A MARTINA NO LE “GUSTA NADAR Y FELICITAS TODAVIA ES CHICA”
Durante gran parte de su vida, José “Pepe” Meolans (40) se la pasó en el agua. El cordobés, considerado uno de los mejores nadadores argentinos de todos los tiempos, fue reconocido en el 2002 como Campeón del Mundo en Moscú y al tiempo ganó los Panamericanos, entre otros reconocimientos. Sin embargo, en diciembre de 2008 se retiró por completo y desde ese momento su vida pasa por otro lado: da clínicas de natación y tiene Meolans Swimwear, su marca de mallas. Además, ahora con más tiempo libre, el ex deportista no se priva de hacer viajes con su mujer Valeria Lebeau (36) y sus dos hijas, Martina (8) y Felicitas (9 meses). Hace unos días, la familia se instaló en el Hotel Enjoy de Punta del Este para festejar la Navidad y él accedió a una nota con Pronto. -¿Cómo vivió Martina la Navidad?
-Feliz. Cada vez que llega una fecha así, con los regalos y todo lo que significa Papá Noel para los niños, tiene mucha ilusión. Los días previos estuvo muy expectante.
-¿Le gustó a la más pequeña la playa?
-Sí, está chocha. En realidad este es el segundo viaje que hacemos los cuatro juntos, porque hace un mes nos fuimos de vacaciones a Punta Cana. Pero la gordita está fascinada y se la pasa jugando en la arena. Punta es un destino que nos encanta y como hacía muchos años que no venía- mos, queríamos que Felicitas conociera. La última vez que vinimos, Martina tenía la edad que hoy tiene la más chiquita. Fue como volver a vivir todo de nuevo.
-Hablemos de vos. Una vez dijiste que la competencia y el deporte te dio mucho, pero que también te sacó. Ahora que estás retirado, ¿pudiste recuperar el tiempo perdido?
-Pude recuperar, pero siempre digo que lo que me quitó fue nada a comparación de lo que me dio. Soy un agradecido permanente al deporte. Igual reconozco que cuando trabajaba en el ámbito competitivo estaba un poco alejado de mis seres queridos. Ahora puedo pasar más tiempo con mi familia y tengo mucho tiempo para ellos y también para mí. -Cuando se retira un deportista se arman grandes despedidas, sobre todo para los futbolistas. ¿Estás conforme con tu despedida?
-Sí, tengo los mejores recuerdos. Mi cierre a nivel internacional fueron los Juegos Olímpicos de Beijing, pero continué unos meses porque quería hacer el cierre en el país. La despedida en el Cenard fue como la soñé: hice mi mejor marca y registro, y también disfruté mucho de los cincuenta metros. Además, allá estuvieron mis seres queridos acompañándome. -¿Sentiste que cumpliste un ciclo?
-Claro. “Hasta acá llegué, cumplí un ciclo”, dije. Es in-
creíble que ya hayan pasado diez años.
-¿Qué es lo que más extrañás de esa época?
-La competencia, la adrenalina y el cosquilleo que sentía en la panza antes de tirarme en una prueba definitoria. Esas sensaciones que vivía en plena competencia no las puedo tener en otro contexto. Lo demás no extraño.
-Toda la vida entrenaste y te cuidaste con las comidas, ¿ahora te das los gustos? -Sí, me doy los permitidos. Si bien como mucho menos, no me privo de nada. Lo que sí, soy muy inquieto así que entreno bastante. Sigo nadando, hago ciclismo, juego al fútbol y voy al gimnasio.
-También das clínicas de natación.
-Sí, es un proyecto que ya lleva diez años y con el que recorrí todo el país. Doy clases prácticas y también charlas motivaciones. Las disfruto muchísimo. Además, me encanta enseñarle a los más chiquitos y a los adolescentes. -¿Tus hijas saben nadar?
-A Martina no le gusta nadar (ríe). Con mi mujer estamos preocupados porque queremos que aprenda por una cuestión de defensa, por eso la llevamos a clases para que aprenda bien. A ella le gusta ir a voley y las clases de teatro. -¿Querés que Felicitas aprenda desde chiquita? -No, prefiero esperar un poco. Los nenes tienen un proceso y hay que respetarlo. Si bien la matronatación existe y estoy de acuerdo, prefiero que mi hija arranque un poquito más tarde... A partir de los dos años.