Pronto

“MIS PAPÁS JAMÁS ME DIJERON QUE SE SENTÍAN ORGULLOSOS DE MÍ Y POR ESO ME EMOCIONO TANTO CUANDO ME VALORA EL JURADO DE MASTERCHEF”

- Nicolás Peralta Fotos: Gentileza prensa Telefe y álbum personal Dani La Chepi

La participan­te de Masterchef Celebrity Argentina, revelación total del programa éxito de Telefe, se confifiesa en Pronto y habla de todo: su infancia en Boulogne, la dura situación económica que atravesaro­n sus padres cuando ella era chica, el particular vínculo con su papá –quien hace 8 años sufrió un ACV isquémico que lo dejó postrado para siempre-, cómo la remó cuando se quedó sin trabajo y con una hija chica, y el amor que le llegó en plena pandemia con Javier, el camionero de un camión de basura. Radiografí­a de la chica del momento.

Se llama Daniela Viaggiamar­i (41) pero todos la conocen como Dani La Chepi. Actriz, cantante y comediante con una prolífica trayectori­a en televisión y teatro, actualment­e brilla en Masterchef Celebrity Argentina, el exitoso reality de cocina que conduce Santiago Del Moro en el prime time de Telefe y que se convirtió en un suceso con picos de más de 20 puntos de rating cada noche. Dani está contenta con esta gran oportunida­d laboral y con la posibilida­d de que la descubra toda la familia, más allá de sus fieles seguidores de las redes sociales. En Instagram es una verdadera estrella -tiene 3 millones de seguidores- y cada video que sube con su hija Isabella (6) revolucion­a el mundo 2.0. Se crió en Boulogne en el seno de una familia trabajador­a y antes de ser conocida Dani se las rebuscó como pudo: fue moza y cantaba para extranjero­s en una pizzería de Palermo, bañaba perros y ordena los placares de sus conocidos. “Tengo un TOC con el orden y mis amigas me daban un mango para ordenar sus placares. ¡Eso me encantaba! También paseaba perros”, cuenta. A los 16 años comenzó a trabajar en la televisión y participó en programas como Sábado bus, Floricient­a, Rincón de Luz, Casados con hijos, Amor mío, Casi ángeles y Resistiré. Luego entró en la radio Los 40 Principale­s, como con-conductora de Homero Pettinato e Iván De Pineda y tras ocho años en la emisora, la despidiero­n. “Fue con el cambio de gobierno cuando asumió Macri; me echaron porque se vendió Los 40 a Canal 9 y me desvincula­ron”, relata. Encontró la salida en el lugar menos esperado. “Soy influencer por accidente porque me quedé sin laburo en 2015 después de trabajar 8 años en radio. Hice teatro y participé en muchos programas pero este medio es ingrato porque cuando dejás de laburar es como que no existís y cuando te quedás sin laburo, no te atiende nadie”, afirma. -¿Cómo te las rebuscaste para salir a flote?

-Tuve que salir a flote porque no me quedaba otra; me echaron de la radio en pleno diciembre y empecé a mandarles mails a todas las radios pero ya estaban los programas armados. Yo tenía a mi nena de dos años y salí a laburar de todo hasta que en un momento empecé a cantar con Chacho Castaña en Café La Humedad y ahí empecé a resurgir. -Perdón, ¿y cómo te convertist­e en una estrella de Instagram?

-De casualidad. Estaba sin laburo, enojada con la vida y sin tener para comer. Literalmen­te no tenía un mango y Los 40

no me pagaba la indemnizac­ión. Vendía mis pertenenci­as para comer: la computador­a, zapatos, ollas, la heladera. Tenía que mantener a mi nena y con lo que me pasaba Mariano, el papá de Isa, no nos alcanzaba. Empecé a hacer videos enojada porque no tenía laburo y nadie me atendía el teléfono. Cuando estaba en la radio en Resacados, todos me llamaban para manguearme entradas pero cuando me quedé sin laburo, nadie me atendía el teléfono. Parecía que estaba enferma de algo contagioso. Me enojé mucho. -¿Qué salida le encontrast­e?

-Fue así: un chico de la parte artística de FM Pop, un día me atendió y así logré entrar en la trasnoche de Pop con Héctor Rossi. Y luego ingresé en Radio El Mundo así que a la mañana hacía El Mundo y a la noche la Pop. De pronto me encontré con muchos videos en Instagram y fui compartien­do lo que nos pasa a las madres solteras. A la par cantaba en un bar y subía videos cantando por la propina y contando, por ejemplo, cómo me había enterado que el padre de mi hija estaba de novio con una chica joven divina. Fueron pegando en la gente esas situacione­s cotidianas y explotó.

-¿Cómo te convocaron para la segunda edición de Masterchef Celebrity?

-Me llamaron en el verano y me preguntaro­n si me interesaba entrar al programa. “Mirá que yo no cocino y si quieren cubrir el lugar de influencer al estilo Belu Lucius, no cuenten conmigo porque Belu cocina de puta madre y yo no estoy ni cerca”, respondí. “¿Pero no cocinás nada de nada?”, me consultaro­n y me sinceré: “Bueno, en mi casa hago milanesas de pollo y carne, tartas, lo básico. No estoy al nivel de la competenci­a”.

-¿Habías visto la primera temporada?

-No. Por una cuestión de horarios y como fue en plena pandemia, casi no lo vi. Solo había visto un capítulo en el que se robaban un lomo, no recuerdo quién a quién, y solo seguía algo por las historias de Belu. Pero nunca vi el programa entero ya que estábamos en plena pandemia y era el horario de sentarnos a ver series con mi hija. Mirábamos La reina del Flow, ¡nada que ver! Sí sabía que participab­an famosos a los que les gusta cocinar: Claudia Villafañe, Analía Franchín, Sofía Pachano, Belu Lucius. -¿De verdad no querías entrar?

-Hablaba con las productora­s y les decía que no, no porque ni quisiera sino porque no me sentía a la altura. Me faltó tanto el trabajo que me dolía decir que no pero tampoco quería hacer papelones en televisión y quemarme mal. Después de hablar con muchos amigos y con el psicólogo Gabriel Cartaña, que es como mi guía, acepté. “Hazlo con miedo pero hazlo”, me dijo Gabriel, a quien le consulto cualquier problema que tengo. Y me mandé.

-¿Pero a vos no te gusta o no te gustaba cocinar?

-Mirá, entre que no tengo lugar en casa y tampoco tengo una cultura culinaria, la cocina nunca fue mi fuerte. En la casa de mis viejos no se cocinaban platos sofisticad­os, ¡ni en pedo! Sí alguna milanesa, salchichas con tuco, mondongo, guiso de lenteja, polenta, fideos de paquete y cosas así. Mi mamá cocinaba muy rico pero cosas básicas porque tampoco le gustaba tanto la cocina. Al día de hoy se hacen cosas simples o se llama al delivery.

-¿Cómo se llama tu mamá? -Se llama María del Carmen pero ella se puso Mariela porque de joven se puso de novia con un pibe que le dijo que María del Carmen era nombre de virgen. ¡Entonces se lo cambió! Claramente, mi papá hasta sus últimas palabras le dijo María del Carmen, para dejarle en claro que ese era su nombre y no Mariela. A mi viejo, en cambio, sí le gustaba cocinar pero no podía hacerlo porque se pasaba laburando todo el santo día, ¡pobre viejo!

-¿A qué se dedicaba tu papá?

-Se llama Alberto y toda su vida trabajó en una fiambrería y verdulería. Primero hizo dos años en la escuela de suboficial­es y cuando dejó, puso una verdulería en Edison y Saavedra, en Martínez. Mi vieja es española, de Oviedo, se vino con su mamá a los 5 años y de joven laburó en una fábrica también en Martínez hasta que conoció a mi papá y dejó de trabajar para quedarse en la casa criando a sus tres hijos. La historia de cómo se conocieron mis viejos es de película.

-¿Cómo fue?

-Mi mamá tenía 28 años y para aquel momento de la sociedad, si no estaba casada para esa época se iba a quedar solterona. Mi abuela le decía: “Carmencita, vos no te podés quedar soltera a los 28”. La llevó a la verdulería de Alberto, mi papá, que era muy fachero y bastante picaflor. Mi mamá se hizo la toca, se puso pantalones Oxford y fue con su mamá a comprar frutillas a la verdulería. Como mi mamá es hermosa, Alberto murió de amor. Ahora tiene 74 años y se re conserva pero de joven era preciosa, una bomba mi vieja.

-¿Tu papá es mucho más grande?

-No, cuatro años más chico que mi mamá. El estaba soltero también, era un barrilete y a mis hermanos varones siempre les dijo lo mismo: “De solteros disfruten y hagan lo que quieran pero cuando se casen, sienten cabeza y sean fieles”. A los seis meses de noviazgo se casaron y tuvieron a mi hermano más grande, Gonzalo, que ahora vive en Chile.

-¿Cuántos hijos tuvieron?

“MIS VIEJOS SE IBAN A DORMIR SIN COMER PARA PODER ALIMENTARN­OS A

NOSOTROS”

-Tres. Gonzalo (43) trabaja como jefe de ventas para Latinoamér­ica de Pfizer, luego vengo yo y el más chico, Marco (33), es el barrilete cósmico de la familia. Se separó de su última pareja, agarró sus petates, le compré su autito y con esa plata se fue a probar suerte a España. Le va muy bien allá.

-Vos la única mujer e hija del medio, qué combo.

-Sí, la pasé mal en casa. Tengo mis mejores recuerdos de mi infancia en Boulogne pero en mi adolescenc­ia nos mudamos a Martínez con mi familia, yo quería salir y tener novio pero no me dejaban hacer nada. Quería manejar y tener un auto como Gonzalo y no me daban nada porque era mujer. Teníamos un Falcon blanco y mis hermanos lo usaban para todos lados pero a mí jamás me daban el volante. Tuve que pagarme el curso de manejo yo misma de grande.

-¿Muy machista tu papá? -Recontra. Jamás expresaba o manifestab­a si estaba orgulloso de mí pero una vez mi mamá me contó que mi viejo le dijo: “Dani es la que mejor maneja de la familia”. ¡Pero antes de decírmelo a mí se cortaba los dos huevos! Era tan machista que cuando conoció a mi mamá le dijo: “Vos dejás de trabajar en la fábrica. La mujer que esté conmigo no va a trabajar”. Y mi mamá, una boluda, dejó. Ella también quería ser modelo y le daba porque era hermosa pero no pudo porque, para sus padres, eso era ser una puta. Quedó ama de casa y por todas esas frustracio­nes, creo que me metió a mí de chiquita en danza, zapateo americano, cursos de macramé y todo lo que te imagines.

-¿A vos te gustaba eso o ibas obligada?

-Me gustaba, sí, porque aparte era chistosa, la graciosa de la familia, la que siempre trataba de levantar el ánimo. Mi vieja está contenta con mi presente laboral pero no me puede mirar en Masterchef porque ahora está en Chile y allá no lo transmiten. Mi hermano Gonzalo se llevó con él hace ya unos meses porque mi vieja entró en una profunda depresión a raíz de lo que le pasa a mi viejo. Son cosas que no se hablan pero a la gente grande le pegó muy mal la pandemia y el encierro. La gente de la edad de mi vieja era la que más salía a la calle: a ella la llamaba por teléfono y jamás la encontraba en la casa porque estaba en la modista, o en la verdulería o charlando con algún vecino; siempre en la calle. Iba a comprar el pan, a cobrar su jubilación y de golpe los encerraron.

-¿Le afectó mucho? -Muchísimo porque al encierro se le sumó el momento que está pasando con mi papá, que no está bueno. Entonces, la pandemia le pegó feo y mi hermano de Chile tuvo la posibilida­d de pagarle un pasaje y llevarla con él. El tema es que allá no lo puede ver a Masterchef y por YouTube tampoco están los programas enteros porque son propiedad de Viacom. Ve de a poco lo que se sube en Instagram y las devolucion­es sobre todo. -En Masterchef te emocionás seguido con las devolucion­es del jurado.

-Sí, me sensibiliz­an porque me pegan en una fibra íntima… (Dani se emociona) Lo que pasa es que mis papás, sobre todo mi viejo, nunca me dijeron que estaban orgullosos de mí. Siempre estuve buscando su aprobación o que me dijera: “Dani, qué bien cantás tango”, cosa que nunca hizo. El otro día, Betular me dijo en una devolución que estaban muy orgullosos de mí y me largué a llorar porque es algo que siempre busqué y nunca me dijeron en mi casa. Yo sé que en el barrio mi viejo hablaba con mucho orgullo de mí y de mis hermanos, porque hasta el ferretero me contaba que mi papá le mostraba mis videos cantando tango, pero a nosotros jamás nos decía nada. Ni siquiera me venía a ver cantar a los shows y eso que él era re tanguero.

-Andá a saber qué historia

“FUI MOZA EN UNA PIZZERÍA, BAÑABA PERROS Y TAMBIÉN ORDENABA PLACARES”

personal acarrea.

-Ufff, sí, tremenda. Pero bueno, es su historia y por suerte yo eso no se lo transmito a mi hija. Hago todo lo contrario con Isabella, gracias a Dios. -¿Cómo está de salud tu papá?

-Mal. Mi viejo tuvo un ACV isquémico hace 8 años y está postrado, traqueotom­izado y come por una gastro, que es un tubito o sonda. Es un cuadro totalmente irreversib­le y en su caso no tiene recuperaci­ón. Todos los días estamos con el culo en la mano rogando que cuando suena el teléfono no digan: “Hola, soy de la clínica, tu papá se murió”. Todo el tiempo se descompens­a, tiene hemorragia­s y la semana pasada, por ejemplo, no abrió los ojos en toda la semana. Médicament­e está estable pero no quiere más. ¿Quién puede querer después de ocho años de que te metan un tubo por la garganta todos los días para sacarte los mocos porque sino te ahogás y no podés respirar? ¿Quién puede? ¿Quién quiere? Eso no es vida.

-¿Está internado?

-Sí porque era imposible tenerlo en casa. En un momento, yo quise alquilarme una casa más grande, acondicion­arla y tenerlo a él. Pero era imposible. Con mi hermano de Chile le pagamos una obra social que le permite estar internado y atendido porque sino era imposible. Mi papá no se curó y no se levantó del ACV porque no quiso. El soltó la toalla antes de tener el ACV. Nosotros le pedíamos que se cuidara, que dejara de escabiar y de fumar la cantidad de cigarrillo­s diarios que fumaba, pero él no hacía caso a nadie. “Si no te hacés los estudios, tus hijos te van a cambiar los pañales”, le decía el médico. Jamás lo quiso escuchar y tenía razón.

-¿Era desprolijo?

-Sí, un desastre mi papá. No solo chupaba y fumaba mucho sino que tampoco se cuidaba en las comidas, era muy sedentario y cuando se quedó sin la verdulería, se deprimió mucho y salió a hacer changas. No se cuidaba, le ponía dulce de leche a los fideos y tres kilos de pimienta, ¡era un animal! Priorizó siempre el trabajo y que no nos faltara nada, porque pasamos hambre de verdad, pero jamás se fijó en él.

-¿Sufriste necesidade­s?

-La pasamos duro. Nunca pasamos hambre porque no nos enterábamo­s. Con Gonzalo hablamos ahora de grandes, especialme­nte cuando yo me emociono en Masterchef y él lo ve y me escribe, y me dice: “Quiero que sepas que estoy muy orgulloso de vos porque sos una luchadora”. Me dice todo lo que sabe que papá jamás nos dijo. Mi hermano mayor tomó, erróneamen­te pobre, las riendas de rol de padre y de hacerse cargo lo que pasa a su alrededor. Gonzalo es mi papá más que mi hermano y eso que solo nos llevamos un año y 11 meses. Cuando éramos chicos, nuestro viejo trabajaba en una fiambrería en la calle Yrigoyen de Martínez y el dueño no le paga el sueldo. “Andate si querés”, le decía pero no era tan fácil como ahora que podés grabar un video y extorsiona­rlo. Papá no tenía para comprar la comida de casa y no podía abandonar el puesto de trabajo para no considerar­se echado.

-¿Entonces qué hizo?

-Como no tenía un mango porque el jefe no le pagaba, antes de irse del supermerca­do se metía comida en la campera de gamuza que usaba, tipo policía. No es que lo robaba porque lo hacía delante de la cara del dueño, pero así traía comida a casa. El tipo lo miraba mientras mi viejo se metía salamines, queso, huevos y con Gonzalo recordamos que papá llegaba a casa, abría la campera y tiraba sobre la mesa de todo. Nosotros solo queríamos los chocolatit­os Jack, que venían adentro con sorpresa. Como no tenían para comprarnos juguetes, coleccioná­bamos esos Jack.

-Qué fuerte, Dani.

-No sabés las que pasamos. Yo no pasé hambre pero ten-go el recuerdo de mi viejo que se acostaba sin comer para que nosotros comiéramos. Sé que mi papá y mi mamá pasaron hambre los dos. Algo similar me pasó a mí también cuando me echaron de la radio: le daba la milanesa a Isa y yo me comía un pedazo de pan para llenarme. Uno no quiere que su hijo pase hambre. Prefiero morirme yo antes de que a mi nena le falte la comida. Por eso, mi viejo tendrá sus cosas malas pero hizo lo que pudo hasta donde él pudo, con su historia de mierda encima. Se desvivía con tal que a nosotros no nos faltara nada. No tuvimos lujos ni vacaciones, como mi compañero Alex Caniggia, pero sí tuvimos el ejemplo de un padre que con sus errores se dejaba pasar por arriba por un camión con tal de traerles comida a sus hijos.

-¿Decías que algo similar te pasó con tu hija?

-Claro, cuando me quedé sin laburo en la radio. El papá de Isa en ese momento tenía un estudio de grabación y no podía colaborar. Ahora a mí me encontrás con trabajo gracias al cielo pero el papá de Isa no trabaja desde que empezó la pandemia. Se quedó desemplead­o en el local de zapatos donde laburaba y todavía no tiene un trabajo fijo. Entonces yo la estoy bancando a la nena sola, con respecto a lo económico.

-¿Isabella lo ve a su papá? -Sí. Se va una semana a lo de su papá, que vive con su novia, que es divina y me copa porque es una mamá como yo, que trabaja todo el día y se las rebusca. Ella tiene tres pibes que viven ahí adentro e Isa se lleva re bien con la nena más chiquita, que es de su edad. Isa la pasa re bien porque va y se divierte con su “hermanita del corazón”, como la llama ella. Después, está mamá acá para bancarla toda sola: va a un colegio del o va a estado y no pago, pero va a patín, a esto, a lo otro, todo eso y sus gustitos. Hoy lo puedo hacer y cuando vuelve de la casa del papá, veo que le da un beso y le dice lo que ama. Eso es lo más importante y veo que recibe mucho cariño, que es lo único que me importa. -Volvamos a Masterchef. De no saber cocinar nada a hacer los platos súper elaborados que presentás, algo me perdí en el medio.

-¡Yo también! El otro día Donato me ponderó el desenvolvi­miento que estoy teniendo y me aclaró: “No es que antes no podías hacerlo, solo que

venías desganada”. En un momento, la cabeza me hizo click y cambié la forma de pensar. De decir: “Yo esto nunca lo hice, aquello nunca lo probé, esto no sé qué es”, pasé a pensar: “Esto me gustaría hacerlo, ahora la estoy pasando bien, me quiero quedar acá y no me quiero ir”. Así como me preparé para estrenar mi obra de teatro, ahora me preparo para ir a cocinar. El otro día me desvelé a las 4 de la mañana y me puse a googlear recetas en YouTube, con mi hija durmiendo al lado.

-¿Qué es lo que más te cuesta cocinar?

-Me cuesta crear y a su vez me llama la atención porque vivo de la creativida­d, claramente. Cuando no tenés mucha idea, es difícil hacer un plato libre con arándanos. Los platos libres son la muerte y ahí no me va tan bien, salvo que cocine algo que justo alguna vez hice en mi casa.

-¿Sos competitiv­a?

-No, cero. Obviamente que si juego al truco con mi novio, no quiero que me toque un 4 sino que me venga el ancho y ganarle. O cantarle falta envido porque para eso juego. Pero acá en el programa tengo muy presente divertirme y divertir al resto. Para todos es tedioso estar tantas horas ahí parados porque las grabacione­s son extensas, y sería tremendo ponerme a quejar. Me da más placer hacer divertir a los técnicos que llevarme un delantal blanco.

-¿Te hiciste algún amigo de verdad?

-Sí: Andrea Rincón, Georgina Barbarossa y una chica de producción, que es lo más. Con algunos técnicos también ya soy amiga; voy más por afuera de las cámaras yo. Ah, y con el Loco Montenegro también, que ya se fue pero seguimos hablando y todo el tiempo me pregunta por mi viejo. Es un tipazo el Loco.

-Con la que no pegaste onda es Sol Pérez, ¿no?

-No es que no pegué onda con Sol. Al contrario, siempre tuve la mejor con ella y antes de Masterchef Celebrity nos conocíamos de cruzarnos en eventos. Nos vimos por primera vez en una entrega de premios a los más clickeados, se me acercó y estuvimos hablando un montón. Siempre me cayó bien, nunca la vi mala leche y tenía buena onda con Sol. Y digo tenía porque en Masterchef también empezamos bien hasta que ella fue al programa de Flor Peña a decir cualquier cosa.

-¿Qué te molestó?

-Mis seguidores me dijeron que Sol estaba hablando mal de mí. Pensé que era un chiste hasta que una periodista del canal me dijo que era real, que Sol se había tomado todo en serio. Interpretó que yo me burlé de ella cuando la imité en Masterchef y dije: “Ay, no, no soy competitiv­a”. “¿Por esta gilada está haciendo un escándalo?”, pensé. Me pareció un montón. Ella está acostumbra­da a chocar y salir a hablar a los medios pero a mí no me gusta el puterío o la pelea mediática. Incluso mis compañeros me empezaron a decir: “Che, no sabés lo que dice esta de vos con tal persona”, “che, está re caliente, te odia”. ¡Me pareció muchísimo todo!

-¿Cortaron el vínculo?

-Se fueron sumando muchas cosas que me dolieron. Incluso una vez Polino le preguntó al aire si era cierto que yo le pedía a Sol que me reposteara videos en las redes sociales, cosa que jamás sucedió, y ella no respondió pero hizo un silencio dando a entender que sí. Tengo todos los chats y jamás pasó eso. Cuando me lo encontré a Polino le ofrecí mostrarle los chats y él me

“CUANDO ME CONVOCARON PARA MASTERCHEF DIJE QUE NO PORQUE NO QUERÍA HACER PAPELONES”

me hizo una cara como diciendo: “No, ya sé cómo es la cosa”. Hace entender que estoy en Masterchef gracias a ella y yo nunca fui amiga de Sol Pérez. Aparte, si Sol Pérez tiene el poder de meterme en un programa, ¡que me meta en la nueva novela de Suar o la de Telefe! Pasó una barrera que no me gustó.

-¿Pudieron hablar o aclararlo?

-Ella nunca me escribió para decirme que no le había gustado mi humorada. Yo lo vi por tele y me pareció gracioso pero si a ella le pareció una falta de respeto, me podría haber escrito por WhatsApp, si antes hablábamos siempre. Como quedó todo raro, un día nos cruzamos en la previa de la grabación en maquillaje y ella no me saludó. Yo soy frontal, bien de barrio y te voy a preguntar qué te pasa si veo algo que no me gusta. Pero lo hago fuera de cámara, no cuando se prende la luz roja. Ella esperó su momento, hizo su monólogo interminab­le cuando empezó la grabación y después la encaré fuera del aire.

-¿Qué le dijiste?

-La encaré y le pregunté todo: “Boluda, dijiste giladas, que estoy acá por vos y que yo te pedía que me repostees videos”. Ella siguió con la suya, que lo había sentido como una falta de respeto cuando todos vimos que Alex Caniggia, por ejemplo, le ha dicho cosas peores. De corazón te cuento, ese programa la pasé muy mal, hablé con un productor y le dije que si seguía eso así, prefería irme porque realmente me hacía mal laburar en ese clima. No quiero reaccionar en tele como reaccionar­ía en el auto hablando cara a cara con Sol Pérez. Después de esa charla, al otro día compartimo­s balcón y todo como si nada. Ahora nos respetamos, nos prestamos la manteca si a alguna le falta y está todo bien. No somos amigas pero al menos ahora podemos reírnos de un chiste.

-¿Cómo apareció tu novio, Javier, en tu vida?

-Apareció por la ventana de casa, literalmen­te, en plena cuarentena, cuando estábamos recontra encerrados. A las 21 aplaudíamo­s a los médicos e Isabella veía pasar al camión de la basura, que era nuestro único contacto con el exterior. Me dijo: “Mami, ellos están trabajando. ¿Por qué no los aplaudimos, como a los médicos?”. Le di la razón porque claramente son esenciales, sino estaríamos llenos de basura. Entonces cuando pasaba el camión, yo le abría la ventana y ella aplaudía. Incluso les daba empanadas a los recolector­es de residuos. Como me dio ternura la situación, la empecé a grabar y lo compartía en mis historias de Instagram

-¿Y el camionero?

-Nunca se bajaba. Un día, empecé a hacer humor con eso: “Uy, ahí vienen los recolector­es de basura”, y yo me pintaba, me ponía bombachas en la cabeza. “Ya que no la ponemos nunca, a ver si me engancho a alguno después de la pandemia”, pensé. Resulta que en TN nos vinieron a hacer una nota a casa por esto del camión de basura, se ve que algún amigo de Javier le comentó a él y un día se bajó. Con la excusa de saludar a la nena, se bajó y yo dije: “Apa, mirá lo que es este bebo”. Se corrió el barbijo y casi me muero. Tiene 45 años pero da mucho menos, le pedí el Instagram y lo empecé a investigar. Quería saber si tenía mujer, cuántos hijos tenía, si era real que vivía en Ituzaingó. Empezamos a hablar y le

“COMO SOMOS ADULTOS Y POR EXPERIENCI­AS PREVIAS, CON JAVIER DECIDIMOS

NO CONVIVIR”

pasé mi WhatsApp.

-¿ os de una te mandaste?

-Sí, obvio. “>ablemos por @hatsApp porque a veces se me pierden los mensajes de Fnstagram”, le dije. G un día cayó con un vino en casa y un huevito Jinder para Fsa. Me dijo: “Cuando termine esto, nos lo tomamos”, pensando que la pandemia se iba a terminar rápido. Cuando el Presidente autorizó a los niños de padres separados a irse una semana entera a la casa del papá, Isa partió y yo me quedé sola y re deprimida. Después de pasar K aOos todo el tiempo juntas, me sentía triste sola y lo invité a Javier a salir a caminar. No pasó nada, luego él tuvo CQRFU, pasaron VX días para volver a salir y cuando nos reencontra­mos chapamos y pasó lo que tenía que pasar. Esto fue en junio del VZVZ[ vamos casi para el año.

-¿Pro ectan convivir?

-No, nene, ¡¿estás en pedo?! Como somos una pareja de adultos, padres, con ex parejas y convivenci­as encima, decidimos que no. Javier tiene una nena de V, uno de ]^ y uno de VZ, que ya vive solo y tiene su novia. Javi vive en Ftuzaingó, trabaja mucho, tiene sus hijos con sus tiempos y sus actividade­s, así que así como estamos me parece perfecto. Viene más él a mi casa porque yo estoy grabando mucho y no vamos a convivir por ahora.

-¿ mo se lleva sa con !avier?

-Isa lo ama. El es un pibe que tiene mucha paciencia y que es re tranquilo. Cuando pasó la boludez de Sol Pérez, yo estaba re angustiada y Javi me dijo: “Dani, tranquila, lo hablás de frente con la `aca cuando la veas”. Es muy conciliado­r, es bueno y tiene toda la paciencia que no tengo yo. Cuando viene a casa, juega con Fsa a la generala, le dice que me haga caso, es tierno, compañero, leal. ¡Por eso duramos tanto! yo soy muy intensa y él me baja.

-¿"u hija mira #asterche$?

-Al principio, Isa lloraba compungida en cada devolución como llora cualquier madre en el acto de jn de aOo porque se emociona al ver a su hija hacer de árbol. Así estuvo el primer mes. Ahora dejó de estar tan pendiente porque vio que yo entendí el juego. Creo que ella sentía al comienzo mi tensión, mi incomodida­d con lo mediático, con las críticas en internet. Me escuchaba y le preocupaba verme mal. Ahora que me ve relajada, soltó y lo disfruta. Te digo más: Isa está esperando que la producción la llame e invite para participar. Se siente Mirtha Legrand, `ashea Susana kiménez y quiere que la producción la invite a ser jurado.

-Ah, ¡va por todo!

-Tal cual. No quiere cocinar conmigo o ponerse a cocinar ella. Quiere estar ahí con Martitegui probando los platos. Aparte está enamorada de Betular, ¡lo ama! “Ay, qué lindo mamá lo que te dijo ese chico, qué dulce que es ese chico”, expresa. Damián es como el rey de los nenes porque es dulce y tiene el humor ácido justo. Fsa quiere estar ahí. G tiene unas salidas que me dejan pasmada. -¿ omo cu&les?

-El otro día estaba haciendo unas historias sobre el orgullo y lo importante que es decirle a las personas que uno ama si uno se siente orgulloso, felicitarl­as y decirles todos los días cuánto las queremos. Entonces viene Fsa y me dice algo que casi me revienta el corazón de felicidad: “Mami, cuando vos te mueras y yo me muera y vos vuelvas a nacer, ¿me vas a elegir a mí como hijaw Porque yo te elegiría a vos como mamá”. Me largué a llorar y pensé: “Qué lindo, eso sí es sentir orgullo por la otra persona”. -Pequeño planteo te tiró la nena.

-Isa es una adulta en el cuerpo de una niña. El tema de la muerte está muy presente en los chicos y esa cosa de cuándo te vas a morir, cuándo me voy a morir yo, quién se va a morir primero{ >ay épocas en las que hablan mucho de eso y yo no quiero ni escucharla pero que lo remate diciéndome lo que me dijo, me mató de emoción. Cuando me tiró que me volvería a elegir como mamá, sentí un orgullo que no me entraba en el cuerpo y dije: “|isto, yo ya gané”.

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La Chepi posa con su padre, Alberto, algunos años atrás. El hombre sufrió un ACV isquémico hace 8 años, está postrado y el cuadro es irreversib­le. “Médicament­e está estable pero
no quiere más. Eso no es vida”, se entristece Dani.
La nena de papá La Chepi posa con su padre, Alberto, algunos años atrás. El hombre sufrió un ACV isquémico hace 8 años, está postrado y el cuadro es irreversib­le. “Médicament­e está estable pero no quiere más. Eso no es vida”, se entristece Dani.
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creer?”, se ríe La Chepi.
¡Isa pide pista! Isabella tiene 6 años y una personalid­ad tan fuerte como la de su madre. “Isa ama Masterchef y está esperando que la llamen e inviten para participar. Se siente Susana Giménez y quiere que la producción la invite a ser jurado, ¿podés creer?”, se ríe La Chepi.
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La influencer cuenta que en su casa jamás se hicieron platos sofisticad­os. “Con suerte alguna tarta, milanesas, mondongo o salchichas con tuco”, explica. Hoy se luce en Masterchef. “Lo que me incentiva es la competenci­a: ahora quiero ganar”, se entusiasma.
Arriba las manos y fuerte ese aplauso La influencer cuenta que en su casa jamás se hicieron platos sofisticad­os. “Con suerte alguna tarta, milanesas, mondongo o salchichas con tuco”, explica. Hoy se luce en Masterchef. “Lo que me incentiva es la competenci­a: ahora quiero ganar”, se entusiasma.
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Daniela asegura que la cocina nunca fue su fuerte y que por eso dudó en aceptar entrar al reality de Telefe. “Si quieren cubrir el lugar de influencer al estilo Belu Lucius, no cuenten conmigo porque Belu cocina de puta madre y yo no estoy ni cerca”, le
respondió a una productora.
Como cocinera, una gran comediante Daniela asegura que la cocina nunca fue su fuerte y que por eso dudó en aceptar entrar al reality de Telefe. “Si quieren cubrir el lugar de influencer al estilo Belu Lucius, no cuenten conmigo porque Belu cocina de puta madre y yo no estoy ni cerca”, le respondió a una productora.
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La Chepi conoció a su novio, Javier, en plena cuarentena. El maneja un camión de basura y pasaba todas las noches por la casa de ella. “Cuando lo vi bajar del camión casi me desmayo de lo bomba que es”,
reconoce Dani.
Historia de este amor La Chepi conoció a su novio, Javier, en plena cuarentena. El maneja un camión de basura y pasaba todas las noches por la casa de ella. “Cuando lo vi bajar del camión casi me desmayo de lo bomba que es”, reconoce Dani.
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 ??  ?? Juntos pero no revueltos
Dani cuenta que su hija se lleva muy bien con su novio. “¡Isa lo ama! El es un pibe con mucha paciencia y es re tranquilo, a diferencia mía que soy muy intensa. .Cuando viene a casa, juega con Isa a la generala, le dice que me haga caso, es tierno,
compañero. ¡Por eso duramos tanto!”, exclama.
Juntos pero no revueltos Dani cuenta que su hija se lleva muy bien con su novio. “¡Isa lo ama! El es un pibe con mucha paciencia y es re tranquilo, a diferencia mía que soy muy intensa. .Cuando viene a casa, juega con Isa a la generala, le dice que me haga caso, es tierno, compañero. ¡Por eso duramos tanto!”, exclama.

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