MI HIJA SIMONA “ME CAMBIO EN TODO”
Oriundo de Pehuajó, de chiquito sintió atracción por la actuación: su papá trabajaba en distintas obras de teatro independiente y cuando tuvo la posibilidad de emigrar a Buenos Aires, se formó con diferentes maestros. Alcanzó la popularidad en productos como Rebelde Way, Floricienta, Doble vida, Montecristo, Se dice amor y Lalola y durante seis años fue el hijo gay de Antonio Gasalla en la exitosísima comedia Más respeto que soy tu madre. Hoy Esteban Pérez (42) actúa en Madre coraje, en el Teatro Regina, junto a Claudia Lapacó y gran elenco, en una versión de José María Muscari sobre el clásico de Bertolt Brecht. “Como todo clásico, la obra se vuelve muy vigente y Muscari le dio una impronta muy propia, que la baja a tierra y la saca del lugar acartonado y de esa cosa de que el espectador siente que tiene que concentrarse para entenderlo”, explica Esteban.
-La historia es un dramón.
-Es muy fuerte, sí. Madre coraje es una mujer atravesada por la guerra y la obra cuenta sus desdichas familiares y las de sus tres hijos y cómo ella hace negocios para salir adelante en ese contexto tan particular. Soy el hijo mayor, que se enrola en el ejército y pierde la vida en la guerra, y mis hermanos son Martín Slipak e Iride Mockert, que es la hija muda. La pieza cuenta lo descarnada que puede ser una madre, que pierde a sus hijos y por delante de eso elige hacer negocios para seguir subsistiendo.
-Estuviste seis años en el exitazo de Más respeto que soy tu madre. ¿Cómo fue convivir con Gasalla?
-Un honor. Con Antonio me llevé muy bien siempre y tuvimos la mejor. En todo caso el desafío fue convivir conmigo durante seis años y con lidiar con la monotonía para no desear hacer otra cosa. Gasalla fue un súper compañero y aprendí mucho observándolo. Sabe transmitir. En el escenario es una bestia y puede ir hacia donde quiera.
-¿Cómo lograbas no caer en la monotonía del trabajo? -Ese era el gran desafío y nunca pensé en bajarme porque era un suceso y no sé si alguna vez se repetirá un fenómeno semejante. Al menos, en mi camino. Las entradas se agotaban noche a noche; una locura lo que pasó. En paralelo a Más respeto, actué en tele en Malparida, Lobo y otros proyectos. Con Madre coraje debutamos el año pasado en el Regio y ahora reestrenamos en el Regina (Santa Fe 1235). -¿Cuándo volvés a la televisión?
-Ahora en febrero comienzo a grabar una miniserie de 8 capítulos, con la productora de Diego Palacios y Nacho Viale. Tiene nombre tentativo y cuenta la historia de una pareja de periodistas que investiga casos de asesinatos. Se involucran en la investigación y a la vez comienzan a cometer ellos mismos algunos crímenes. El verano por ahora va por ahí.
-Se sabe poco de tu vida privada. ¿Sos papá?
-Sí. Tengo una hija de 5 años que se llama Simona. Mi hija me cambió en todo. Parece trillado, pero la realidad es esa. Y despertó en mí una conciencia del paso del tiempo que no tenía muy clara. Es un registro muy fuerte de la vida que veo en ella y en mí. Me corrió del eje propio y me permitió ver lo rápido que pasa todo. Simona vino a marcar un camino muy fuerte en la vida de su madre y de su padre. -¿Quién es la mamá?
-Es Vicky Almeida, actriz que actualmente está en la obra ¿Qué hacemos con Walter?, de Juan José Campanella. Estuvimos tres años en pareja y nos separamos cuando Simona era muy chiquitita. La nena vive con los dos, mitad de semana con cada uno. Está todo muy ordenado en ese sentido. Encontrarme solo con una niña pequeña no fue fácil y aprendí a hacer todo, desde cambiarle los pañales hasta darle la mamadera. La madre fue muy generosa, se sacaba leche y me la pasaba para que se la diera los días que estaba conmigo. Vicky fue muy generosa en el buen sentido y me la dio siempre con total confianza. -¿Cómo te descubrís como papá?
-En principio, nunca pensé que iba a ser
“DESPUES DE LOS 40 ME LLEGO LO MEJOR DE LA VIDA” Dúctil Junto a Gasalla interpretó a un gay; en Rizhoma Hotel a una chica trans; y hoy, en la obra de Muscari, a un soldado.
padre. No por falta de deseo sino porque no lo tenía diagramado en la cabeza. No era un plan. Nunca dije: “A tal edad me gustaría ser padre o en este momento de mi vida me gustaría tener un hijo”. Apareció Simona en el momento que tenía que aparecer. Y como padre veo que todo lo que pensaba no iba a poder hacer, lo estoy haciendo. Me fui armando con lo que tenía y me descubrí en situaciones inimagi- nables para mí, dedicándole todo el tiempo de mi vida.
-¿Ves cosas tuyas en tu hija? -Muchísimas. En la personalidad, sobre todo. Tiene carácter fuerte. También es algo que me cuestiono. De repente, veo que empiezan a aparecer cosas en la niña que me pertenecen y que se filtran por lugares que vos no pensás que se filtran. Es extraño porque es un lugar que ni siquie- ra tiene que ver con el lenguaje, sino con algo energético. Uno transmite por todos lados y ella absorbe también por todos lados. Es una preciosura ser papá; un lugar muy confortable de habitar.
-¿Cómo es Simona?
-Muy graciosa e histriónica. Va a una escuela Waldorf y la antroposofía apunta a que ellos mismos vayan descubriendo el mundo. Simona trae en sus genes una cosa muy histriónica; es re personaje. Una niña artista. Por supuesto que me encantaría que explore en alguna actividad artística; todo dependerá de su deseo. Cayó en una familia de artistas.
-¿Tu papá es actor también?
-Sí, en Pehuajó. Se llama Oscar Pérez, laburó toda la vida en una compañía de teatro independiente y lo sigue haciendo. Mi tío es dramaturgo y director y tengo un primo que es músico y le va muy bien en España. Me crié en un ambiente donde había mucho arte. Mi mamá, Silvia, fue docente y toca el piano.
-¿Cuál es el laburo por el que más te reconocen?
-Sin dudas, por Floricienta. Aún me siguen hablando de esa novela y ya pasaron más de 15 años. También Montecristo pegó muy fuerte en el público y marcó algo en la gente. Hace poco salió un capítulo de Rizhoma hotel, donde hice de una chica trans y me felicitaron mucho en la calle. -¿Estás en pareja?
-Sí, estoy casado. Cuando me separé de la madre de Simona, estuve un tiempo solo hasta que formé otra pareja y hace dos años nos casamos. Se llama Lorena Suárez, es modelo y le va muy bien aunque es perfil recontra bajo. Labura mucho en publicidad acá y afuera también. -¿Agrandarías la familia?
-Lorena tiene una hija de 6 años y estamos muy bien ensamblados. Por el momento, estamos muy bien así con las dos nenas. Entre las chicas se llevan re bien y como cualquier hermana, se aman y se matan al mismo tiempo. Estoy muy contento con mi presente; siempre me dijeron que después de los 40 se venía lo mejor de la vida y así lo siento.
-¿Te pegó cumplir 40?
-No, el cambio de década no me afectó pero lo que sí me pegó fue haber sido padre. Como te contaba, cuando llegó mi hija tuve un click y empecé a ser consciente del paso del tiempo y lo finitos que somos. Empecé a pensar qué pasará el día que ya no esté más en este mundo y por eso quiero estar presente en el aquí y ahora. Esto dura muy poco y es mi hija la que me marca el tiempo y me hace sentir despierto.