Perfil (Sabado)

La definición por penales, el virus del fútbol

- DAMIÁN TABAROVSKY

De la época de la pandemia, una de las cosas que aprendí (o no tanto) y que me llamó la atención es el estatuto del virus. ¿Qué es un virus? ¿Son seres vivos o no? Según la definición del diccionari­o, los virus no son seres vivos, pero poseen material genético y pueden evoluciona­r. Técnicamen­te son “poco más que códigos” que invaden células vivas para multiplica­rse, y son bastante eficaces como para considerar­se inertes. Es decir, no son seres vivos, pero al mismo tiempo poseen material genético y pueden evoluciona­r, es decir, cosas que hacen los seres vivos.

La del virus me parece una buena metáfora para pensar el lugar, cada vez mayor, que tienen los penales en las definicion­es de los campeonato­s. Los penales no pertenecen al partido. Pero son capaces de determinar el resultado del juego. Y cada vez lo hacen más. Sin ir más lejos, en Qatar Argentina ganó por penales los cuartos de final y la final. Y en la reciente Copa de la Liga, que ganó Estudiante­s (por penales la semifinal contra Boca y la final contra Vélez) de los siete partidos que se jugaron en los playoffs (cuatro de cuartos, dos de semis, una final) cuatro se definieron por penales, o sea, más de la mitad. Por supuesto, podría dar muchos ejemplos más.

El premio Nobel de literatura, el austríaco Peter Handke, tiene una novela llamada El miedo del arquero frente al penal (que fue adaptada al cine por el célebre director alemán Win Wenders) que cuenta la historia de un tal Bloch, arquero, que deja pasar la pelota entre las piernas en un penal, y luego se va caminado lentamente de la cancha. A partir de ese momento Bloch se convierte en un vagabundo y la novela toma un tono metafísico y el libro va hacia otros rumbos. Pero la figura del arquerovag­abundo no deja de ser interesant­e. Dicho de otro modo: para no volverse un vagabundo, a los arqueros se les exige hoy no solo que atajen bien durante los 90 minutos, sino que también (y tal vez sobre todo) sean atajadores de penales.

Es que atajar penales en las series definitori­as se volvió más importante que el resto. De hecho, hay arqueros del montón que son grandes atajadores de penales. ¿Era un buen arquero Goycochea? Más o menos. Pero fue clave en los cuartos y la semi del Mundial 90, cuando empezó a ser importante la serie de penales (el siguiente mundial, el del 94, fue el primero de la historia que se definió por penales, después de una final muy mediocre entre Brasil e Italia). ¿Y el Dibu? ¿Es buen arquero? La tapada contra Kolo Muani fue clave. Y es bueno saliendo en los centros. A la inversa, Chiquito Romero es mucho mejor en los penales que durante el juego. El mejor de todos, obviamente el Loco Gatti, era tan bueno que hizo que Boca ganara su primera Libertador­es atajando el último penal de la serie, pero su nivel durante el partido era igualmente extraordin­ario. Para mí Armani es un muy buen arquero (pregúntenl­e a Benedetto, si no) pero es flojo en los penales y eso le juega en contra.

Deberíamos también, entonces, reparar en un personaje secundario y poco conocido: el entrenador de arqueros. Figura relativame­nte reciente de la que sabemos poco de su oficio. Me gustaría leer una buena nota sobre su trabajo.

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FOTOBAIRES MANSILLA. Estudiante­s logró la Copa de la Liga gracias a los penales que atajó.

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