EN EL MILAN “FASHION WEEK DESFILE PARA AGATHA RUIZ DE LA PRADA”
De ascendencia brasileña y armenia, empezó a trabajar a los 15 años y con su 1,80 de estatura se ganó un lugar en las pasarelas. Hace pocas semanas, gracias al diseñador Eduardo Ocantos, fue seleccionada para ser parte del evento más trascendente del mundo de la moda
Se define inquieta, buena compañera y trabajadora. Alexia Toumikian (28) es una modelo argentina que hace pocas semanas representó al país en el Milán Fashion Week, el evento europeo con más trascendencia en el mundo de la moda. De ascendencia brasileña por parte de su mamá y armenia por su papá, la bella morocha impactó con sus casi 1,80 de altura y con su simpatía. “Milán es un lugar en el que podría vivir: me gusta la ciudad, la gente y la comida que hay. Este fue un año con muchas sorpresas”, asegura la modelo. A temprana edad, Toumikian ya sabía que era en las pasarelas y en los escenarios en donde quería estar: con el apoyo de sus padres, a sus 15 comenzó a hacer campañas fotográficas y, en paralelo, comenzó a estudiar teatro. En 2015 se convirtió en una de la bailarinas del staff de ShowMatch, en donde, según dice, “me mantuve lejos de los líos los tres años que estuve. Ahora me gustaría volver”. En paralelo se desenvolvió en teatro y filmó Pescadores, una película de Marco Quintana. -¿Cómo te convocaron para el Milan Fashion Week?
-Fue gracias a Eduardo Ocantos, un
diseñador con el que trabajo hace dos años. Somos un buen equipo y lo admiro mucho. El participa de todos los Fashion Week y me invitó a sumarme a sus desfiles: primero estuvimos en el Cafayate, después en Corrientes, luego fuimos al Fashion Week de Malta y Rumania, y esta vez me convocó para el de Italia. Le dijo a los directores: “Viene Alexia a hacer mi show, tomen sus medidas y sus fotos. Si les gusta, que haga más shows”. Me probaron, les gusté y quedé: desfilé para Agatha Ruiz de la Prada y para Eduardo Ocantos, entre otros. Es la segunda oportunidad que me dio el universo y no la quise dejar pasar.
-¿A qué te referís?
-Cuando terminé el colegio y cumplí la mayoría de edad me fui a trabajar como modelo a la India, en donde me quedé un año. Fue una experiencia increíble, porque a nivel laboral me abrió muchas puertas e hice producciones para revistas como Vogue y Cosmopolitan, y también filmé una película con la directora Jennifer Lynch. Todo fue perfecto. Pero cuando volví a la Argentina, a los cuatro meses falleció mi papá de cáncer y fue un golpe muy duro para mí. A partir de entonces no quería dejar sola a mi mamá porque tenía miedo de que le pasara algo malo. -¿Cómo lograste superar ese miedo? -Mi mamá me ayudó un montón, somos muy compinches y es mi pilar fundamental. Siempre recurro a ella para pedirle consejos. Además, está re orgullosa del lugar al que llegué... A tal punto de hacerme poner colorada adelante de la gente porque le dice a todos que es mi fan (ríe). Creo que por todo lo malo que viví el universo me dio esta posibilidad de volver a hacer lo que me gusta en el exterior. Fue una buena elección.
-El ambiente de la moda es frívolo y su- perficial, ¿nunca te sentiste incómoda? -A ver... Es duro hacer una carrera, porque las cosas no se dan de un día para el otro. Si no quedás en un trabajo y no podés ir al siguiente casting, no te esperan y entra la chica que está detrás tuyo en la fila. Es un ambiente difícil, pero tuve mucha suerte y también me hice lindas amistades. No soy una mina jodida, no me gusta andar peléandome con las modelos y soy buena compañera. Si veo que una de las chicas tiene el labial corrido, se lo digo.
-¿Te cuidás mucho el cuerpo?
-No, cero. Como muchísimo y varias veces al día, sólo que soy vegetariana hace cinco años e intento comprar productos orgánicos. Me gusta entrenar, pero no soy muy estable porque empiezo y dejo. No me hago mucho problema: por más que venda moda y belleza, soy un ser humano normal.
-¿Te pidieron que adelgazaras para poder desfilar?
-Cuando era más chica, sí. Era más flaca aún en ese momento y trabajaba en una agencia francesa. Gracias a la educación que me dieron pude decir que las que estaban mal eran las personas que me exigían eso y no yo.
-Hace cinco años estás en pareja con Juan Pablo de Jesús, Intendente del Partido de la Costa. ¿Cómo hacen para mantener la relación a distancia? -Tenemos dos casas: vivimos mitad en la costa y mitad en Buenos Aires, los dos viajamos. Le encontramos la vuelta para no pasar mucho tiempo separados. -¿Es celoso de tu trabajo?
-No, siempre me apoya y está feliz de que me vaya bien. Además, me conoció así porque yo fui muchas veces a desfilar a la costa. Y a pesar de que estaba lleno de chicas, él estaba haciendo su trabajo y se notaba que es un hombre centrado… Eso me gustó. Recién cuando nos cruzamos en Buenos Aires hablamos por primera vez: nos quedamos en la vereda cinco horas conversando y desde esa vez no nos separamos más. Hay mucha confianza y si viajo a otro país por trabajo, duermo tranquila porque él me da seguridad.
-¿Y a vos te gusta su trabajo? ¿Te interesa la política?
-El me genera mucha admiración porque veo que las cosas que dice coinciden con lo que hace. Desde que estoy con él aprendí muchísimo porque hablamos bastante, pero no me interesa trabajar en política.