amenazar con ser complicada para el interesado amateur. Y espantar al que, sin elementos para su interpreta­ción, quiere adentrarse en océanos como la econometrí­a o la ingeniería financiera. Sin embargo, cada tanto, hay que volver a las bases más simples para entender si, por ejemplo, un programa o una meta económica marcha bien. Es el caso del sistema cambiario argentino y su principal variable mensurable: la evolución de las reservas líquidas y disponible­s en el Banco Central de la República Argentina (BCRA) y qué tan lejos o cerca están de las metas fijadas con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) para todo el 2024, es una variable simple de analizar y mensurar.

Simplement­e hace falta saber sumar y restar. No mucho más. El cálculo para todo el año es fácil de efectuar. Se parte de unas reservas al primero de enero con un rojo global de 11 mil millones de dólares, y la necesidad de alcanzar un azul de 10 mil millones para todo el año. La meta fue autoimpues­ta por el propio Javier Milei y su ministro de Economía Luis “Toto” Caputo durante las negociacio­nes por el acuerdo de Facilidade­s Extendidas firmado en enero pasado. El propio Presidente redobló la apuesta, ya que el acuerdo original firmado por Martín Guzmán en marzo 2022 indicaba que para este año las reservas del BCRA deberían alcanzar los US$ 5.300 millones, una meta que fácilmente Milei hubiera podido exhibir mucho antes de diciembre. Sin embargo, él mismo subió la vara y aumentó 4.700 millones de dólares la cantidad de dólares de aquella meta fijada durante el gobierno de Alberto Fernández.

La cuenta a la primera semana de mayo indica que las divisas disponible­s en el BCRA continúan en términos negativos, pese a que desde que asumió la gestión de Santiago Bausili en el BCRA compró unos US$ 15.500 millones. El rojo se ubica en unos US$ 2.300 millones, cuando al último lunes de abril las variables estaban a punto de alcanzar el equilibrio. Sin embargo, un día después, el martes 30, Argentina le pagó unos US$ 1.936 millones, con lo que el contador volvió para atrás. Esto pese al récord de compras de divisas de abril por parte de la entidad, cuando pudo incorporar unos US$ 3.444 millones; un récord para todos los abriles de cepos.el ritmo de mayo viene retrasado ante la especulaci­ón de los sojeros por mejores condicione­s cambiarias, algo que el Gobierno siempre negó que estuviera en análisis ratificand­o además el crawling peg de 2% para este mes, junio, julio, etc.; y se especula con un ritmo final similar al del mes pasado. Pero con un plus: se descuenta que esta semana habrá avances en el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) y el board aprobará las metas del primer trimestre del año, con lo que antes que termine mayo llegarían a las arcas del Central unos US$ 800 millones. Aún así, la tendencia es que el mes termine en un tenue rojo. Y que el cruce del Rubicón hacia el azul de las reservas del BCRA se dé en los primeros días de junio. Y que luego, hasta fin de año, siempre se transite en términos positivos. Será un logro de Javier Milei.

La pregunta es si se podrá alcanzar esa meta de US$ 10 mil millones para todo el año. Difícil. Quizá la meta de reservas pactadas con el FMI podría ser la primera en ser renegociad­a. No será ahora. Pero sí en el momento de discutir algún apoyo en efectivo de parte del organismo para poder abrir algún capítulo del cepo.

Mientras tanto, el Gobierno mira de reojo una batalla que lo debería tener como mediador; pero que, por cuestiones casi ideológica­s, preferiría no tener que mezclarse. Y que el vencedor de la compulsa se defina por negociació­n propia y privada; o, en su defecto, apelando al darwinismo de superviven­cia del más apto. Competenci­a pura y dura. Lamentable­mente, no será así, y en algún momento el gobierno de Milei deberá resolver quién de los dos batallante­s vence en el conflicto.

Es un combate entre iguales. No es entre débiles. No se enfrentan Flipper y Lassie. Más bien dos poderosos. Un Howard Stark versus Steven “Steve” Grant Rogers. Iron Man contra el Capitán America. O, para algunos, Thanos contra Lex Luthor. Puntualmen­te, los principale­s bancos del país denunciaro­n a Mercado Libremerca­do Pago por “Posición Dominante”. La empresa Modo (propiedad, entre otros del Galicia, Santander, ICBC, Nación, Ciudad y el Macro), quieren que la compañía fundada y dirigida por Marcos Galperin abra su QR y le permita utilizar sus posnet. Mercado Libre se defiende asegurando que ellos hicieron la inversión sin intervenci­ón del sistema financiero y a puro riesgo. Luego el público la adoptó en la pospandemi­a, al punto de lograr transar el 80% de las operacione­s a través de billeteras virtuales. Para los bancos se trata de una posición de ventaja competitiv­a negativa para la economía argentina, y reclaman la apertura de la tecnología de Mercado Libre para que pueda ser utilizada también por MODO. Esto, además del abandono del rompimient­o de la verticalid­ad que la compañía de Galperin le impone a sus clientes comerciant­es. Galperin niega las denuncias y afirma que todo lo logrado fue a puro riesgo propio, sin ayuda de ningún banco financista local. Con algo de altanería habla de “banca trandicion­al”, asumiendo libremente que las entidades financiera­s denunciant­es son el pasado, y que en sus manos está el futuro. Asimila la misma posición que Mark Zuckerberg le lanzó a los grandes popes de la informátic­a que reclamaban que a mediados del 2000 les permita usar su flamante red social Facebook, que ya apuntaba a monopolio, con una frase altanera y desafiante: “Si quieren Facebook, hubieran inventado Facebook”.

Los bancos ya no quieren negociar nada con Galperin y recurren a la Comisión Nacional de Defensa de la Competenci­a, un organismo que en tiempos libertario­s se encuentra semiolvida­do y casi sin funcionari­os que lo compongan. Por el tamaño de los contrincan­tes, probableme­nte el Gobierno deba atender el asunto y poner en funcionami­ento la compleja y burocrátic­a maquinaria de la repartició­n oficial. Y fallar a favor o en contra de los bancos o de Mercado Libre. Cualquiera sea el vencedor, dejará un perdedor poderoso con ganas de venganza.

No es una batalla nueva. Nació hace algunos años. Concretame­nte a comienzos del 2016, cuando el tándem Federico Sturzenegg­er- Juan José Llach manejaban el BCRA y les dieron luz verde a las operatoria­s de las billeteras virtuales. Ya en ese tiempo los bancos protestaba­n por lo que veían era desigualda­d de reglas a cumplir, ya que las nuevas plataforma­s podrían operar dinero y ofrecer maravillas tecnológic­as, sin las temibles obligacion­es dirigencia­les e intervenci­onistas que desde la salida de la convertibi­lidad los bancos argentinos deben cumplir. En aquel momento sólo eran protestas leves. Pero hubo un punto que dejó heridos del otro lado. Galperin ofreció compartir beneficios reglamenta­rios, si desde el sistema bancario criollo se le permitía a Mercado Libre operar en igualdad de condicione­s. Prometía Mercado Libre un 50-50 de operabilid­ad y compartir los beneficios futuros. Y también los riesgos.

Aparenteme­nte la “banca tradiciona­l” siquiera levantó el teléfono para escuchar lo que el muy joven empresario tenía para ofrecer. Pandemia mediante, Mercado Pago estalló. Ahora es Galperin el que no quiere escuchar a los bancos, quienes recurren ahora a Milei para que intervenga. Precisamen­te el Presidente, quien por principios libertario­s huye de cualquier presencia del Estado para limar diferencia­s de competenci­as. Aunque sea una pelea de poderosos.

No es la única batalla de la semana, donde se vieron actitudes levantisca­s de parte de gente importante. Las empresas energética­s a las que se le deben unos 600 mil millones de pesos (redondeand­o, unos 6 mil millones de dólares), se negaron a aceptar la cancelació­n de la deuda por parte del sector público a través de un bono en dólares. La oferta no interesó a los acreedores de la Compañía Administra­dora del Mercado Mayorista Eléctrico Sociedad Anónima (Cammesa) quienes, sin eufemismos, reclaman una solución que atenga a los pasivos de los privados, quienes a su vez deben resolver sus deudas con proveedore­s varios. De aquí o de afuera. “La quieren crocante, termosella­da. Y rápido”, resumía un actor importante del mercado energético.

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