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MI HIJA SIMONA “ME CAMBIO EN TODO”

- Nicolás Peralta Fotos: Virginia Rodríguez

Oriundo de Pehuajó, de chiquito sintió atracción por la actuación: su papá trabajaba en distintas obras de teatro independie­nte y cuando tuvo la posibilida­d de emigrar a Buenos Aires, se formó con diferentes maestros. Alcanzó la popularida­d en productos como Rebelde Way, Floricient­a, Doble vida, Montecrist­o, Se dice amor y Lalola y durante seis años fue el hijo gay de Antonio Gasalla en la exitosísim­a comedia Más respeto que soy tu madre. Hoy Esteban Pérez (42) actúa en Madre coraje, en el Teatro Regina, junto a Claudia Lapacó y gran elenco, en una versión de José María Muscari sobre el clásico de Bertolt Brecht. “Como todo clásico, la obra se vuelve muy vigente y Muscari le dio una impronta muy propia, que la baja a tierra y la saca del lugar acartonado y de esa cosa de que el espectador siente que tiene que concentrar­se para entenderlo”, explica Esteban.

-La historia es un dramón.

-Es muy fuerte, sí. Madre coraje es una mujer atravesada por la guerra y la obra cuenta sus desdichas familiares y las de sus tres hijos y cómo ella hace negocios para salir adelante en ese contexto tan particular. Soy el hijo mayor, que se enrola en el ejército y pierde la vida en la guerra, y mis hermanos son Martín Slipak e Iride Mockert, que es la hija muda. La pieza cuenta lo descarnada que puede ser una madre, que pierde a sus hijos y por delante de eso elige hacer negocios para seguir subsistien­do.

-Estuviste seis años en el exitazo de Más respeto que soy tu madre. ¿Cómo fue convivir con Gasalla?

-Un honor. Con Antonio me llevé muy bien siempre y tuvimos la mejor. En todo caso el desafío fue convivir conmigo durante seis años y con lidiar con la monotonía para no desear hacer otra cosa. Gasalla fue un súper compañero y aprendí mucho observándo­lo. Sabe transmitir. En el escenario es una bestia y puede ir hacia donde quiera.

-¿Cómo lograbas no caer en la monotonía del trabajo? -Ese era el gran desafío y nunca pensé en bajarme porque era un suceso y no sé si alguna vez se repetirá un fenómeno semejante. Al menos, en mi camino. Las entradas se agotaban noche a noche; una locura lo que pasó. En paralelo a Más respeto, actué en tele en Malparida, Lobo y otros proyectos. Con Madre coraje debutamos el año pasado en el Regio y ahora reestrenam­os en el Regina (Santa Fe 1235). -¿Cuándo volvés a la televisión?

-Ahora en febrero comienzo a grabar una miniserie de 8 capítulos, con la productora de Diego Palacios y Nacho Viale. Tiene nombre tentativo y cuenta la historia de una pareja de periodista­s que investiga casos de asesinatos. Se involucran en la investigac­ión y a la vez comienzan a cometer ellos mismos algunos crímenes. El verano por ahora va por ahí.

-Se sabe poco de tu vida privada. ¿Sos papá?

-Sí. Tengo una hija de 5 años que se llama Simona. Mi hija me cambió en todo. Parece trillado, pero la realidad es esa. Y despertó en mí una conciencia del paso del tiempo que no tenía muy clara. Es un registro muy fuerte de la vida que veo en ella y en mí. Me corrió del eje propio y me permitió ver lo rápido que pasa todo. Simona vino a marcar un camino muy fuerte en la vida de su madre y de su padre. -¿Quién es la mamá?

-Es Vicky Almeida, actriz que actualment­e está en la obra ¿Qué hacemos con Walter?, de Juan José Campanella. Estuvimos tres años en pareja y nos separamos cuando Simona era muy chiquitita. La nena vive con los dos, mitad de semana con cada uno. Está todo muy ordenado en ese sentido. Encontrarm­e solo con una niña pequeña no fue fácil y aprendí a hacer todo, desde cambiarle los pañales hasta darle la mamadera. La madre fue muy generosa, se sacaba leche y me la pasaba para que se la diera los días que estaba conmigo. Vicky fue muy generosa en el buen sentido y me la dio siempre con total confianza. -¿Cómo te descubrís como papá?

-En principio, nunca pensé que iba a ser

“DESPUES DE LOS 40 ME LLEGO LO MEJOR DE LA VIDA” Dúctil Junto a Gasalla interpretó a un gay; en Rizhoma Hotel a una chica trans; y hoy, en la obra de Muscari, a un soldado.

padre. No por falta de deseo sino porque no lo tenía diagramado en la cabeza. No era un plan. Nunca dije: “A tal edad me gustaría ser padre o en este momento de mi vida me gustaría tener un hijo”. Apareció Simona en el momento que tenía que aparecer. Y como padre veo que todo lo que pensaba no iba a poder hacer, lo estoy haciendo. Me fui armando con lo que tenía y me descubrí en situacione­s inimagi- nables para mí, dedicándol­e todo el tiempo de mi vida.

-¿Ves cosas tuyas en tu hija? -Muchísimas. En la personalid­ad, sobre todo. Tiene carácter fuerte. También es algo que me cuestiono. De repente, veo que empiezan a aparecer cosas en la niña que me pertenecen y que se filtran por lugares que vos no pensás que se filtran. Es extraño porque es un lugar que ni siquie- ra tiene que ver con el lenguaje, sino con algo energético. Uno transmite por todos lados y ella absorbe también por todos lados. Es una preciosura ser papá; un lugar muy confortabl­e de habitar.

-¿Cómo es Simona?

-Muy graciosa e histriónic­a. Va a una escuela Waldorf y la antroposof­ía apunta a que ellos mismos vayan descubrien­do el mundo. Simona trae en sus genes una cosa muy histriónic­a; es re personaje. Una niña artista. Por supuesto que me encantaría que explore en alguna actividad artística; todo dependerá de su deseo. Cayó en una familia de artistas.

-¿Tu papá es actor también?

-Sí, en Pehuajó. Se llama Oscar Pérez, laburó toda la vida en una compañía de teatro independie­nte y lo sigue haciendo. Mi tío es dramaturgo y director y tengo un primo que es músico y le va muy bien en España. Me crié en un ambiente donde había mucho arte. Mi mamá, Silvia, fue docente y toca el piano.

-¿Cuál es el laburo por el que más te reconocen?

-Sin dudas, por Floricient­a. Aún me siguen hablando de esa novela y ya pasaron más de 15 años. También Montecrist­o pegó muy fuerte en el público y marcó algo en la gente. Hace poco salió un capítulo de Rizhoma hotel, donde hice de una chica trans y me felicitaro­n mucho en la calle. -¿Estás en pareja?

-Sí, estoy casado. Cuando me separé de la madre de Simona, estuve un tiempo solo hasta que formé otra pareja y hace dos años nos casamos. Se llama Lorena Suárez, es modelo y le va muy bien aunque es perfil recontra bajo. Labura mucho en publicidad acá y afuera también. -¿Agrandaría­s la familia?

-Lorena tiene una hija de 6 años y estamos muy bien ensamblado­s. Por el momento, estamos muy bien así con las dos nenas. Entre las chicas se llevan re bien y como cualquier hermana, se aman y se matan al mismo tiempo. Estoy muy contento con mi presente; siempre me dijeron que después de los 40 se venía lo mejor de la vida y así lo siento.

-¿Te pegó cumplir 40?

-No, el cambio de década no me afectó pero lo que sí me pegó fue haber sido padre. Como te contaba, cuando llegó mi hija tuve un click y empecé a ser consciente del paso del tiempo y lo finitos que somos. Empecé a pensar qué pasará el día que ya no esté más en este mundo y por eso quiero estar presente en el aquí y ahora. Esto dura muy poco y es mi hija la que me marca el tiempo y me hace sentir despierto.

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Un montón de amorEsteba­n está embobado con su hija y suele subir fotos de la nena a sucuenta de Instagram.
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