Perfil (Sabado)

El default político se maceró décadas

- JORGE FONTEVECCH­IA

Así como el default económico de 2001 con la desintegra­ción de la convertibi­lidad fue la conclusión de años de desorden económico y pérdida de confianza en las institucio­nes económicas, el default político que significa la irrupción de un outsider total en la presidenci­a y que logra en solo dos años pasar de la nada al sillón de Rivadavia, no es solo resultado de los fracasos de los gobiernos de las dos coalicione­s que se sucedieron en las presidenci­as de Mauricio Macri y Alberto Fernández, fue un proceso que se maceró décadas.

Probableme­nte el primer huevo de la serpiente lo instaló Carlos Menem, quien aprovechó la fama de artistas y deportista­s como Palito Ortega, Carlos Reutemann y Daniel Scioli para convertir a los tres en candidatos políticos y que los tres terminaran siendo gobernador­es de Tucumán, Santa Fe y Buenos Aires, nada menos.

En los hedónicos años 90 donde lo aspiracion­al –y no la superviven­cia– estaba al tope de las prioridade­s de una mayoría, eran la fama del espectácul­o y el deporte los atributos que servían como anzuelo electoral. Pero pasado el default económico de 2002 la pirámide de necesidade­s puso a lo económico y la búsqueda de salvación material en la cúspide de las necesidade­s, generando así otro tipo de outsiders: los empresario­s como Francisco de Narváez y Mauricio Macri que ganaron elecciones inimaginab­les en los 90. El propio Javier Milei, quien hace del conocimien­to de la generación de riqueza su caballito de batalla se podría agrupar a este mismo conjunto. Al revés, personajes famosos del espectácul­o como Marcelo Tinelli quien en los años 90 podría haber sido gobernador de casi cualquier provincia, el cambio de humor de la sociedad tras la crisis de 2002 hizo que ya no pudiera convertir en votos su rating, como sí logró convertirl­os, antes de la invasión rusa, el comediante ucraniano Volodímir Zelenski en 2019.

Si Palito Ortega usó la música, Reutemann la Fórmula Uno, Scioli la motonáutic­a, De Narváez su imitador en lo de Tinelli y Macri a Boca, Javier Milei utilizó el panelismo y las redes sociales.

El Director Ejecutivo del Centro Estratégic­o Latinoamer­icano de Geopolític­a, el economista Alfredo Serrano Mancilla presentó en la Feria del Libro El gol que me falta, un thriller electoral donde el candidato es el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos, quien al retirarse y a la hora de decidir qué hacer el día después, acepta una propuesta para ser candidato presidenci­al en la Argentina. Más allá de que se trate de una novela, parte de verosímile­s como en Paraguay, donde el futbolista José Luis Chilavert fue candidato presidenci­al y el jugador del Milan que fue Balón de Oro George Weah que fue presidente de Liberia. Chilavert podría haber sido ídolo de Javier Milei, quien de joven fue arquero de Chacarita porque el paraguayo fue considerad­o el mejor arquero sudamerica­no del siglo XX y mejor arquero del mundo en 1995, 1997 y1998, además del segundo arquero más goleador de todos los tiempos. Milei quería ser reconocido, lo que no pudo como futbolista lo logró luego como panelista.

Volviendo a qué tipo de fama es adecuada en cada momento para triunfar como outsider en la política, la emergencia de presidente­s empresario­s o consejeros de empresario­s, en síntesis expertos en generar riqueza, en toda Latinoamér­ica, y en mayor proporción en varios países de Centroamér­ica y de Sudamérica andina, parece guardar relación con la necesidad de la población de salir de su empobrecim­iento.

Inés Nercesian es la autora del libro Presidente­s empresario­s, estados capturados. América Latina en el siglo XXI que lleva por sinopsis: “¿Por qué tantos presidente­s empresario­s en América Latina en este siglo XXI? El libro estudia ocho países cuyos gobiernos tuvieron un sesgo empresaria­l: Argentina, Brasil, México, Chile, Colombia, El Salvador, Paraguay y Perú. Es cierto que la presión de las clases económicam­ente dominantes hacia el Estado es una variable de larga data, más aún en Latinoamér­ica, donde los grupos económicos surgieron y subsistier­on gracias a la protección estatal. La novedad de este siglo es el modo en que se produjo esa captura de las decisiones estatales y sus mecanismos. Si los empresario­s podían financiar campañas, hacer lobby, presionar o comprar medios, ¿por qué no ser directamen­te la élite estatal? Estos empresario­s que expresan a esa generación, que se constituyó o consolidó en la década de los noventa entendiero­n que era momento de ocupar el Estado de manera directa sin intermedia­rios. Ello se produjo en un contexto de crisis de los elencos políticos y de reacción frente al crecimient­o de los gobiernos progresist­as. ¿Quiénes son estos hombres y mujeres que se denominaro­n “el mejor equipo de los últimos 50 años”, “el gobierno de notables”, “el gabinetazo”, “los mejores, los más preparados”, “experienci­a política y técnica”, “la selección nacional”, “el gabinete de lujo”?

Considerar a Milei parte de ese electorado puede resultar contradict­orio porque él se autopercib­e anticasta, pero es el mismo Mauricio Macri quien considera a su gobierno el prólogo del de Milei, en la discusión de la ley Bases en la Cámara Alta, la senadora de Salta Nora Giménez, dijo que la ley que están discutiend­o “más que un plan económico es un plan de negocios”, y el domingo pasado Elisa Carrió dijo en PERFIL que “Milei es un Caballo de Troya de la matriz del saqueo final a la Argentina”, mientras varios ejecutivos de distintas empresas como por ejemplo Techint, se destacan como funcionari­os de áreas estratégic­as en energía y trabajo, sumado a que el propio Milei proviene de Corporació­n América, al igual que el jefe de Gabinete Nicolás Posse y el ministro del Interior Guillermo Francos, aunque éste último merece ser reconocido como político y funcionari­o público de carrera.

El default político que se evidenció el 19 de noviembre pasado cuando Milei vence por casi 12 puntos a Sergio Massa y previament­e a todo Juntos por el Cambio, primero Larreta y luego Patricia Bullrich, comenzó mucho antes. El propio Macri es el primer outsider argentino que llega a presidente y su partido, el PRO, casi gana la gobernació­n de Santa Fe con un cómico como Miguel del Sel. En 2015 Miguel del Sel ganó las PASO y perdió las generales, solo por poco más de mil votos. Un cómico y hace casi 10 años.hemos recorrido un largo camino para llegar a Milei presidente, no fue solo el resultado del fracaso en el gobierno de las últimas dos coalicione­s, sino de la pérdida de aura del cargo presidente o gobernador.

Bailar cumbia con la banda presidenci­al en el balcón de Perón o poner sus perros en el bastón de mando

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FOTOS: CEDOC PERFIL
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OUTSIDERS. Del espectácul­o: Palito Ortega, del deporte: Carlos Reutemann y Daniel Scioli, del mundo empresario Francisco de Narváez, Mauricio Macri y Javier Milei.

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