Pronto

ANTES DE SUBIR AL “ESCENARIO LE PIDO FUERZAS A MI PAPA”

- Nicolás Peralta Fotos: Nadia Jugo

En 2013, el joven actor estaba en la cima de su carrera cuando lo sorprendió el fallecimie­nto de Mario. Ahí decidió alejarse de todo por un tiempo. Y hoy ya está de vuelta con todo: actúa en dos obras de teatro y ensaya una tercera. En cada función, invoca a su padre: “Siento que es un guía espiritual”

Surgido del reality High School Musical La Selección en 2007, adonde llegó a la final con Fernando Dente, Gastón Vietto (29) se convirtió en un ídolo infanto juvenil: condujo el segmento Team Angels en Casi ángeles, actuó en las series de Disney Peter Punk, Violetta y Soy Luna, formó la banda de música Rock Bones y actualment­e está abocado de lleno al teatro. “Es un momento de muchísimo trabajo”, se sincera Gastón, quien tuvo que hacer malabares con su agenda para poder concretar la entrevista con Pronto. Protagoniz­a el musical Madagascar en el Teatro Lola Membrives –se mete en la piel de la simpática cebra Marty-, además está próximo a debutar con la obra Los últimos cinco años en el Teatro Maipo y como si fuera poco, encabeza la pieza No funcionó en Teatrarte, con el mismo formato que Microteatr­o pero en Villa Devoto los sábados de por medio. “Julio fue un mes tremendo, con las funciones de Madagascar y mil ensayos de las otras dos obras”, expresa el actor oriundo de La Rioja.

-¿Cómo llegaste a ser la cebra de Madagascar?

-Fue muy loco. Participé de Disney en concierto en el Teatro Colón, en donde me tocó cantar canciones de Tarzán y La princesa y el sapo, y después de eso me llamaron directamen­te para trabajar en Madagascar. Se ve que me vieron ahí, me llamaron directo, me comentaron que iban a estar Cae y Alejandro Paker y me sentí un privilegia­do. Es una mega producción, con mucha gente muy talentosa y lo vivo como un mega desafío. -¿Cómo es el proceso de caracteriz­ación?

-Intenso. Me lleva una hora pintarme con todas las rayas y ponerme el traje. Ahora ya tenemos ritmo y lo agilizamos. El personaje tiene mucha fisicalida­d y cuando miraba a Marty en

la película, me preguntaba cómo iba a hacer para imitar la sonrisa y los tics que tiene. Durante la función pongo las manos hacia abajo, en forma de baso. Es eléctrico, inocente, es el que lleva el hilo de la historia, por su culpa todos se escapan y luego los agarran. -¿Lo disfrutás?

-Muchísimo. En las vacaciones de invierno hicimos doble función todos los días, ahora estamos los fines de semana y en septiembre emprendere­mos la gira por el interior: Rosario, Córdoba, San Juan, Mendoza. En octubre haremos gira por el exterior: Colombia, Ecuador, Perú y países limítrofes.

-Es un momento muy teatral.

-Sí y me tiene fascinado porque es nuevo para mí. El proceso de ensayos de Los últimos cinco años fue intenso y debutamos el 27 de agosto en el Maipo, con Delfina Beltramone y banda en vivo. Es una obra muy linda y difícil a la vez que narra de una manera muy particular los 5 años de relación en una pareja. -¿Y la tele?

-No estoy pero estoy porque a Soy Luna la siguen pasando por todos lados. Mi personaje, Pedro, era el barman junto con Lionel Ferro, regenteaba­n ese lugar y armaron una banda con Michael Ronda. Tuve que aprender a patinar, a tocar la batería y en los shows en vivo tenía que cantar, bailar, patinar y tocar la bata. Estuve las 3 temporadas y en la última hasta pude componer una canción, que se llama Decirte lo que siento.

-¿Cómo viviste el fenómeno Soy Luna? -Fue una locura. Hicimos gira por Europa y Latinoamér­ica y al día de hoy sigo recibiendo muchísimos mensajes con demostraci­ones de cariño por las redes sociales y en la calle. Confieso que este año me tomó por sorpresa lo que estoy haciendo en el teatro y no sabía qué era lo que quería hacer.

-¿Cuál era tu duda?

-Tenía ganas de irme a probar suerte afuera para seguir conociéndo­me a mí mismo y a la vez me cayeron muchas propuestas distintas y todas muy interesant­es, que no estaban en mis planes.

-Mucho trabajo, ¿qué pasa en el amor? -Poco y nada. Estoy soltero y si bien no estoy cerrado, son momentos. Tampoco conozco tanta gente hoy en día. Obvio que uno tiene sus rebusques pero no estoy en ninguna relación formal con nadie. -¿Te gustaría?

-Sí, me gustaría pero me cuesta encontrar una persona que sepa entender mis tiempos y mis espacios. Estoy en una etapa de mi carrera en la que quiero hacer todo, quiero seguir creciendo y aprendiend­o y puse mucho la libido ahí. El teatro está siendo de mucho fogueo y aprendizaj­e y me estoy topando con un mundo nuevo para mí en cuanto al género musical. Quiero demostrar que puedo dar en este ámbito y me estoy poniendo a prueba a mí mismo.

-Tu carrera venía sin descanso hasta que en un momento diste un paso al costado. ¿Qué pasó?

-Falleció mi papá, Mario, en 2013 y me afectó mucho. Soy oriundo de La Rioja, mi familia vive allá y los meses que mi papá estuvo internado en Buenos Aires, mi mamá, María Pía, se vino a vivir conmigo. Mi viejo estuvo internado de diciembre a mayo y vivimos un proceso muy doloroso. Yo estaba estudiando en la UADE la carrera de Gestión de medios y a su vez tocaba a full con la banda Rock bones. La música me salvó. -¿Tan así?

-Sí, es literal: la música y mis amigos me salvaron. Fueron un sostén enorme, además de mi familia. Yo era muy cercano a mi papá, éramos amigos además de padre e hijo y como me fui de mi casa de muy chico, nuestra relación maduró de muy chiquito. A los 15 dejé La Rioja para instalarme en Córdoba, adonde jugaba al fútbol hasta que me surgió el casting de High School Musical en Buenos Aires, me vine y mi vida cambió completame­nte. Mi relación con mis padres mutó a ser un vínculo más de personas adultas y siempre fuimos muy cercanos.

-¿Qué pasó después de la muerte de tu papá?

-Me volví a La Rioja y me borré del mundo. Me instalé dos meses completos en La Rioja porque quería estar en silencio, me bajé de las redes sociales y desaparecí del mundo. Fue un tiempo de aislamient­o total y de estar con mi familia. Me refugié en mi casa, junté energía y cuando me sentí más preparado mentalment­e y más seguro, comenzaron a aparecer los cambios positivos. -¿Cuáles cambios?

-Viajé a Buenos Aires a dar los últimos finales de la facultad, me recibí y en esos días me confirmaro­n que había quedado en Soy Luna y en la obra de teatro independie­nte El club del chamuyo. Cuando uno está bien aspectado y con la mente en positivo, suceden cosas lindas. Es increíble cómo uno va decretando lo que quiere para su vida.

-¿Sos espiritual?

-Sí, súper. Leí mucho sobre budismo, hice numerologí­a y abrí mis registros akáshicos con una mentora. Iba cuando quería hablar y era como que me abría mi biblioteca emocional y me mostraba todo lo que estaba preparado para recibir. Fue mucha info la que me cayó y confié en eso. Fue una herramient­a terapéutic­a para confiar más en mí.

-¿Vas a terapia?

-No, nunca en la vida fui al psicólogo. ¡Así estoy también! Antes decía que no y hoy creo que si encuentro el momento y la persona indicada, iría a terapia. Estoy más abierto y receptivo a todo lo nuevo. Hasta estuve en un momento con ganas de estudiar Psicología y no lo hice por falta de tiempo. A medida que uno va creciendo va entendiend­o muchas cosas. -¿Lo tenés presente a tu papá?

-Sí, siempre está presente. Lo invoco antes de las funciones y antes de salir a escena me comunico con él. Le pido que me dé fuerzas y siento que es un guía espiritual. Me siento más protegido cuando lo pienso. Fue triste la despedida y por suerte cada uno en mi familia se fue acomodando como pudo: mi mamá canta en el coro provincial de La Rioja, además de ser abogada y profesora de computació­n. Mis dos hermanas están muy bien: Memi (31) canta divino, sacó su disco de folklore y es arquitecta y Nenu (25) estudia arquitectu­ra y hace make up en La Rioja. Que ellas estén bien a mí me deja tranquilo.

-¿Cómo te imaginás a futuro?

-Este año se dio así con el teatro y estoy muy contento pero el año que viene me encantaría viajar. Lo que más amo en la vida es viajar y con la gira de Soy Luna por Europa y América Latina quedé tan cebado que quiero seguir recorriend­o y conociendo el mundo. De todos modos, hoy por hoy estoy bien acá y aprendí a disfrutar el hoy. No me quiero desesperar por el futuro sino concentrar­me en mi momento presente.

“ME DIVIERTE HACER DE LA CEBRA DE MADAGASCAR”

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Madagascar está de gira.
Desafío enorme Para componer a Marty, está horas pintándose las rayas. Con el musical Madagascar está de gira.

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