LA FASCINANTE VIDA DEL PIONERO DEL ESPECTACULO
De manera inesperada, el periodismo de espectáculos se quedó sin su mentor. O, como el prefería llamarse, el pionero. En la tarde del sábado 8, cerca de las 14.30 horas, Lucho Avilés murió por un infarto masivo, después de almorzar con amigos en la Asociación Argentina de Caza y Conservacionismo, en Belgrano. Tenía 81 años. Según le contaron a Pronto allegados al conductor, Lucho se levantó de la mesa para ir al baño y, varios minutos después, como no regresaba, dos de sus conocidos lo fueron a buscar. Lo encontraron desvanecido y, como no reaccionaba, llamaron al SAME. Cuando los médicos llegaron, pudieron constatar que el periodista uruguayo había muerto. El doctor Alberto Crescenti, director del SAME, explicó: “Nosotros recibimos el llamado a las 14.45 y mandamos al lugar un equipo completo. Sabíamos que era una pérdida de conocimiento y a los nueve minutos el móvil estaba en el lugar. Pero cuando conversé con los médicos del equipo que llegó al lugar, el señor Avilés ya tenía un tiempo de fallecido. Entonces, lamentablemente, no pudimos hacer maniobras de reanimación avanzada, ni utilizar otros equipos. No pudimos hacer nada”. El domingo al mediodía, luego de la autopsia de rigor, los restos de Avilés fueron despedidos en la casa velatoria O´Higgins, en Belgrano, por un grupo minúsculo de familiares y amigos, entre los que se encontraban su esposa María del Carmen Festa (70) y su hijo Alvaro (33). También se acercaron al lugar los hermanos del conductor y sus sobrinos, quienes viajaron desde Montevideo, Uruguay. Entre sus ex compañeros de trabajo que se acercaron a darle el último adiós estuvieron Lío Pecoraro, Fernando Piaggio, Cristina Clement, Marisa Brel, Fernando Cerolini, la productora Alicia Predelli, la locutora Alicia Barrios, Diego Toni, el actual gerente de contenidos de Canal 9
Pintón, culto y polémico, llegó de Uruguay y pisó fuerte en el medio. Brilló al frente de programas como El pueblo quiere saber e Indiscreciones. Tuvo muchos amores y un hijo, Alvaro (33), con María del Carmen, la mujer que lo acompañó durante los últimos 28 años de su vida
y el peluquero Fabio Cuggini. Y entre los artistas que lo despidieron estuvieron presente Tormenta, José Figueroa, integrante de Los Chalchaleros y la actriz Andrea Barbieri. Esa despedida duró apenas una hora ya que, hace mucho, Lucho le había confesado a su esposa que no quería ningún tipo de velatorio. Después de las 15, el cortejo fúnebre partió al Cementerio Memorial de Pilar. Tras un breve responso, los restos de Avilés fueron sepultados. Aunque la mayoría de sus seres queridos partieron tras el entierro, su esposa y su hijo, sumado a sus familiares más cercanos se quedaron en el lugar durante una hora y media más, en donde le dedicaron emotivas palabras y recordaron algunas de sus anécdotas. Aún con el dolor por la muerte de su esposo, María del Carmen dijo, absolutamente emocionada: “Lucho ha sido todo para mí. Estuvimos casados durante 38 años y parte de mi vida también se ha ido con él. Pero me dejó lo más importante que es nuestro hijo Alvaro. Quien lo haya conocido bien no duda de su generosidad, ni de su bondadoso corazón. Este sábado no quiso seguir latiendo... Recuerdo muchas anécdotas con su carácter explosivo, que le duraba minutos y al rato ni se acordaba por qué se había enojado. Lo voy a extrañar mucho... Voy a extrañar las discusiones, los paseos, las compras en el supermercado. Todo”. Y completó, en medio de lágrimas: “Le pido a Dios que me dé fuerzas para atravesar este dolor y a Lucho le pido que donde esté, me siga protegiendo y cuidando hasta que, en algún momento, ojalá nos volvamos a encontrar”.
Desde muy joven, Lucho, que nació en Montevideo bajo el nombre Luis César Avilés, comenzó a recorrer el mundo del periodismo. Su primer trabajo fue en el diario El País, donde a los pocos años ya se destacaba por su buena información y su escritura mordaz. El salto a los diarios de Buenos Aires parecía ineludible y fue Héctor Ricardo García quien lo contrató para el Crónica. Corría la mitad de la década del ‘60 y la carrera de Avilés parecía no tener techo. Ya era un reconocido periodista dedicado a la farándula rioplatense y había dado sus primeros pasos como productor en la televisión uruguaya. En aquel momento, fueron Coco D´Agostino y Luis Pedro Toni quienes lo recomendaron a García para que hiciera la contratapa del diario, como lo hacían ellos en La Razón. Su nombre comenzó a hacerse conocido en la boca de todos los famosos. En 1967, decidió dar los primeros pasos frente a las cámaras de televisión. Primero hizo Feminísima, por el Canal 2 de La Plata.
Dos años después creó el programa El juicio del gato, donde entrevistaban a un famoso durante una semana y él público daba su veredicto. “Yo era el fiscal y, por ende, el malo de la película. Fue un programa que cambió la forma de hacer reportajes. Era muy divertido tanto para el entrevistado como para el público”, aseguró el uruguayo. Unos años después, se puso al frente de Radiolandia en TV, a pedido de Julio Korn, el dueño de la histórica revista Radiolandia y, de esa forma, el chimento dejó el periodismo gráfico para contarse en la pantalla chica. Fue otro éxito. Desde 1972 a 1974, el uruguayo hizo El pueblo quiere saber, el recordado ciclo de entrevistas, con el que regresó en 1988, con Pinky. También formó parte de 60 Minutos, Revista Once, Noticias Once, Toda la verdad, Venga y tráiganos su problema y Astros y estrellas de la televisión. Pero fue en 1990 cuando su carrera cambió para siempre. Ese año debutó Indiscreciones, en Canal 11 (hoy Telefe), y la forma de hacer programas de chimentos cambió para siempre. Además ese ciclo llegó a medir 25 puntos de rating por la tarde, algo inusual, y dieron sus primeros pasos profesionales como Jorge Rial, Marcela Tauro, Marcelo Polino y muchos otros. En una entrevista a mediados de los ‘90, Lucho aseguró, en referencia a los límites de la información: “Primero quiero aclarar que reivindico al chisme. Creo que es el hijo minusválido del periodismo. No terminan de entender lo meritorio que es dar una información sintetizada en tres líneas, sin omitir detalles. En la historia nos enteramos de más cosas por los chismes que por las batallas, siempre ha sido así, desde el alto Egipto hasta Napoleón. Los límites son dos: La puerta de calle y los hijos”. Y enseguida completó: “Si una pareja de famosos van a cenar a un restaurante de Palermo y me entero, lo cuento. Si van a cenar a ese barrio es porque quieren que se sepa. En cambio, si se fueron a comer a Avellaneda, no digo nada. Esas son las reglas del juego”. En 1996, Avilés se convirtió en socio-fundador de Pronto, publicación que a los pocos meses ya era la revista más vendida de Argentina. Años después se desvincularía aunque el afecto -y las cenas compartidas- entre los integrantes de Pronto y Lucho perduraría hasta el presente.
A lo largo de tantos años, también se ganó sus enemigos, algunos irreconciliables. Desde Susana Giménez a Gerardo Sofovich, pasando por Jorge Rial, Gustavo Yankelevich, Víctor Hugo Morales y Jorge Jacobson. Con la diva de los teléfonos no se habló durante 15 años hasta que limaron asperezas por amigos en común. Del recordado creador de Polémica en el bar, Lucho había dicho antes de que falleciera en 2015: “No quiero que muera. Quiero que siga viviendo y sufriendo por el amor de Sofía (Oleksak), por la plata que pierde en el teatro y en el casino”. En tanto, con Rial, quien era notero de Indiscreciones, la pelea se dio a mediados de los ‘90 y terminó a las piñas. El enfrentamiento se reeditó en 2002, en los pasillos de América, cuando Avilés hacía Indomables y Rial conducía Intrusos en la noche. Por suerte, varios productores los pudieron separar. El resultado fue la desvinculación del uruguayo de América. El distanciamiento con Víctor Hugo, con quien lo unía una amistad, comenzó tras unas declaraciones políticas del conductor que no le cayeron bien a su coterráneo. En 2015, Lucho aseguró: “Morales perdió credibilidad porque se embanderó dentro del gremio. Además, el no tenía ese pensamiento de izquierda hace 25 o 30 años”. En tanto, con Yankelevich y con Jacobson protagonizó recordadas peleas. Con el ex gerente de programación de Telefe tuvo una pelea cuando lo echó del canal y Avilés debió llevar Indiscreciones a Canal 9. Nunca se supo qué fue lo que ocurrió aunque muchos dicen que Lucho tuvo un entredicho con Romina Yan que irritó a su padre. Otros aseguran que Avilés se quería ir al canal de Alejandro Romay y comenzó a des
gastar a las figuras del canal. Y también dicen que a Yankelevich le molestó que Avilés contó que él y Cris Morena estaban separados. Nunca se sabrá la verdad. Lo cierto es que, en 2016, desde su cuenta de Twitter Yankelevich publicó una foto del periodista con un fusil de caza junto a un jabalí muerto y escribió: “Maltrataba a los actores en su programa sin ninguna consideración, lo hacía por la maldad misma, en la foto disfrutando haber matado: Lucho Avilés”. El uruguayo le respondió: “El peor crimen que un ser humano puede cometer en este mundo es dejar sin trabajo a otro. Y eso lo hizo Yankelevich cuando yo estaba en Canal 11 midiendo 14 puntos y eso pasó cuando Telefe compró Canal 9 y él manejaba estos medios. Y lo mismo hizo varios años después, cuando llamó a Endemol para que no me contrataran”. Pero, tal vez, la más dura pelea fue con Jacobson. Después de una discusión con Paula, la hija del conductor del noticiero que era movilera, Jorge lo fue a buscar al estudio de Indiscreciones. Y todo salió en vivo. Se trenzaron a golpes de puño y Avilés terminó sacándolo a empujones. Indiscreciones llegó a su fin en 1999. Después Lucho pasó por la conducción de Indomables y en 2003 comenzó con Convicciones, en Magazine, hasta 2012. Después de eso se alejó definitivamente de la televisión. En 2015, escribió Indiscreciones, lo que no se contó en TV, un libro con medio centenar de chimentos. Al año siguiente, editó su novela Negro y Rojo.
En lo personal, vivió con la misma intensidad que en lo profesional y tuvo tres grandes romances. El primero con Inés Moreno, con quien estuvo en pareja durante 14 años. También tuvo un gran amor con la recordada vedette Nélida Lobato. “La quise mucho”, afirmó Avilés, y continuó: “Creo que nos enamoramos. Pero yo estaba en pareja. Era imposible e hice locuras. Fue la única infidelidad en la que me enamoré. No me animé a separarme y, a los seis meses, nos dimos cuenta que nos hacía mal a los tres. A mí, a ella y a la tercera mujer. Pero, como te dije, hice locuras. Un fin de semana me fui de mi casa, me
saqué un pasaje y me fui a París para estar con ella”. Pero, sin dudas, el gran amor de su vida fue María del Carmen a la que él mismo definió como “el amor hecho mujer”. Y completó: “Somos muy felices juntos y tuvimos a Alvarito, que es lo más importante de nuestras vidas. El es un pibe criterioso, sensible y muy tranquilo. Competitivo y juicioso, pero lo que más me gusta de él es que es incapaz de mentir”.
En cuanto a su salud, tuvo graves problemas durante toda su vida. El primero sucedió en 1972, cuando tuvo un accidente de autos en el que perdió la vida Coco D´Agostino y terminó herido Luis Pedro Toni. De ahí salió con golpes en todo el cuerpo, cortes en la nariz y el pie izquierdo destrozado, que los médicos debieron reconstruir por completo. En 1989, Lucho debió ser operado de un tumor en el pulmón. Y dos meses después, en febrero de 1990, debieron hacerle dos angioplastías. “En ese momento, fumaba tres atados de cigarrillos por día. Después de eso, no fumé nunca más”, reveló el conductor. En 1995, tuvo un accidente automovilístico y se fracturó varias costillas. En junio de 2002, debieron realizarle dos angioplastías de urgencia ya que tenía dos arterias obstruidas. Dos años después, el periodista debió ser intervenido por divertículos en el intestino, pero el posoperatorio se complicó con una neumonía y una disbacteriosis en el intestino y casi debe ser operado nuevamente. “Pensé que de esa no zafaba”, aseguró entonces. En 2014, en un accidente casero se quebró el brazo derecho en tres partes y debió ser operado. En total, había sido operado más de 30 veces. “Me han operado de todo: El hígado, el pulmón, el intestino dos veces, la vesícula, el apéndice y el corazón tres veces. Mi mujer me dice que soy Highlander, el inmortal”. Hace dos semanas, Lucho había sufrido la fractura de dos costillas cuando se cayó por la escalera de un restaurante después de haber cenado con amigos. “Me estoy recuperando de a poco. Y tengo muchos
proyectos por cumplir”, dijo un día antes de su fallecimiento. En una entrevista con Pronto, contó qué pensaba sobre la muerte: “Creo que es un paso irremediable. Odio la muerte, que se vaya a la mierda. Miedo no le tengo”. Finalmente, el polémico, el bon vivant, el culto, el chimentero, el hombre que disfrutaba del tiro y de la caza, el fanático de la música y que adoraba cantar, el sibarita que disfrutaba de un buen whisky antes de la cena y rodeado de amigos, el uruguayo que conquistó a la televisión argentina falleció de manera sorpresiva y, entre enojos y tristeza, amigos y enemigos lo despidieron con respeto. Como se les dice adiós a los pioneros.