CAMILO ME LLENA DE “ FELICIDAD Y ESPERANZA”
Fiel a su estilo, Eddie Fitte (32) describió a la perfección las sensaciones que los atravesaban a él y a su esposa Carolina Schattner (30) tras el nacimiento de Camilo: “Todavía tengo roto el GPS, corrido el horario y calcinada la cabeza después de dos días de acompañar el laburo de parto de Carucha y el nacimiento”. Y completó, siempre desde su cuenta de Instagram: “Una locura hermosa haber visto ese trabajo y el resultado: Camilo Fitte Schattner. Los 3,700 kilos de la mezcla que más quería ver. Flaca, gracias por el esfuerzo, te adoro y perdón por los baches que agarré en la corrida con la bolsa rota. A toda la familia, amigxs incluidos desde ya, lxs amo y nunca me voy a olvidar de su apoyo y compañía”. El bebé nació en el Sanatorio Finochietto por parto natural y cambió para siempre la vida del ex cronista de eltrece y ahora productor independiente, que apenas arribó a su hogar en familia, le contó a Pronto: “Es un momento perfecto. Estamos muy felices”.
-¿Cómo habías transitado los meses de embarazo de tu mujer?
-La previa del nacimiento fue un proceso de transformación profesional y personal. El cambio en lo profesional llevó al cambio en lo personal. Desde que dejé el canal estaba buscando tranquilidad, hacer algo más artístico y tener tiempo para pensar, leer. Y lo más importante, formar familia con Caro. Fue un proceso largo y el nacimiento de Cami es la culminación… ¡O el principio!
-¿Cómo están los tres?
-Estamos súper felices. Caro tuvo parto natural, con un trabajo previo bastante largo. Empezó a las 11 de la noche del 15 y Cami nació el 16 de marzo a las 9.21 de la mañana. Por suerte, todo salió perfecto. Camilo nació súper sano, que era lo importante. Ya estamos acá en casa con Bobo, el perro, que ya conoció a su hermano menor.
-¿Qué sentiste cuando lo tuviste a Camilo en brazos?
-Durante su gestación tuve momentos
de muchas preguntas y también de temor, quizá por los tiempos económicos que veníamos pasando. Un trabajo estable genera seguridad. Pero a medida que pasó el tiempo, las preguntas se fueron respondiendo y los temores se diluyeron. Entendí que la vida es más cuestión de vivirla que de pensarla y de planearla. Y con el nacimiento de mi hijo, me cuesta encontrar palabras: es algo muy vivencial.
-¿A quién de los dos se parece más? -Tiene la nariz de Caro y los ojos achinados como solemos tener los Fitte. Así que es bien Fitte Schattner.
-¿Ya descubriste alguna habilidad en tu flamante rol de papá?
-Puedo pacificarlo hablándole. Con el dialogo, se calma.
-¿Y qué le decís?
-Muchas cosas, sobre todo vinculadas con la actualidad del mundo, porque todo lo que está pasando no es ajeno.
Mientras estamos viviendo un momento tan tierno y tan gratificante, es difícil ver una realidad tan hostil y tan opuesta a lo que nos está pasando en casa. Por eso le digo que se tranquilice, que va a estar todo en orden.
-¿Te asustó que su nacimiento fuera en medio de la pandemia de coronavirus?
-No estoy asustado, aunque me preocupa. Que justo haya una pandemia en la llegada de Camilo, no es una cuestión menor. Hubo que restringir las visitas, protocolos de seguridad aplicados en el Sanatorio... Pero la situación también me invita a reflexionar. En un mundo globalizado como en el que vivimos, que un virus lleve a todas las naciones a desglobalizarse y aislarse es interesante. Es una lección al funcionamiento global y a cómo estuvimos haciendo las cosas y comportándonos de forma irresponsable con los demás. Y eso lleva a pensar en el otro: los argentinos, que somos muy del contacto físico, hoy podemos entender que una demostración de afecto pasa por la distancia. Ahora hay un gran aprendizaje para transmitir cariño sin contacto y respeto para no comprometer la salud de los demás.
-¿Qué pensás cuando mirás a tu hijo? -Me pasan muchas cosas por la cabeza. Pienso en el futuro, en el pasado, en las cosas que hice, en las cosas que voy a hacer, en qué se va a transformar la vida... Y también de tener que ser responsable por primera vez en mi vida. No es que no lo haya sido, pero ahora hay una persona que depende directamente de mí y eso nunca me había sucedido. Aunque no soy irresponsable, deberé afianzarme en mis responsabilidades. Y pienso también mucho en mi viejo: ese achinado que tiene Camilo en los ojos me hace acordar mucho a mi viejo. Me encantaría que él estuviera para que lo mirara a los ojos y pudiera verse él mismo, como lo estoy haciendo yo. Lo miro a Camilo a los ojos y me veo a mí, a Caro, a mi viejo, a mis hermanos y a mi vieja. Esa mirada condensa mucho de la familia, que es algo que tengo muy a flor de piel. Sinceramente, más allá de cualquier caos apocalíptico que podamos tener alrededor, no puedo estar más feliz con todo lo que me está sucediendo. Ahora tenemos algo muy importante para concentrarnos, que es esta familia. Y esta unidad que formamos con Caro y Cami, afianzados y pensando en nosotros y en cómo cuidar a los demás, me ayuda a pensar que todo va a estar mejor. La llegada de Camilo me despierta muchísima felicidad y esperanza.