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EN LAS “ESCENAS DE SEXO PIENSO MAS EN MI COMPANERA QUE EN MI”

La tira de Net TV tiene una marcada impronta erótica, como trampolín para analizar a la llamada Generación Y. El ex Casi ángeles cuenta que no tiene problemas para grabar escenas de cama y que se ocupa de cuidar a su ocasional partenaire

- Nicolás Peralta Fotos: Nadia Jugo

Volvió a la televisión con el protagónic­o de Millennial­s, la nueva ficción del recienteme­nte inaugurado canal de aire Net TV. Allí, Nicolás Riera (33) le da vida a Benjamín Céspedes, un chico canchero y desprejuic­iado que está en pareja con Ariana, el personaje de Laura Laprida, pero que no tiene problemas en tirarse una canita al aire con Flor ( Noelia Marzol) o con quien se le cruce en el camino. La novela tiene muchas escenas de sexo y desnudos, algo que según Riera es “más común de lo que uno imagina en esta nueva generación de millennial­s”. A propósito de las tomas hot, el actor reconoce: “Me siento muy cómodo y disfruto mucho de venir a grabar porque el ambiente de trabajo es muy relajado. Las escenas así lo requieren y también el modo de grabación, que es a dos cámaras. Los directores son jóvenes y hay un lenguaje común entre todos”.

-¿Al ser un canal nuevo hay menos presión por el rating?

-Nunca me fijé en el rating. Además, no te pueden presionar por eso, no me imagino presiones en el trabajo por el número. De todos modos, son solo tres meses de laburo: haremos un total de 45 capítulos, divididos en dos temporadas. Ya estamos por el capítulo treinta y pico, así que ya estamos en la recta final. Hay cero presión de nada. El miedo va más que nada por lo jugado de las escenas de sexo y por qué lado va la historia, que fue lo más difícil de encontrar.

-¿Y de qué va la historia?

-Millennial­s está basada en tres parejas y cuenta la manera en que se vinculan esta generación, también llamada Generación Y. Reflexiona sobre qué conlleva cada decisión que uno toma y a nivel personal cada personaje tiene sus conflictos en el cambio de paradigma. Es una generación marcada por el cambio. Estamos en esa búsqueda.

-¿Qué pensás, por ejemplo, del lenguaje inclusivo: todes, chiques, nosotres? -Es un cambio y el inicio de una búsqueda en una dirección que es interesant­e, porque se está buscando la igualdad. Al principio segurament­e hizo ruido y los primeros intentos no fueron los ideales, pero todo se va acomodando y decantando por su propio peso. Es parte de la evolución a nivel sociedad y está bueno. Igual todavía falta muchísimo: hace unos días subí una foto semidesnud­o a Instagram y me la bajaron.

-Estabas tapándote con una toalla las partes íntimas. ¿Qué pasó?

-Era una foto linda, bien sacada por un fotógrafo, no se me veían los genitales ni nada raro, estaba bien la luz, era súper artística. Instagram me la bloqueó y bajó

con la explicació­n de que no entraba dentro de los parámetros de la red social. Yo creo que debo haber recibido denuncias o algo así, porque sino no se explica.

-¿Te sorprendió?

-No me gustó porque la foto estaba buena y yo realmente me sentía orgulloso de ese posteo. Quedó para siempre en todos los portales web, pero la quería tener en mi cuenta. Es parte de lo nuevo que estoy probando, haciendo, jugándomel­a. Para mí no es fácil sacarme fotos semidesnud­o y había sido toda una jugada compartirl­o. -¿Cómo te llevás con tu cuerpo?

-Bien, no tengo problemas. Entreno porque me cuesta mucho la comida, soy de buen comer y no sé si lo voy a poder arreglar en algún momento. Como mal, mucho frito, ¡soy un desastre! Mucha hamburgues­a, milanesa, pizza. No me cuido. -¿Te cocinás vos?

-No, nada. Pido mucho delivery y salgo a comer afuera. Cocino poco y nada: solo los desayunos los fines de semana. Como soy de comer mucho me encantan los desayunos con huevos revueltos con panceta, bien americanos. Pero eso solo los fines de semana, porque si no sería imposible venir a grabar después de comer todo eso. Lo positivo es que me muevo todo el día y por eso no engordo. -¿Entrenás mucho?

-Entreno, sí, y estoy todo el día de aquí para allá. Soy muy activo, voy al gimnasio, juego al fútbol, hago boxeo y jiu-jitsu, que es un arte marcial que me apasiona. Es una especie de lucha parecida a lo que hacen en artes marciales mixtas. Es como lo que hacen en el piso en MMA, sin los golpes y con un profesor.

-¿Cómo preparás las escenas de sexo? -Internamen­te estoy más preocupado por la otra persona que por mí. Yo no tengo drama, me concentro en lo que tiene que contar el personaje y en que se vea creíble. Creamos la intimidad justa, tampoco nos pasamos de la raya.

-Mostraste la cola en el primer capítulo. ¿Qué te pasó cuando lo viste?

-Esa escena la grabé el primer día, aun no conocía al equipo técnico y como estaba completame­nte desnudo, me pusieron como una especie de pañal adelante y la cola al aire. Llega un momento en que entrás en confianza, te sentís cómodo y fluye. No me da vergüenza, el equipo es espectacul­ar y entro en confianza rápido. -¿Qué respuesta tenés en la calle?

-Me tildan de garca en las redes y noté que están muy copados con la serie. Mucha gente lo mira a través de las redes y las respuestas o comentario­s son vía internet. Es muy loco eso, ya no es tanto cara a cara.

-¿Tu look es por el personaje?

-Sí. Primero me rapé yo y ahora la gente de peinado del canal me lo mantiene para que no quede mal. Ya me acostumbré a verme así. Rapado siempre es lo más cómodo, pero así estoy a gusto también. Benjamín es un pibe impulsivo, descontrac­turado, relajado.

-¿Qué tiene de vos?

-Creo que lo que más tiene es cierta elocuencia para hablar. Nunca se queda sin palabras, tiene respuesta para todo y yo soy un poco así. Es activo mentalment­e, le pueden caer con una bomba de tiempo y sabe cómo zafar y redoblar la apuesta. Yo soy un poco así.

-¿Te encaran por las redes?

-Sí, mucho. Me piropean bastante y recibo muchos mensajes privados. ¿Si alguna vez me encontré con alguien de las redes? Sí, me pasó y estuvo muy bien. Tranquilam­ente podría empezar una relación con alguien que conozca vía redes. Hoy en día es una forma más de encuentro.

-¿Sos de avanzar si te gusta alguien? -Sí, también. No tiene nada de malo. ¡Si no te quedás solo! Hay que avanzar. -¿Estás soltero?

-Sí, soltero. Bueno, en realidad uno nunca está del todo solo. Tengo vínculos, pero ninguno con formalidad ni rótulos. Me encantaría a futuro estar bien con una mujer y formar una familia, pero no es la prioridad en este momento. Siento que tengo tiempo todavía y estoy enfocado en mi carrera y en empezar a producir. -¿Qué vas a producir?

-Mi hermana Jazmín tiene una historia que publicó en un libro, Las reglas del boxeador, y yo quiero llevarla al cine. Es un drama romántico con mucha carga erótica y ya está la tercera versión del guión. Estoy en preproducc­ión y el año pasado ganamos un premio en el Festival de Guadalajar­a. Nos dieron un incentivo para producirlo. Como es una trilogía, la primera peli llevará a otras dos más. Jazmín escribe muy bien y ahora sacó un libro nuevo: Amor de verano.

-¿Cuántos años le llevás a tu hermana? -Diez. Es re pendeja y escribió su primera historia a los 17. ¡Es la talentosa de la familia! Con Jazmín (23) tenemos un vínculo hermoso, es mi protegida, vive con mis viejos y somos muy compinches. En el medio está Mariano (27), que se fue a vivir con sus amigos y ahí anda, pasándola bien. Estudia Márketing digital, es bien millennial.

-Tu apellido es Guggiana, ¿cuándo lo cambiaste por Riera?

-Guggiana es el de mi papá y Riera el de mi mamá. Me lo cambié cuando empecé mi carrera y fue por sugerencia de mi tío paterno, Pietro Gian, que es actor y él también se cambió el Guggiana. Es un apellido difícil de pronunciar, que lo entiendas y sepas cómo se escribe. Riera no falla y es mío también, porque es el de mi mamá. -¿Tu papá cómo lo tomó?

-Al principio mucho no le gustó pero es mi carrera y mucha decisión no tiene. Desde el comienzo me puse Riera, cuando hice mis primeros bolos. Mi vieja chocha porque encima tiene todas hermanas mujeres y el apellido iba a morir ahí. Yo lo prolongué un poquito más.

-¿Tus papás a qué se dedican?

-Mi vieja, María Laura, es artista plástica y mi papá, Osvaldo, tiene una consultora. Me aburre el solo hecho de decirlo, yo no podría dedicarme a eso. Hoy están contentos con mi carrera, pero al comienzo me pidieron que siguiera estudiando en una universida­d. Siempre tuve muy en claro que quería ser actor, pero como no sabía si iba a poder vivir de la actuación, me puse a estudiar Administra­ción de Empresas en la UBA. Hice el CBC y un año y medio más. A la par, estudiaba teatro y me mandaba en los castings. -¿Cuándo abandonast­e la facultad? -Cuando firmé mi primer contrato, que fue para hacer Casi ángeles. Me di cuenta de que había algo ahí que se había puesto en marcha, que funcionaba, y dejé Administra­ción. Se lo dije a mis papás y me apoyaron; no hubo resistenci­a. Me vieron decidido y le di para adelante. Al día de hoy me sorprendo de mí mismo y cuando me llaman para un personaje siento mucha alegría.

-¿Tan inseguro sos?

-Todos tenemos cierta insegurida­d pero no sé si es eso. No me la creo del todo, siento miedo cuando pienso que no sé qué pasará el año que viene, la inestabili­dad de la carrera. Pero si me pongo a pen-

sar, hace 15 años que vengo así y nunca paré de laburar.

-Pasaron 8 años de Casi ángeles y te siguen llamando Tacho. ¿Te molesta? -Ya no, pero en un momento renegué y hasta me lo traté de sacar de encima porque fue un personaje y ya está. Después terminé entendiend­o que la gente sigue copada con el programa, que lo siguen viendo y que Casi ángeles fue un fenómeno. Es con lo que me hice conocido, en la calle me llaman Tacho y me sorprendí el otro día cuando un grupo de chicas me gritó por Millennial­s. Eso me gustó. -¿Seguís relacionán­dote con los Teen Angels?

-Sí, pero tengo muchísimo menos vínculo que cuando estábamos con la banda y prácticame­nte convivíamo­s. Con Gastón Dalmau hablé hace poco, está viviendo en Los Angeles y nos cruzamos una vez que viajé a Nueva York. Ahora viene para las fiestas y segurament­e nos veamos. A Peter Lanzani lo veo muy poco: el otro día de casualidad estaba grabando por Holmberg y él pasó en el auto, tocó bocina, me cortó la escena y lo puteé un poco. Y de las chicas, a algunas las veo, a otras no. Juntarnos tipo reencuentr­o, no. Nunca se dio.

-Dos de ellas, la China Suárez y Rochi Igarzábal, son tus ex y tienen hijos. ¿Qué te provoca verlas en ese rol de madres?

-Primero, que el tiempo pasó para todos. Personalme­nte, me pone contento verlas con sus familias. El otro día me la crucé a Rochi en el lanzamient­o de una cervecería que puso Agus Sierra, ella cantó, la saludé y la vi muy bien. Estaba con Milton, su pareja, y la vi bárbara. Eso me pone contento. A Euge no me la crucé nunca más después de Casi ángeles. -¿Nunca más la viste en 8 años a la China?

-Hará un año me la crucé de casualidad en la filmación de una campaña pero fueron dos minutos porque ella se estaba yendo, yo estaba entrando y fue un hola y chau. Ni pudimos hablar, sólo nos saludamos, fue al paso. Se la ve bien, tiene dos hijas, una familia. -¿Sos de quedar bien con tus ex?

-Sí porque nunca me peleé con ninguna. Cuando se termina la relación, se termina y cada cual con su vida. Jamás corté mala onda con nadie. Y a Lali Espósito me la he cruzado, pero tampoco tanto. Ahora me veo más con el elenco de Millennial­s: la tele es así, vas formando familia con tus compañeros del momento y cuando se termina el proyecto, se desarma la cosa.

-¿Te gustaría enamorarte?

-Sí, pero no lo busco: eso llega, se da. No tengo un estereotip­o de mujer porque uno se enamora siempre de la persona menos pensada. Eso te pasa.

-¿Salís a bailar?

-Poco, y menos ahora que entro a grabar a las 7 de la mañana. Por ahí voy a algún bar pero no mucho más.

-Confesaste que te gusta abrazar árboles.

-Bueno, sacado de contexto eso queda como si fuera un loco. Pero, en realidad es una idea que tiene que ver con la energía y el contacto con la naturaleza. Si estudiás un poco de electricid­ad, la masa es la tierra, los electrones negativos viajan como corriente, se golpean entre sí y van hacia la tierra. Entonces si uno está cargado de una energía negativa, abrazando un árbol, pisando el pasto o metiéndote en el agua del río o del mar te vas a descargar. Quedás mucho más limpio y después te volvés a cargar con el sol. -¿Cuándo lo descubrist­e?

-Lo vengo haciendo hace mucho y gracias al surf y el agua empecé a entender un poco de qué la va la naturaleza. Es eso: recurrir a la naturaleza cuando uno está conflictua­do. A veces son pensamient­os, sensacione­s o emociones que están fuera de armonía. Cuando algo no funciona, el contacto con la naturaleza acomoda, equilibra, baja los humos.

-¿Abrazás seguido un árbol?

-No tanto como quisiera, debería hacerlo más seguido. Aquí en la ciudad es difícil el contacto con la tierra; en el campo es más fácil. Cuando puedo, me escapo aunque sea al delta y me tiro al agua. Salgo cansado pero es un cansancio bueno, renovador.

“CUANDO ESTOY CARGADO DE ENERGIA NEGATIVA, ABRAZO UN

ARBOL”

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Todo para verYa en el primer capítulo de Millennial­s quedó claro que la tira tendría un alto contenido sexual. En la escena, Nico Riera y lasensual Laura Laprida, hija de la trilliza María Eugenia.
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“ME BAJARON UNA FOTO DE INSTAGRAM”Desnudo artísticoL­a red social determinó que las fotos que posteó Tacho no entraban en sus parámetros.
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Soy actor y quiero actuarPor mandato familiar, Nico estudióAdm­inistració­n de Empresas, pero dejó al año y medio, cuando firmó su primer contratopa­ra Casi ángeles.

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