Pronto

CON EL PADRE DE MI HIJO NOS VEMOS EN LOS ACTOS DE MI NIETO”

-

Si de algo puede jactarse Betiana Blum es de hacer lo que quiere; lo hizo casi siempre. Y lo que quiere es actuar. Para eso vino de su Chaco natal, cuando era apenas una adolescent­e, y se preparó mucho. El talento y tal vez la suerte, la llevaron a interpreta­r decenas de películas, muchas obras de teatro y varias tiras en televisión. Hoy, Betiana está de miércoles a domingos en el Teatro Astros con Mentiras inteligent­es, una comedia de Joe di Pietro, junto a Arnaldo André, Mariano Martínez y Flor Torrente. “Nunca tuve un año sabático, aunque quizá sí unos meses. Es bueno mantenerse trabajando porque hace bien a la salud. La risa de la gente es poderosa”, dice. “Esta es una obra inteligent­e, que habla de cómo se construye la realidad, acomodándo­la con mentiritas inteligent­es”, explica en la intimidad de su camarín.

-¿Vos sos mentirosa?

-No, aunque he dicho mentiras piadosas para cuidar al otro. Por ejemplo, si alguien te pregunta cómo se ve, quizá no podés decirle la verdad, hay que ver a quién se la decís y en qué circunstan­cias. A un niño también tenés que acomodarle las cosas, según lo que pueda comprender. En la vida cotidiana no hay

La actriz, que se luce en teatro con la comedia Mentiras

inteligent­es, en su tiempo libre disfruta de Renzo (9) y de su hijo, Sebastián, a quien tuvo que criar sola debido

a que el papá debió exiliarse. Se trata del periodista Ricardo Parrota, quien con el tiempo regresó a nuestro país y armó otra pareja. “Somos una familia. Por mi

forma de ser, no guardo rencores”, asegura

obligación de decir la cruda realidad. Yo trato de comunicar de la mejor manera. Hay gente que tiene el hábito de mentir, pero no es mi caso. Creo que eso me lo dio el haberme criado en una ciudad de provincia, como es Saenz Peña, en el Chaco, donde no hay mucho lugar para la mentira porque enseguida se sabe todo.

-¿Volvés a Chaco?

-En Resistenci­a tengo primas y las vi hace poco porque fui a hacer teatro allí y a Charata, que es donde nací. Fue muy lindo porque me hicieron un homenaje y nombraron ciudadana ilustre. Tengo muy buenos recuerdos de mi infancia. Papá, Enrique, tenía una muy buena situación económica cuando era gerente de una algodonera. Nunca me faltó nada y todo lo que pedí lo tuve, por lo que me crié con una sensación de abundancia y no sufrí carencias. Cuando viajé a Buenos Aires para estudiar, podían darme una mensualida­d a mí y a mi hermano, que había llegado antes que yo a la ciudad.

-En ese entonces vivías en un cuarto rentado en una casa de familia. ¿Es verdad que tu mamá casi te obligó a casarte?

-Es verdad. Creo que mi mamá, Anita, percibió mi libertad. En un pueblo todos están catalogado­s y ella quería cuidarme. Yo creo que nunca me hubiese casado porque mi cabeza no iba para ese lado. Desde chica mi profesión fue muy importante en mi vida. Me preparé, estudié y profesé. La tomo muy en serio, con responsabi­lidad. Quizá no me hubiese casado pero sí habría sido madre sin contraer matrimonio. Hoy tengo mi hijo Sebastián y a mi nieto Renzo (9). Tal vez, me hubiese gustado tener más hijos pero estaba muy abocada a mi profesión. Y creo que no habría sabido qué hacer porque me quedé sola y crié a Sebastián sola.

-¿Qué pasó con el papá de tu hijo?

-El papá de Sebastián es periodista y se llama Ricardo Parrota. En ese entonces tuvo que exiliarse y vivió en México primero y luego en España. Pero yo no me casé con el papá de Sebastián sino con un novio anterior. Cumplí con mi familia (ríe) y nos separamos al año. Ese novio era una persona muy afín a mí, y quizá podría haber seguido casada con él. Pero pienso eso ahora y con esta cabeza, con la experienci­a que te da la vida. En ese momento yo estaba muy centrada en mi trabajo y no le presté atención a la pareja. El matrimonio no

era un plan para mí. Ahora puedo verlo en perspectiv­a. Volviendo al papá de mi hijo, cuando se exilió nosotros ya estábamos separados. A veces me mandaba algo de dinero pero yo no podía contar con eso.

-Fuiste una mujer que se las tuvo que arreglar sola.

-Y eso sí lo sufrí, aunque no me daba cuenta del todo porque yo seguía y seguía. Iba al teatro y me costaba dejar a mi hijo con la empleada. Me quedaba con él hasta el último minuto y por eso siempre llegaba tarde al teatro. Vivía preocupada porque parar la olla dependía solamente de mí. Cuando Sebastián estaba en la escuela secundaria se quiso ir a vivir a España con el padre y lo dejé, por supuesto. ¡A los meses ya estaba de vuelta! Jamás le hablé mal de su papá. Hoy Ricardo vive en Buenos Aires, con su pareja, y muchas veces nos vemos en las fechas patrias cuando nuestro nieto actúa en la escuela. Somos una familia. Por mi forma de ser, no guardo rencores. Cada cual hace lo que puede y si algunas cosas no salen bien a veces es por ignorancia, inmadurez.

-¿Cómo vivís el feminismo de hoy? -Es muy importante lo que está sucediendo. La mujer todavía es un objeto para muchísimas civilizaci­ones y formas de pensamient­o. Todo lo que pode- mos hacer para cuidarnos, bienvenido sea. Estoy un poco en contra de los “ismos”, pero claro que estoy de acuerdo con todo lo que haga evoluciona­r a la mujer. Y hemos evoluciona­do mucho. -¿Estás de acuerdo con la legalizaci­ón del aborto?

-A algunas mujeres les pasan cosas espantosas. El otro día escuché en el noticiero que una chica había parido en un baño. En qué estado estaba para hacer lo que hizo; quizá nadie supo que estaba embarazada... Qué falta de apoyo sufrió, qué realidad vivió. El aborto es una cuestión de conciencia y de elección, no te podés meter, no vas a impedir que lo hagan ni hacer cambiar de idea a nadie. Tiene que haber un apoyo para las mujeres que están solas y no saben qué hacer. Hay tantas realidades. No sería capaz de prohibirlo porque sucede igual, entonces que suceda de la mejor manera, con cuidados. Es un tema de conciencia y de realidad de cada una. Pero nunca diría que no. Hay mucho para avanzar todavía. Y también creo que falta educación sexual. -¿Creés en Dios?

-Creo que hay algo superior, que es amoroso. Mirá la belleza que es el mundo, la creación es un acto de amor y los seres humanos somos perfectos. A lo largo de mi vida estudié todas las religiones. Me interesan y por ahí tomo una cosa de una, otra cosa de otra. Confieso que me siento pionera en muchas cosas. Cuando empecé a ser macrobióti­ca, me decían que estaba enferma. Cuando me psicoanali­cé, que estaba loca. Cuando hice mi camino espiritual, que estaba en una secta. No me salvé de una. No creo ser una guerrera pero en mi esencia soy inquebrant­able. Y nací así. Tengo recuerdos de chica, como que no estaba ni acá ni allá. Una vez que estaba en la galería de casa, tendría seis o siete años, mi pensamient­o era: perfección, quiero la perfección. Ahora pienso que quizá estaba recibiendo algo, o recordando. Otra vez estaba en el patio de unos amigos, con juguetes en la mano, y de pronto me sentí hipócrita pensado: por qué estoy con estos juguetes si soy grande. Como que fingía ser chiquita pero era mayor.

-¿En qué ocupás tu día?

-Ahora que estoy haciendo teatro, descanso bastante. Encima, el día del estreno me tropecé con una silla y me pegué un golpazo tremendo. Por suerte pude levantarme enseguida y seguir con la función como si nada porque ahí sí que soy una guerrera. Pero la verdad es que todavía me duele, estoy haciendo osteopatía dos veces por semana y masajes. Eso me lleva tiempo. Obvio, en el tiempo libre disfruto de mi nieto.

-¿Seguís meditando?

-Yo hago meditación consciente. En el transcurso del día, la mayor cantidad de tiempo posible, pienso: yo no soy mi cuerpo, no soy mis pensamient­os, no soy mis emociones. Yo soy. Lo importante es que existo. Hay que saber que nada es más fuerte que el respeto a la vida. Y leo bastante a un autor que me encanta: Eckhart Tolle, que es el autor de El poder del ahora.

-¿Estás en pareja?

-No tengo pareja en este momento. No tuve la madurez de dedicarme a una pareja porque le puse energía a otras cosas. No tuve la madurez de seguir adelante con una pareja y remarla. Yo me separaba ante cualquier problema. Pero esa fue otra época de mi vida. Hace tiempo que estoy sola. Y de convivir ni hablar. -Siempre estás divina. ¿Cómo te cuidás?

-Soy vegetarian­a desde hace años; sólo de vez en cuando como algo de pescado, por recomendac­ión de mi médico. Y hago medicina ortomolecu­lar con el doctor Mühlberger. ¿Sabés? Cuando era chica le decían a mi mamá que yo siempre tenía una sonrisa en la cara. Sigo siendo así. Y creo que eso es muy importante.

 ??  ??
 ??  ??
 ?? Liliana Podestá Fotos: Pablo González ?? “APOYO TODO LO QUE HAGA EVOLUCIONA­R A LA MUJER”A seguir avanzando“La mujer todavía es un objeto para muchísimas civilizaci­ones y formas de pensamient­o. Todo lo que podemos hacer para cuidarnos, bienvenido sea”,opina Betiana Blum.
Liliana Podestá Fotos: Pablo González “APOYO TODO LO QUE HAGA EVOLUCIONA­R A LA MUJER”A seguir avanzando“La mujer todavía es un objeto para muchísimas civilizaci­ones y formas de pensamient­o. Todo lo que podemos hacer para cuidarnos, bienvenido sea”,opina Betiana Blum.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina