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EL MESSI DEL GOLF QUE SALIO DE LA VILLA 31

- Belén Canonico Fotos: Ramiro Souto

Pese a su origen humilde, a los 8 años empezó a jugar al golf en una escuela gratuita y no tardó en demostrar su capacidad para este deporte. Hoy entrena seis horas

por día gracias a una beca y sueña con ir a jugar a Estados Unidos. Algunos han llegado a llamarlo “el

futuro Tiger Woods”

Con sólo 16 años, Dylan Reales es uno de las grandes promesas del golf argentino. Nacido y criado en Villa 31, descubrió el deporte por casualidad mientras hacía zapping en la televisión y le pidió a su familia que lo llevaran a practicarl­o. Desde entonces se propuso lucirse en esta disciplina, que en ese momento parecía inalcanzab­le, y hoy es considerad­o uno de los mejores treinta jugadores de nuestro país. Y tan bien encaminado está que distintos medios europeos aseguran que es “el nuevo Tiger Woods” o el “Messi del golf”. “Es muy lindo recibir esa clase de halagos pero trato de vivirlo con tranquilid­ad. No quiero generarme falsas expectativ­as, por eso me enfoco en practicar y trabajar en mi juego para seguir creciendo”, cuenta con simpatía. Y agrega: “Siento que tengo que demostrar mucho más que los demás pero a la vez, quiero mantenerme con los pies en la tierra, no pensar que soy el mejor ni mucho menos”. -¿Es difícil no creérsela?

-No, siempre fue así porque tuve una buena enseñanza de parte de mi familia y desde muy chico me inculcaron que sea humilde, sobre todo cuando empecé a aparecer en los medios de comunicaci­ón. Porque si no te mantenés con los pies en la tierra, perdés muchas cosas y no está bueno.

-¿Te acordás cuándo empezaste a jugar?

-Sí, tenía 8 ó 9 años y estaba fanatizado con el golf, todos los días miraba partidos en la tele. A poco tiempo acompañé a mi abuelo Julio a hacer un flete a Tigre y cuando volvimos, pasamos por los bosques de Palermo para descansar. Y justo enfrente vi que había una escuelita de golf gratuita, así que fuimos a averiguar. Ese día hablé con el profesor Daniel Ocampo que me dijo que podía empezar a practicar los fines de semana y empecé. Estuve un mes, muy poco, y me invitaron a jugar el Torneo Clausura y lo gané.

-¿Ganaste con sólo un mes de práctica?

-Sí, y había chicos que jugaban hace años… fue increíble. Ahí me lo empecé a tomar más en serio, porque aunque en principio el golf para mí era un juego, ahora es una profesión. Con el tiempo empecé a ganar más torneos y me empecé a hacerme notar.

-¿Tu familia qué te decía cuando querías jugar al golf?

-Lo veían como algo muy extraño. El que más me entendía era mi abuelo Julio porque conocía el deporte, pero el resto de mi familia sabía poco y nada, aunque siempre me apoyaron.

-Pero además, el golf siempre fue visto como un deporte caro.

-Sí, cuando empecé a jugar no era consciente porque era muy chico. No me importaba si era para ricos o para pobres, sabía que aunque tuviera que tomarme tres o cuatro colectivos, podía ir a un torneo y con eso estaba contento. -¿Alguna vez te sentiste discrimina­do en el ambiente del golf por vivir en un barrio humilde?

-Sí, me ha pasado muchas veces. Por ejemplo, al principio llegaba a los torneos y era el chico raro que se sentaba en una esquina a comer un turrón, porque era para lo único que me alcanzaba. Y también me tocó escuchar cosas feas que decían chicos y grandes, o me sentía apartado… pero como era chico e inocente, no me daba

cuenta de las cosas. Yo quería jugar, pero cuando empecé a crecer empecé a ser más consciente. Pero hay todo tipo de gente, eh. Así como hubo muchos que ni me querían saludar, hubo otros que siempre me apoyaron o me invitaban algo porque sabían que yo no tenía plata. No toda la gente es mala.

-¿Sufrías con los que te ignoraban o te trataban mal?

-No, porque yo tenía a mi abuelo al lado y con eso me bastaba para estar bien. - ¿Cuántas horas por día entrenás? -Seis. Estoy becado en la Escuela Argentina de Golf, que es de alto rendimient­o y ahí estamos los 30 mejores del país. Hace poco me becaron en el Golf San Martín y hace años que me becaron en el Golf Club José Jurado, que es un lugar donde me apoyaron desde chiquito. Reparto mi semana en esos tres lugares. Una hora por semana lo hago con un profesor, porque las clases son muy caras, y el resto del tiempo, practico solo. Noto que mejoré un montón y estoy re contento.

-Imagino que los equipos y la indumentar­ia necesaria para jugar también son muy costosos, ¿recibís alguna ayuda por parte del Estado? -Nada. Se me han acercado cualquier cantidad de políticos prometiend­o ayudarme, se sacaron una foto conmigo y nunca cumplieron. No doy nombres porque no me gusta. Todo lo que tengo es gracias al esfuerzo de mi familia. Por ejemplo, ahora necesito cambiar el calzado y sale ocho mil pesos… es mucha plata.

-¿Con quienes vivís?

-Con mi mamá, Macarena; mi padrastro, Cristian y mis cinco hermanos: Daniela, Agustina, Matías, Gael y Lorenzo. Yo soy el mayor, somos muchos y nos llevamos re bien. Mi mamá estudió Gestor Automotor y Enfermería pero no ejerce porque quiere estar en casa para cuidar a mis hermanos. Y mi padrastro es armero de la Policía Metropolit­ana.

-¿Tenés relación con tu papá?

-No tanto, porque tiene una enfermedad mental por consumir drogas. Con mi mamá tuvo una relación pasajera cuando tenían 15 años y cuando nací yo, no se hizo cargo. Lo conozco pero no tengo mucho trato. En cambio con mi abuela y toda mi familia de su parte me llevo re bien. -¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?

-Soy un chico de casa, me vienen a visitar mis amigos o nos juntamos en alguna plaza cuando tengo tiempo libre y tomamos un jugo y hablamos de la vida. También me gusta estar con mi novia, Micaela, que muchas veces me acompaña a practicar. Nos conocimos en el cole y tenemos una relación re linda, incluso su familia es muy atenta conmigo. Me gusta mucho eso.

-¿No salís a la noche?

-No, soy tranquilo y además el deporte no te lo permite mucho: si salís, al día siguiente no estás para jugar. Lo hago por elección propia igual, no es que me obligan.

-¿Qué otros cuidados tomás al ser deportista?

-Trato de no comer mucho antes de una competenci­a para no estar pesado, descansar bien porque es fundamenta­l y también hay que darle bola a lo psicológic­o, porque al jugar solo, las presiones son muchas. Me gustaría poder trabajar con un psicólogo deportivo, porque la cabeza tiene mucho que ver con el rendimient­o.

-Cambiemos de tema, ¿Qué soñás a futuro?

-Mi plan hoy en día es terminar el secundario e intentar conseguir una beca en Estados Unidos para jugar al golf. Pero también me gustaría tener un “plan B”, para que en caso de que no me vaya bien con el golf, tener una carrera que pueda ejercer.

-¿Y qué te gustaría estudiar?

-Me gusta mucho Veterinari­a pero es una carrera muy larga. Amo los animales, son otra pasión que tengo, pero todavía hay que ver. Por ahora me enfoco en el cole, estoy cursando tercer año en el Colegio San Martín.

-¿Te va bien?

-Sí, pero me llevé dos materias a diciembre: Historia y Biología. Este año empecé a cursar a la noche para poder entrenar de día, porque antes iba a la mañana pero me sacaba mucho tiempo. Ahora me tengo que poner las pilas para rendir las materias y así poder dedicarme de lleno a mi entrenamie­nto.

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De otro palo
Dylan cuenta que a veces
lo han discrimina­do por su origen. “Me tocó escuchar cosas feas que decían chicos y grandes, o me sentía apartado”,
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EL MESSI DEL GOLF... De otro palo Dylan cuenta que a veces lo han discrimina­do por su origen. “Me tocó escuchar cosas feas que decían chicos y grandes, o me sentía apartado”, asegura.

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