Pronto

CON ALBERT NOS ENCANTA HABLARNOS EN CATALAN”

- Belén Canonico Fotos: Pablo González Agradecimi­entos Make up: Marcela Ruiz, @marcemkp; Peinado: Karina Elizabeth Villanueva, @karina.makeuphair; Bruma Duna MC.

Hace siete años dejó su Barcelona natal para establecer­se en nuestro país. Le atrapaba la pasión de los actores argentinos y, una vez aquí, le encantó “el quilombo” de vivir en Buenos Aires. Hoy actúa en Bia, la serie juvenil de Disney, y en Argentina, tierra de amor y venganza

Hace siete años llegó a Buenos Aires con el sueño de convertirs­e en actriz. Durante todo este tiempo, Mirela Payret hizo teatro, cine y participó en distintas novelas como Los ricos no piden permiso, Las Estrellas y Educando a Nina. Actualment­e se luce en Argentina, tierra de amor y venganza, donde interpreta a Indalecia, una joven prostituta que ante la desesperac­ión por su falta de dinero, acepta trabajar para Torcuato ( Benjamín Vicuña) y se hace pasar por la ex novia de Bruno ( Albert Baró) bajo el seudónimo de Inma. “Es un personaje muy complejo porque no actúa por maldad, sino por necesidad y ante situacione­s extremas como las que vive ella, quedan expuestas las miserias humanas”, dice la actriz catalana. -¿Cómo llegaste a la novela?

-Me contactaro­n por Instagram porque estaban buscando una actriz española. Fui al casting con las escenas súper preparadas y vestida de época, porque quería que me vieran en personaje y por suerte, quedé. Estoy contenta porque a pesar de no tener un rol protagónic­o, comparto escenas con actores geniales y además me encanta que me hayan dado la oportunida­d de hablar en catalán.

-En el elenco hay actores españoles como Diego Domínguez y Albert Baró, ¿los conocías?

-No. Y con Diego no tuve tanto trato porque casi no compartimo­s escenas, pero con Albert tuvimos química pura. Nos conocimos hablando en catalán y los dos estábamos muy contentos porque acá sólo hablamos español. Pero más allá de eso, con el elenco completo se vive una energía muy linda, de hermandad y de compañeris­mo. Siempre acogen muy bien a todos los que se van incorporan­do a las grabacione­s. -Tuviste escenas muy hot con Benjamín Vicuña en el burdel.

-Sí, hablamos mucho antes de grabar porque queríamos ver qué era lo mejor para su personaje. Cuando hay profesiona­lismo, siempre se habla antes de grabar escenas de sexo y, en nuestro caso, coreografi­amos nuestros movimiento­s para que no hubiera sorpresas. Benja es muy buen compañero, me sorprendió que cuando terminamos la escena me felicitó porque salió bien y para mí fue un gesto muy lindo de su parte.

-¿No te da pudor hacer escenas subidas de tono al compartir elenco con su mujer, La China Suárez?

-No, La China es muy profesiona­l y si

bien no compartí tanto el set con ella, cuando me la crucé en los pasillos me encontré con una persona muy amable y genuina. Nunca tuvimos ningún problema. Cualquier persona que salga con un actor tiene que saber que en las escenas de besos o de sexo, está trabajando. Y la verdad que hay un montón de cámaras, técnicos, el director y es imposible que pase algo más allá de la actuación. -También estás trabajando en Bia, una serie juvenil de Disney.

-Sí, y si bien en ATAV hago de una jovencita, en Bia hago de Lucía, la mamá de uno de los protagonis­tas. Es interesant­e este paralelism­o y justamente por eso prefiero no revelar mi edad. No quiero encasillar­me laboralmen­te. -Hablemos de tu vida, ¿de qué parte de España sos?

-Nací en Barcelona y me crié en el Barrio obrero de Bellvitge. Es una zona de monoblocks, que cuando era chiquita era marginal pero con el tiempo fue mejorando muchísimo. Mis padres, Maite y Laure, siempre fueron gente humilde, muy laburante. Me mandaron a una buena escuela con mucho esfuerzo y me iba muy bien, tenía buenas notas. Siempre quisieron que estudiara una carrera con mucha salida laboral, que diera estabilida­d económica, por eso ser artista era algo impensable en mi casa.

-¿Y qué hiciste?

-Cuando terminé el colegio me puse a estudiar Química, porque tenía facilidad. Rápidament­e empecé a trabajar en una empresa de Londres, primero en el laboratori­o y luego en el equipo de ventas. Ganaba tanto dinero que a los 19 años me fui a vivir sola. Me pude comprar una casa, un departamen­to, una moto y un auto y hasta tuve la posibilida­d de viajar mucho. Me cansaba mucho el trabajo y realmente no me llenaba, pero por la comodidad que tenía a nivel económico se me hacía difícil salir de ahí. Hasta que en un momento, en plena crisis española, decidí dejar todo y arriesgarm­e a hacer algo completame­nte distinto. No me arrepiento.

-¿Ahí empezaste a actuar?

-Actuaba y bailaba desde chica, como hobby y fue algo que mantuve mientras trabajaba en la empresa. En España llegué a hacer varios cortos, trabajé como bailarina y hasta como presentado­ra, pero cuando dejé todo el único plan que tenía era venir a la Argentina para actuar. -¿Por qué querías venir para acá? -Porque en Barcelona tenía compañeros de teatro argentinos y me flipaba ver cómo trabajaban, sentía que nacieron para esto. En un principio pensé en venir por tres meses. Me fui quedando en casa de amigos que vivían en Buenos Aires y mi estancia se fue alargando y así llevo siete años viviendo acá. Viví un tiempo con unos amigos en Belgrano, después me mudé a un monoambien­te en Chacarita pero me aumentaron mucho las expensas y me fui a Florida, que me gusta mucho porque es más tranquilo.

-¿Qué fue lo que te sedujo de Buenos Aires?

-El quilombo, como le dicen ustedes (se ríe). Me impactó el tráfico, la gente, porque la cantidad de gente que hay aquí no se compara con Madrid o Barcelona. Y tuve la suerte de cruzarme con gente maravillos­a.

-¿Y de qué vivías cuando llegaste a Buenos Aires?

-Hice de todo. Aprendí a hacer chipá correntino y lo vendía en la UNA. La gente flipaba, pero como los probé y me encantaron, quise aprender a hacerlos (se ríe). También di clases de yoga, reiki, meditacion­es guiadas. De a poco me fueron saliendo participac­iones en distintas series y bolos. También con Juanma Muniagurri­a, que ahora es mi coach en Bia y en ATAV hicimos un musical infantil en calle corriente y en distintos colegios. De todo un poco. -¿Extrañás algo de España?

-Sí, desde mi familia a mis amigos, hasta el contacto con la naturaleza. Allá estaba acostumbra­da a estar cerca de la playa o de la montaña y podía escaparme cuando quisiera porque las distancias son más cortas. Además, extraño hacer deportes como snow, windsurf, surf, rafting, descenso de ríos, espeleolog­ía.

-¿Estás en pareja?

-Hay alguien muy especial que me ayuda y me acompaña muchísimo con mi profesión, pero no nos gusta ponernos rótulos. No sé por qué, pero no me siento cómoda hablando públicamen­te del tema.

“CUANDO LLEGUE AL PAIS VENDIA CHIPA CORRENTINO” Aventurera En España dejó todo y se arriesgó a hacer algo completame­nte distinto. “No me arrepiento”, dice.

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