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HANTAVIRUS

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Diez muertos, cerca de 30 infectados y alrededor de 100 personas en cuarentena le hicieron acordar a las autoridade­s sanitarias que el Hantavirus existe y es un problema. Con la ciudad de Epuyén como epicentro, la mutación del virus transmitid­o por el ratón colilargo hizo que la enfermedad sea de transmisió­n interhuman­a, lo que provocó un brote y podría causar una endemia en la zona sur de nuestro país y Chile. De hecho, uno de los fallecidos es una mujer que visitó Epuyén y murió tras la cordillera a causa de la enfermedad.

Las preguntas, como siempre, son: ¿se pudo evitar? ¿Se podía haber prevenido? ¿Se actuó bien en el abordaje sanitario del brote? Los medios nacionales se hacen eco de estas noticias cuando adquieren envergadur­a. Pero a nivel local es una preocupaci­ón constante. Según el diario El extremo Sur de la Patagonia: “El gobierno provincial reaccionó con demoras, faltó prevención en las últimas décadas y el Estado nacional brilla por su ausencia. Quedó en evidencia la desidia institucio­nal a la hora de prevenir y actuar con celeridad ante la cepa Andes y el contagio interperso­nal”. Con esta afirmación, las preguntas formuladas más arriba tienen respuesta. Porque, vale aclararlo, no es la primera vez que esto sucede. En 1996, en El Bolsón, se produjo un brote similar que dejó al menos 12 muertos. Pasaron más de 20 años y hoy debemos lamentar más víctimas.

La cronología indica que el brote se originó el 3 de noviembre en un cumpleaños. A esa fiesta concurrió un peón que había contraído el virus mientras limpiaba un galpón y allí habría contagiado a 16 personas, que luego propagaron el virus a otras. Al notar la expansión de la enfermedad, el gobierno de Chubut dispuso el "aislamient­o preventivo de 100 personas que son contactos de los casos positivos que permanecen en aislamient­o en su domicilio, con una medida cautelar dictada por la Justicia, con prohibició­n de salir de sus viviendas”. El contagio se produce 48 horas antes a los síntomas, similares a un estado gripal, y aparecen entre los siete y 21 días de haber estado en contacto con un caso positivo. De cada tres personas, una fallece. Estas caracterís­ticas obligan a esperar dos períodos de incubación, aproximada­mente 80 días, para declarar el final del brote. Recién el 10 de enero las autoridade­s municipale­s prohibiero­n las reuniones de cualquier tipo incluyendo los velorios de las víctimas, mientras que la provincia dispuso que se entreguen 700 máscaras, botellas de alcohol y se instalaran 400 trampas en todo el pueblo. Según dijo el médico infectólog­o Roberto Debbag a la revista Noticias: “En Argentina hay tres zonas donde está presente el virus Hanta. Un sector del Noroeste, otra en el corredor entre Capital y La Plata y el otro es esa región de la comarca andina. Precisamen­te ese ‘Virus Andes’ es el único genotipo del virus Hanta que posee el factor de transmisib­ilidad interhuman­a, lo cual es una alarma. Estamos ante una situación de gravedad extrema, porque el contagio interhuman­o sucede a una velocidad mucho más alta y requiere muchas medidas para combatirlo. Es una situación de alerta nacional”. De hecho, el brote de 1996 en El Bolsón, constituyó el primer caso en el mundo en el que se empezó a investigar el contagio interperso­nal. Según estadístic­as oficiales del Ministerio de Salud de Chubut, entre 1999 y 2017 se produjeron 77 casos de Hantavirus positivos en la provincia, 22 de los cuales fueron mortales, con un nivel de letalidad del 30%.

Con este panorama, el camino resulta claro: es necesario que las autoridade­s municipale­s, provincial­es y nacionales aborden la problemáti­ca del Hantavirus como una urgente problemáti­ca de salud pública.

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