“Queríamos hablar de los maltratos”
En Proyecto Garland, la artista es la protagonista de una biografía no convencional sobre un mito de Hollywood releído desde lo moderno.
Volvió al mismo escenario (No Avestruz) donde estrenó Proyecto Garland. Una obra inspirada en la vida de Judy Garland aunque con algún cambio en el elenco. La protagonista, Marina Manilla, encarna a la célebre cantante Judy Garland. El espectáculo se puede ver todos los domingos a las 20 en Humboldt 1857 junto a Diego López y Leonardo Murúa. Siempre con la coautoría y dirección de Gerardo Grillea.
“De pequeña –recuerda Marina Munilla– cantaba, tocaba la guitarra y bailaba. Fui una niña con muchas inquietudes. Después estudié perito mercantil y éramos cinco amigas que decidimos seguir Ciencias Económicas en la UBA. Me recibí en Administración a los veintidós años, aunque luego obtuve el título de Licenciada en Dirección Escénica en la Universidad Nacional de las Artes”. También se perfeccionó en el género comedia musical con Pepe Cibrián Campoy y Ricky Pashkus.
Es éste el tercer proyecto que coescribe e interpreta sobre mujeres muy conocidas. La furia del volcán fue sobre Ingrid Bergman (2017), luego Golda Meir. Cuestión de estado, desde el 2019 hasta el 2022 y ahora Judy Garland. —¿Por qué eligieron como autores (Gerardo Grillea) a estas personalidades?
—Con Proyecto Garland completamos la trilogía. Nosotros tomamos a estas personalidades, pero lo que hacemos es hablar de otros temas. En el caso de Judy queríamos tratar el trabajo infantil, las infancias y los maltratos. Con La furia del volcán nos interesaba iluminar sobre la violencia de género, esa desigualdad que había en la década del cincuenta. Ingrid Bergman luchó por su individualidad y fue muy jugada, lo que le significó que no la dejaran entrar a los Estados Unidos y que la declararan persona no grata. Con Golda Meir mostramos a la mujer guerrera, en un mundo de hombres. Es Gerardo (Grillea) quien inicia las investigaciones, luego ambos escribimos los textos y él asume siempre la dirección de los espectáculos. —Las canciones del espectáculo fueron escritas por vos…
—Sí. Escribí las letras en castellano y Mora Monteleone las tradujo. La música fue creada especialmente por Gustavo García Mendy, con el estilo de las canciones que Judy interpretaba. Ponemos la traducción en el fondo del escenario, porque ahí están las denuncias, donde se grita todo lo que le hicieron y no pudo decir. —Además del abuso infantil: ¿qué otros temas buscaron reflejar?
—Nos propusimos también mostrar la cabeza de alguien que está distorsionado y no puede ver la realidad. No nos focalizamos en el vínculo con Vincent Minelli, porque sentimos que ya estaba muy trabajado. Judy tenía muchísimas adicciones, hacemos referencia a la cocaína, pero era muy adicta a las pastillas. Desde muy niña la hicieron consumir anfetaminas para adelgazar y eso jamás lo pudo superar. Para la industria estaba gordita cuando filmó El Mago de Oz. Buscamos una síntesis en un médico y en Sidney Luft, aunque tuvo varios amantes, pero él fue uno de sus maridos, su empresario y quien tomaba la decisión de internarla. Quisimos mostrar a la industria especialmente a la hollywoodense, que fue sumamente destructiva y más con los niños. Judy tuvo una infancia donde no la resguardaron, pero eso puede suceder en cualquier ámbito. —¿Cómo es actuar una vez por semana?
—Siempre hacemos algún ensayo en la mitad de la semana. Nosotros amamos al teatro No Avestruz, es un espacio de resistencia y viene público. Creo que todos estamos bajo un manto de una gran tristeza, sabemos lo que está pasando con la cultura a nivel nacional. Hoy más que nunca hay que resistir.