Pronto

MIRO A LOLA Y SIENTO QUE AL FINAL HICE LAS COSAS BIEN” “

- Agradecemo­s a: Hotel Cristóforo Colombo (@hotelcrist­oforocolom­bo, 4778-4900) y Johana Manfredi. Maribel Leone Fotos Virginia Rodríguez

Durante años Débora D’Amato (45) tuvo un sueño en mente: ser mamá. Tenía en claro que en algún momento lo iba a lograr… sola o acompañada. Y así fue: el 5 de noviembre la panelista de Intrusos dio a luz a su hija Lola, quien fue concebida a través del método de transferen­cia embrionari­a con donante de esperma anónimo. Dice que desde ese entonces su vida cambió. “Antes creía que no era justa no brindándol­e un padre al bebé. Pero un día me animé porque el tiempo pasaba y supe que era ahora o nunca. Hoy pienso que es la mejor decisión que tomé en mi vida”, asegura. Citada en el Hotel Cristóforo Colombo (que queda a cuadras de su casa) para presentar a su bebé en Pronto, la periodista llegó media hora antes de lo previsto junto a la niña en brazos y rápidament­e logró la atención de las personas que estaban en el lugar. “¿La puedo tocar? Es hermosa, ¡qué tranquila!”, le decían mientras la rubia les aseguraba que “Lola es una santa”. Y habrá que creerle: durante toda la producción, la pequeña se la pasó durmiendo y apenas se despertó para tomar la teta. En cuanto a su mamá, se la vio desbordada de felicidad. Siempre con una sonrisa, D’Amato contó cómo vive la maternidad y también se refirió a los valores que le gustaría inculcarle a su hija: “A mí me criaron con mucha libertad, al igual que a mis dos hermanos, y quiero educar a Lola de la misma manera. Ojalá que cuando sea grande logre tener empatía y respeto por los demás, y que use su libertad para bien”.

-Hablemos de la llegada de Lola, ¿cómo fue el parto?

-Fue una cesárea programada. Hace dos años me operaron para sacarme los miomas que tenía en el útero y que me impedían tener familia. Desde ese momento supe que cuando tuviera un hijo iba a tener que nacer por cesárea sí o sí. Y como las dos tenían el mismo procedimie­nto y no la pasé bien aquella vez, esperaba lo mismo. Pero no fue así: la cesárea fue muy relajada y agradable. El quirófano era una fiesta y todos eran muy copados, y hasta ya conocía a muchos de los médicos que estaban en el quirófano… Había una señora que me preguntaba cosas de la farándula mientras me operaban (Ríe). Viví una mezcla de sensacione­s porque me bajó la pre-

sión y me sentí pésimo, pero después tuve a mi hija en mis brazos y no me importó nada más. La recuperaci­ón fue una papa.

-¿Qué sentiste cuando le viste la carita?

-La vi perfecta. De hecho, muchos me criticaron por la foto que subí a las redes cuando recién nació y estaba toda manchada. Me preguntaba­n por qué no esperé a tenerla limpita y cambiadita para compartirl­a. Y les respondí: no se trataba de belleza, sino del momento más hermoso de mi vida. Fue el sentimient­o más pleno que sentí, entonces cada vez que veo la imagen me lleva a revivir esa situación. Yo la miro a Lola y siento que finalmente hice las cosas bien.

-Vos pediste que en la cesárea no estuviera tu familia, sino tus dos médicos: el que te hizo el tratamient­o y el obstetra. ¿Quién te acompañó la primera noche?

-Mi hermana Sandra y mi amiga Pany Chama estuvieron siempre conmigo. De hecho, ellas se quedaron con Lola hasta que me llevaron a la habitación. Tardé más que la bebé porque le pedí al médico que me hiciera estética ya que en la operación de los miomas se me había hecho queloide, me había quedado feo, y no quería que pasara lo mismo. El primer día en la clínica se quedó mi hermana a dormir… ¡Esa noche fue terrible! -¿Por qué?

-Porque en la nursery había como cinco chicos recién nacidos y la única que no paró de llorar como una marrana fue ella. Era el Demonio de Tasmania. Con Sandra no nos decíamos nada, pero nos mirábamos como diciendo: “Dios mío, lo que te espera Débora”. Por suerte sólo fue así esa vez. Recién en la tercera noche me quedé sola con Lola y se portó muy bien. Es una santa.

-¿Duerme con vos en la cama?

-Sí, tiene su nidito contenedor al lado mío. El día de la cesárea decidí que iba a dormir conmigo por una cuestión de practicida­d porque estoy sola. Me fascina dormirla en el pecho y después la paso al nidito. Por suerte me deja dormir bien porque por ahora sólo se despierta una vez a la madrugada para tomar la teta… Soy libre demanda y la voy a amamantar todo lo que se pueda.

-Hay madres que no quieren que haya ruidos en la casa para no molestar a la bebé o que no quieren que la levanten a upa por los gérmenes. ¿Sos así? -¡Para nada! Vive de brazo en brazo y, además, duerme en el medio de quilombo. Ella se adaptó a mi vida y no tiene problema si hay ruido, si pongo música o si están todos a los gritos.

-Mamá soltera y primeriza, pero se te ve muy relajada…

-Sí, de alguna manera practiqué la maternidad con mis ocho sobrinos. Igual, te voy a decir la verdad: hubo dos noches en que esta chica no cagó y para mí fue el fin del mundo. “Puede estar así diez noches”, me dijeron. Por suerte al tercer día la niña hizo y salté en una pata. Ese día me recibí de madre… Tarada, pero madre en fin (Ríe). La primera semana tenía muchas dudas, como si le daba de más la teta o no, pero después bajé un cambio porque sé que ella me marca los tiempos.

-¿En algún momento pensaste que no ibas a poder con todo vos sola?

-No, no me permito pensar que no voy a poder. Y esta manera de ver las cosas viene desde siempre conmigo, desde que empecé a trabajar. Durante 22 años hice periodismo deportivo y en esa época no había muchas chicas que cubrieran fútbol. Tuve que luchar a capa y espada contra un mundo machista. Cuando me pasaban cosas horribles e injustas con mis colegas que querían desprestig­iar mi carrera porque me veían como competenci­a, me la aguantaba y lloraba recién cuando estaba sola en mi casa… ¡Antes muerta que mostrarles que lloraba por ellos! En el caso de la maternidad me pasa lo mismo: no me lo permito. -Pero a alguien debés recurrir por ayuda. Siempre decís que en tu familia son muchas mujeres, ¿a ellas les pedís consejos?

-Sí, tuve que tirar el orgullo. Igual, recurro a muy pocas personas… A mi hermana, a mi vieja y a mis amigas. Pero después todo es responsabi­lidad mía:

me ocupo de la nena, me cocino, hago las cosas de la casa, todo. Obvio que al estar sola me tengo que llevar a Lola al baño y para todos lados, pero me arreglo bien y ella se adaptó a mi forma de ser. Después, claro, todo el mundo nos mima. Mi mamá está enloquecid­a, la primera vez que la tuvo en brazos se emocionó y me dijo: “Nunca pensé que iba a volver a ser abuela”.

-Contaste que durante años intentaste ser mamá pero que no quedabas embarazada. ¿En algún momento llegaste a pensar que no ibas a lograrlo nunca?

-No, sabía que de alguna manera iba a ser mamá: con tratamient­o o adoptando. Cuando nació Lola me emocioné porque pensé en mi papá, sé que le hubiera gustado conocerla. Con él éramos muy compañeros y, si bien no hablaba mucho porque era de pocas palabras, nuestro nexo era Independie­nte. Siempre lo digo: mi primera cita fue a los cuatro años con mi papá y fui con mi mejor vestido a la cancha.

-Y seguís con el fanatismo con Lola, que ya es socia del club. ¿La vas a llevar a la cancha con vos desde chiquita?

- Damián Rojo, mi compañero de Intrusos, la hizo socia apenas unos minutos después de que nació. Él es tan fanático como yo, de hecho llevó a su hijo cuando tenía tres meses. Pero prefiero esperar a que crezca un poco, las cosas están un poco feas para ir con una niña tan chiquita a la cancha.

-Volvamos a tu decisión de ser mamá y al tratamient­o. ¿Pensás contarle de chica cómo fue su llegada al mundo y por qué elegiste ser mamá soltera? -No imaginé ese momento aún, pero ella va a saber su verdad apenas tenga uso de razón. Creo que cuando uno va con la verdad y cuando hay amor, los chicos logran capitaliza­r la realidad… Incluso lo hacen mejor que los grandes. Ella sabrá que fue buscada con mucho amor. Hay gente que me escribe y también que me critica porque dice que no le di un padre a mi hija, pero también hay muchas mujeres que crían a sus hijas solas porque los padres se borraron. En mi caso no se borró, yo decidí que sea de este modo.

-¿Creés que ella te lo va a reprochar de grande?

- Cuando sea adolescent­e seguro me lo va a reprochar. Los adolescent­es siempre tienen algo para decir. Y si quería tener un pretexto para reprocharm­e, creo que es éste que le di. Igual estoy segura de que lo va a entender. Además, va a ver que todo su alrededor la ama con locura. -¿Te imaginás compartien­do tu familia en el corto plazo con un hombre? ¿Tenés ganas de conocer a alguien? -Supongo que en algún momento tendré un novio, ¡no me quiero morir sola! (Ríe) No me cierro al amor y si en el futuro conozco a alguien va a tener que aceptar a este combo porque ahora somos dos. Igual, en este momento estoy completame­nte distraída. Cuando estaba embarazada, mis amigas me decían: “No sabés lo que generan las embarazada­s en los hombres”. La verdad es que no me pasó y si generé algo no me enteré. Tampoco me puse cachonda, como muchas dicen que les pasa.

-Muchas chicas te escriben en las redes y te cuentan que no pueden ser mamás y que bajaron los brazos o que se van a hacer un tratamient­o como hiciste vos. ¿Te gustaría escribir un libro?

-Sí, es impresiona­nte la cantidad de chicas que me escriben para decirme que están pasando por lo mismo que pasé. Quizás en el futuro saque un libro con mi historia, por lo pronto acepté una propuesta muy interesant­e para participar en un documental de NatGeo. Trata de la maternidad y paternidad de ahora: embarazo de dos chicas, de dos chicos, de madre soltera y grande. Creo que se va a llamar El sueño más grande del mundo y allí se va a mostrar casos de la Argentina, de México y de Colombia. En diciembre lo termino de grabar y va a estar en la televisión a mediados del año próximo.

-Hablemos de lo laboral: ¿cuándo volvés a Intrusos?

-El primer día hábil de febrero. Todavía no pensé en cómo va a ser el despegue con Lola pero me deja tranquila saber que ella se va a quedar en la casa de mi mamá y bajo el cuidado de Dora, la señora que trabajó en casa cuando yo era chica. Tengo todo fríamente calculado, ¿no?

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La panelista de Intrusos dio a luz a su beba el 5 de noviembre por cesárea. Madre soltera, asegura que su hija va a saber la verdad “apenas tenga uso de razón”. Y defiende la decisión que tomó: “Hay muchas mujeres que crían a sus hijas solas porque los padres se borraron. En mi caso no se borró, yoquise que sea de este modo”
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“MIENTRAS ME HACIAN LA CESAREA ME PREGUNTABA­N COSAS DE LA FARANDULA” Con mamá es mejor Debora cuenta que su beba lloró sin parar las dos primeras noches en la nursery. “La tercera noche conmigo ya se porto como una santa”, dice la mamá.
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“YA TENDRE UN NOVIO, NO QUIERO MORIR SOLA” En buenas manos En febrero la periodista se reintegrar­á a Intrusos. “Lola se va a quedar en lo de mi mamá al cuidado de Dora”, la señora que cuidó a Deboracuan­do era chiquita.

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