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MI MUJER ME DIO LA “NOTICIA MAS LINDA: VOY A SER PAPA”

- Nicolás Peralta Fotos: Daniel Guía

Victoria, la esposa del especialis­ta en política, está embarazada de tres meses. “Nos dejamos de cuidar pensando que íbamos a quedar en 2019 y se adelantó”, cuenta. “Siempre quise un hijo varón para llevarlo a la cancha, pero me encantaría que sea una nena y que se parezca a mi mujer”, agrega

Es uno de los periodista­s políticos más destacados de la nueva generación. A los 32 años y con recorrido en gráfica, radio y televisión, Ramón Indart se distingue por la informació­n que maneja y por su manera de contarla en sus columnas en Perfil. com y en Buenos días América, el noticiero de las mañanas de América que conduce Antonio Laje y que sale en dúplex por A24. “Son cuatro horas al aire en vivo, no paramos y estamos alerta a todo. El noticiero se ve mucho y lo siento en los comentario­s que recibo permanente­mente. Tenemos más de 70 temas diarios en rutina, la exigencia al aire es tener siem- pre la noticia de primera mano y cada cual se destaca en su lugar: Julieta Navarro en co-conducción, Carlos Salerno en Policiales, Rubén Rabanal en Economía, Fernando Carolei en Tecnología y Darío D’Amore en Deportes”, cuenta Ramón. -Hablemos de tu vida. ¿Dónde te criaste?

-Mi familia vivía en Yerba Buena, Tucumán, pero como mi mamá, María Antonia, tenía problemas durante mi embarazo, se tuvo que atender en Buenos Aires y nací en Capital Federal. Soy el cuarto hijo y mi vieja no debía quedar otra vez porque iba a tener un embarazo de riesgo. No era grande, tenía casi 30 años pero por algunas complicaci­ones los médicos le sugirieron hacer un aborto. -¿Riesgos de qué tipo?

-Eran cuestiones médicas, su vida corría riesgo y podía llegar a morir en el parto. No quiso abortar, siguió adelante y siempre supo que me iba a llamar Ramón porque se hizo devota de San Ramón Nonato, el santo al que las embarazada­s le rezan para que su hijo salga sano. Nonato fue extraído del útero de su madre por cesárea después de que ella falleció. Como prefirió arriesgar su vida y no abortarme, se vino a Capital y por suerte salió todo bien.

-¿Cómo resultó el parto?

-No hubo problemas pero hasta que llegó a la sala de parto, fue difícil. El médico le dijo: “Se muere el nene en el parto, o te morís vos y el bebé se salva o mueren los dos”. No pasó nada y apenas nací mi mamá dijo: “Se va a llamar Ramón”. Actualment­e, cada vez que discuto con mi vieja por el tema del aborto, ella siempre me pone su caso como ejemplo. Estoy a favor de la legalizaci­ón del aborto y le explico que cada situación es un mundo pero es preferible que esté regulado y no que se haga a escondidas en situacione­s clandestin­as con riesgo de muerte.

-¿Tu mamá qué te dice?

-Es un tema sensible. A ella en su momento le ofrecieron abortar de forma clandestin­a y dijo que no. Que si tenía que morir ella, prefería que así fuera y que naciera el bebé. Gracias a Dios, salió bien. Así que nací, viví dos años en Tucumán y nos mudamos otra vez a Buenos Aires por problemas de laburo. -¿A qué se dedican tus papás?

-Mi papá, Alberto, es ingeniero industrial y mi mamá es profesora de equitación. Te hablo de fines de los ‘80, en la hiper inflación. Nos fuimos a Don Torcuato y luego a Tortuguita­s, que en esa época era pleno campo. Eramos los únicos de toda la cuadra con auto. Mis hermanos son Santiago (42), ingeniero industrial, Alicia (40), kinesiólog­a, y Alberto (35) vive en Chile con su mujer y sus dos hijos, Santiago y Francisco; ahí tenían una imprenta pero se aburrieron y se están por mudar a Costa Rica a vivir en un pueblo pesquero.

-¿Cómo se sostenía la casa?

- Si bien en casa nunca faltó nada, mi viejo estuvo desemplead­o siete años y no fue fácil. Mi vieja daba clases de equitación en Tortugas y mi viejo se las ingeniaba para encontrar laburo donde podía. Esa etapa fue heavy. Ibamos al colegio bilingüe Chaltel College pero en un momento no se podía pagar más la cuota y la casa se hipotecó a nombre del colegio. Me cambiaron de escuela al Instituto Verbo Divino, en Pilar, y ahí me recibí. Luego empecé en el CBC de Derecho.

-¿Por qué Derecho?

-Porque mi sueño de chico era hacer política y ser Presidente de la República. En un momento, le escribí una carta a De la Rúa para que saliera adelante el país y me la contestó. Tenía 15 años, se la mandé a Balcarce 50, la respuesta estaba escrita a máquina y tenía su firma. Después salió bastante mal su presidenci­a pero en su momento para mí fue importante esa carta.

-¿Querías ser Presidente?

-Creo que influyó mucho que mi viejo la había pasado tan mal. Estaba a los tiro- nes y empecé a tener conciencia política en el fin de fiesta de la década del ‘90. Se sacaron al sol los trapitos del menemismo y quería ser político para cambiar toda esa corrupción. Estudié Abogacía dos años y dejé porque me desencanté completame­nte.

-¿Ahí se cruzó el periodismo?

-Ya lo traía también de chico. A los 10 años tenía un libro personal donde cubría la Fórmula 1, con recortes de los diarios. Era el deporte que veía con mi viejo. Me anoté en Ciencias de la Comunicaci­ón en la UBA y al toque arranqué a trabajar.

-¿En dónde?

-En el diario Resumen de Pilar, donde pasé por todas las áreas. Luego di mis primeros pasos en radio y pasé a laburar en una consultora privada de comunicaci­ón. A la par armé mi blog, Dos papiros, donde escribía sobre política y conocí a Darío Gallo, editor de Noticias en ese momento y dueño de un blog que se llamaba Blog de Periodista­s. Le pedí laburo y estuve un año y medio en carpeta porque no había lugar hasta que en 2009 entré en Perfil.com.

-¿Seguís escribiend­o?

-Sí, hace casi 10 años en la web de Perfil . Fue como tocar el cielo con las manos. A la par, entré a trabajar en Radio Metro con Varsky: primero hacía informes semanales y después producción, móviles, aire, hice todo. Estuve tres años y al mismo tiempo escribí mi libro, El poder del juego, que es una investigac­ión sobre el negocio del juego y los casinos. -¿Y la tele?

-Cuando me fui de Metro porque sentía se había cumplido mi ciclo ahí, me llamaron de Canal 26 para trabajar con Martín Liberman. Antes había hecho colaboraci­ones con Gustavo Sylvestre en A24 y con Lanata en el 26 y en PPT a propósito del negocio del juego. Luego entré como columnista político en Liberman en línea en televisión y radio y después conduje Vas a ver, cuando se fue Rodrigo Lussich. Amé conducir, fue espectacul­ar la experienci­a y en 2017 me pasé del 26 a América con Antonio Laje, donde estoy actualment­e al aire. -¿Se te fueron las ganas de ser Presidente?

-Sí. No pero sí. La política te exige demasiado. Hacer política es estar todos los días en un lugar distinto, no tenés sábados y domingos, tenés que estar y saber agachar la cabeza y tragarte sapos. Al estar dentro de una estructura partidaria, vas a ver cosas con las que no estás de acuerdo y no podés romperla porque te quedás sin partido. Tenés que saber defender proyectos que no querés aprobar y medidas con las que estás en

desacuerdo pero que decidió el partido al que pertenecés. Eso no me gusta a mí, no sé cómo hacen para tragarse sapos y no podría soportar estar al lado de un tipo que es un delincuent­e.

-Vamos a lo lindo: vas a ser papá.

-Sí. Mi mujer, Victoria, está embarazada de tres meses. Nos dejamos de cuidar pensando que íbamos a quedar en 2019 y se adelantó. Ella se enteró sola de la noticia: yo estaba en Mendoza dando una charla sobre el juego y cuando volví a casa, encontré una cartita sobre la mesa. Vicky se había ido a Entre Ríos a visitar a su papá que cumplía años pero antes se hizo el test de embarazo porque le dolía mucho la panza. “Yo me enteré sola, que él también mastique la noticia solo”, pensó y se fue.

-¿Y la carta qué decía?

-Abrí una cajita de regalo, adentro había un chupete y una cartita que decía: “Hola, papá. Todavía no nos conocemos, estoy en la panza de mamá”. Fue muy emocionant­e, la mejor noticia de mi vida. Era domingo a la mañana, me senté y me quedé todo el día esperando que volviera.

-¿Cómo marcha el embarazo?

-Muy bien. Tiene pancita ya. Estamos muy felices y aunque soy fanático de River y siempre quise un hijo varón para llevarlo a la cancha, me encantaría que sea una nena. Sería muy flashero tener una nena y que sea parecida a ella. La imagino a Vicky en chiquita y me muero de amor. Mi viejo siempre me dijo: “Si tenés la fortuna de ser papá de una nena, es un doble enamoramie­nto porque tenés a tu mujer al lado y a tu hija que es como ella en miniatura, con sus genes. Es un doble amor”. No veo la hora de ser papá. Tenemos fecha de parto para el 20 de junio.

-¿Cómo conociste a tu mujer?

-Nos conocimos un verano en el campo de mi abuela que queda en La Paz, Entre Ríos. Vicky es de ahí y yo iba a pasar parte del verano. Tenía 17 años y ella 16. Teníamos un primo en común que es primo de ella por parte de madre y mío por parte de padre, así que entre nosotros no hay lazo sanguíneo. Nos hicimos amigos y en un casamiento de otro primo, nos miramos distinto y terminamos dándonos un beso a escondidas de sus padres. Nos vieron y se armó un escándalo porque éramos lo más chiquitos de la familia. Ella me regaló una nariz de payaso del carnaval carioca y yo le di un collar. A los 5 meses, volví a La Paz sin avisarle porque no teníamos celular en aquel momento, nos encontramo­s y ella sacó el collar y yo la nariz de payaso. -Qué romántico.

-Hermoso, ¿no? Ella se estaba por poner de novia con alguien de La Paz, llegué yo y pudrí todo. Me volví a Buenos Aires, seguimos llevándola a la distancia y a los 19 nos pusimos de novios. Ella encima se fue a Corrientes a estudiar Kinesiolog­ía, estábamos a mil kilómetros de distancia y nos separamos porque nos veíamos una vez al mes; era imposible. Cortamos, pasamos 5 años sin hablarnos y en el medio, en 2013, nos reencontra­mos por una situación familiar muy fea. -¿Qué pasó?

-En el lapso de 10 días, se murieron dos tíos míos por ACV y una prima por una enfermedad. La muerte se hizo presente y sentí que crecí de golpe: “La muerte existe, hay que aceptarla y vivir cada día como si fuera el último. ¿Qué hago perdiendo mi vida sin ella? Si mañana me muero, no la veo nunca más”, pensé. Y la fui a buscar.

-¿Habías quedado enganchado?

-Sí, muy. Fueron 5 años sin mandarnos ni un solo mensaje y me nació llamarla. Ella lo primero que pensó fue: “¿Ahora quién se murió en la familia?”. Le pedí vernos, viajé a Corrientes y a partir de ahí no nos separamos más. A los 3 meses se vino a vivir conmigo a Buenos Aires. Vivía en Esquina, Corrientes, y dejó a su familia, sus amigos y su vida por mudarse conmigo. En febrero de 2016 nos casamos.

-¿Qué te enamoró tanto de Vicky? -Que en ella encontré la paz. A su lado puedo ser yo más que nunca, compartimo­s todo, me gusta hablar, divertirme, salir, estar con ella. Prácticame­nte no discutimos, es mi media naranja. De chicos decíamos que nos íbamos a casar y las vueltas de la vida hicieron que así sea. Le ofrecí casamiento un Año Nuevo con un fernet en la mano y siempre me dice: “Qué poco romántico que sos”. Hicimos un fiestón en La Paz, Entre Ríos. Fue uno de los días más felices de mi vida.

“DE CHICO QUERIA SER PRESIDENTE Y LE ESCRIBI A DE LA RUA”

El más chico de la familia Le debe su nombre a San Ramón Nonato, el santo de las embarazada­s. Es el menor de cuatro hermanos.

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