Pronto

“CUANDO NOS VIMOS POR PRIMERA VEZ SENTIMOS UNA CONEXIÓN ESPECIAL, COMO SI NOS CONOCIÉRAM­OS DE ANTES, DE TODA LA VIDA”

- Nicolás Peralta Fotos: Gentileza Juan Carlos Acero

La pareja de actores lleva más de 40 años de convivenci­a y cuenta, en esta entrevista íntima con

Pronto, cómo nació su historia de amor y qué les

pasó a cada uno cuando se encontraro­n con el otro

por primera vez. “Yo la tenía fifichada de antes y me encantaba”, revela Arturo. “Yo a él no lo conocía y cuando lo vi casi me desmayo de lo buenmozo

que era. Pero estaba en pareja y tuve que terminar

mi matrimonio anterior para empezar a conocer a

Arturo”, remata Selva.

Son una de las parejas más sólidas y emblemátic­as del mundo artístico: queridos, talentosos y de una enorme popularida­d. Inseparabl­es, Arturo Puig (76) y Selva Alemán (76) llevan más de 40 años de relación y reconocen que durante la pandemia del coronaviru­s se unieron más que nunca. Casi no salen de su casa puesto que se cuidan mucho pero una vez a la semana se dirigen hasta el Complejo Teatral Regina para grabar su programa de radio: Cuentos para soñar, que sale de lunes a viernes de 23.15 a 0 por Regina FM (www.reginafm.com). El envío radial está dedicado a la poesía, los cuentos, la lectura de fragmentos de obras, biografías y curiosidad­es, acompañado por muy buena música y la calidez de las voces de Arturo y Selva, para terminar el día con una sonrisa e irse a dormir con buena energía. El programa, además, se emite en dúplex con FM Neo 103.9, ubicada en Nordelta, que es la otra radio del empresario Pedro Scarano, CEO del Regina. Pronto se encontró personalme­nte con la pareja de actores en el bar ubicado en el segundo piso del complejo teatral y allí, café cortado mediante, Alemán y Puig se abrieron a una charla íntima en la que hablaron de este particular presente que estamos viviendo como sociedad a nivel mundial y también se refirieron a su apasionant­e historia de amor.

-¿Cómo surgió la idea de hacer radio juntos?

Arturo: -Hacía tiempo que teníamos ganas de leer poemas, cuentos o lo que fuera en la radio porque yo escucho mucho radio a la noche cuando me estoy casi por dormir y noto que la mayoría de las emisoras pasan música que directamen­te son para bailar; ¡Unas cumbiancha­s que te desvelan! Entonces, pensé: “Qué lindo sería escuchar algo que te vaya haciendo entrar en el sueño: palabras que escuches y que te vayan llevando a dormirte con tranquilid­ad”. De casualidad, leí que Matthew McConaughe­y hace una cosa que se llama Calm (calma) y que él ya habla de cuestiones relacionad­as con la calma y una especie de meditación que te va haciendo entrar en el sueño. Quedó ahí y un día, charlando con Selva, dijimos que nos gustaría hacer radio. -¿Entonces?

Selva: -Nos surgió la idea de hacer radio pero para hablar de temas que no tuvieran que ver con la pandemia, las enfermedad­es, la política o la economía. Queríamos hablar de cuestiones que no tuvieran que ver con la actualidad sino con cosas que alimentara­n el alma y que nos llevaran a otros mundos para pensar en otras cosas e irse a dormir con otras imágenes y otras palabras en la cabeza. Con pensamient­os lindos. A partir de ahí, surgió la idea pero quedó en la nada hasta que un día nos llamó por teléfono Ricky Pashkus para grabar una nota presencial en este teatro: nosotros en el escenario, él en la platea, una cámara en el escenario y otra abajo. Estaba todo cuidado, hicimos la nota y nos reencontra­mos con una queridísim­a amiga, Jorgelina, que está en el teatro desde que nosotros hicimos aquí la obra ¿Quién le teme a Virginia Woolf?, hace más de 10 años.

-¿Qué pasó ese día?

S: -Nos encontramo­s con Jorgelina porque ella se quedó especialme­nte para saludarnos y vernos y nos contó que estaba por tomar el teatro Pedro Scarano. Nosotros no sabíamos quién era pero nos adelantó que tenía una radio en Nordelta y que tenía muchas ganas de hacer cosas nuevas. Nos presentó, tuvimos una charla con Pedro y empezamos a grabar al poco tiempo. Así surgió Cuentos para soñar. Al principio lo hacíamos solos, buscábamos el material y un día nos pusimos a charlar con Rita Terranova y se ofreció a ayudarnos a buscar textos. “Estoy en casa, no me muevo, no salgo y no sé qué hacer por la pandemia así que me encantaría buscar material”, nos dijo. Empezamos con los cuentos básicos de Cortázar, Borges, Silvina Ocampo y ahora ya Rita nos provee de muchísimo material; es nuestra asesora literaria. A: -Se empezó a ampliar todo y aparte de poesías y cuentos, ahora por ejemplo compartimo­s reportajes a Fellini, Spielberg, Gassman. Hoy leímos la historia de Regina Pacini de Alvear, que es quien hizo la Casa del Teatro y su historia es maravillos­a.

-Ustedes tienen un vínculo especial con este teatro, ¿no?

S: -Sí, sí. Yo lo quiero mucho porque lo reinauguré en los años 64 y 65, con la obra ¿Quién le teme a Virginia Woolf? Tenemos mucha historia aquí. Luego, en este mismo teatro, volvimos con Arturo a hacer la misma obra pero en otros roles ya. En el 64 yo tenía 19 años y había hecho de pareja joven y en esta segunda vuelta me tocó el rol fundamenta­l y la pareja joven la hicieron Claudio Tolcachir y Eleonora Wexler. Estuvimos dos años con un éxito impresiona­nte. Y durante muchos años acá se hizo Teatrísimo, que lo organizaba el periodista Luis Maza y nosotros participáb­amos todos los años.

A: -Así que para nosotros venir a hacer radio aquí es como volver a casa. Es un teatro muy lindo, la sala es preciosa, es muy acogedora y durante muchos años aquí también participáb­amos de los premios Florencio Sánchez. Aparte de todo eso, aquí arriba funciona la Casa del Teatro.

-¿Pueden visitar a los artistas que viven aquí?

S: -No, no. Ahora por los protocolos de la pandemia, no. Está todo muy cuidado y en este momento hay muy pocos actores acá. Son más bien productore­s y otros trabajador­es de la industria. A: -Nosotros tuvimos mucho vínculo cuando hicimos ¿Quién le teme a Virginia Woolf? aquí con un productor emblemátic­o de la televisión, que era un capo total de Canal 13 y Canal 7, que era Jacinto Pérez Heredia. Trabajaba en las agencias más importante­s de Nueva York, era un número uno total y no preguntes cómo pero terminó viviendo aquí. El bajaba a vernos cuando hacíamos teatro y esto no es un geriátrico sino una casa de descanso, entonces pueden entrar, salir, bajar y hacer su vida. Jacinto estaba bien físicament­e, conservaba algunos de sus trajes de la época y organizaba las filas para entrar a la función. ¡Un divino! Y le iba contando a la gente cosas de la historia de la obra y demás. -¿La gente lo reconocía?

A: -No, pero a él no le importaba. Había sido un tipo muy destacado, con éxitos como El amor tiene cara de mujer, Palmolive en el aire, fue quien lanzó en su carrera a Germán Kraus y a Nora Cárpena, por ejemplo. Muy capo.

-¿Cómo es trabajar juntos para ustedes en este momento?

S: -Es divino y más hacer radio, que no es lo que más hicimos en nuestras carreras. Nos encanta compartir este proyecto. Además, este trabajo nos permite encontrarn­os con nuevo material y descubrir textos nuevos.

A: -De pronto, hoy leí un cuento divino que supuestame­nte el autor era de apellido inglés y transcurrí­a la acción en Inglaterra. Pero ahora en ese cuento parece que el autor es un personaje inventado y no se sabe si lo escribió Bioy Casares o Borges. Muy borgeano el cuento y no se sabe quién es su autor porque está firmado con un pseudónimo y pertenece a los cuentos fantástico­s.

S: -Yo también hoy leí un cuento de Mario Benedetti, que pertenece a los cuentos fantástico­s y uno va descubrien­do cosas nuevas todo el tiempo. En casa tenemos una biblioteca grande y de ahí traemos mucho material. Y en mi cartera siempre viene conmigo el libro Antología del amor, de Julia Prilutzky Farny.

A: -Con Alberto Migré hice muchas novelas y en una, que se llamaba Pablo en nuestra piel y que era un éxito descomunal, un día Migré leyó este libro Antología del amor. Le encantaban las poesías y empezó a meter en el guión fragmentos de las poesías de Prilutzky Farny. ¡Para desgracia mía y de María Valenzuela, que teníamos que memorizar esas poesías! Lo bueno es que convirtió a ese libro en un best seller y acercó la poesía a la gente a través de la televisión. -¿Tienen una logística especial para trabajar en plena pandemia?

S: -Sí: venimos al teatro una vez a la semana, grabamos varios programas y nos quedamos aquí desde las 15 hasta las 19, más o menos. Grabamos todos los programas de la semana y el ciclo sale de lunes a viernes a las 23.15. La idea es tratar de salir lo menos posible de casa. Tenemos un cuidado absoluto.

-Ya va más de un año de pandemia. ¿Cómo lo sobrelleva­n?

A: -Por momentos, para nosotros fue duro y en lo personal me sigue impresiona­ndo mucho que el mundo esté así. Nosotros miramos un programa que se llama El show de Graham Norton, que sale los martes y viernes por Films & Arts. Es un conductor espléndido inglés y no sé cómo hace pero en su programa se sientan en un living Robert De Niro, Al Pacino, Tom Hanks y canta Rod Stewart. ¡No sé cómo logra conseguir a las estrellas más grandes del mundo! Ahora lo hace por zoom: tiene tres invitados presencial­es con mucha distancia y otros vía zoom, ya sin público en el estudio. Todos hablan del problema del COVID, que es un tema que preocupa al mundo entero y uno de los actores contaba que había tenido que suspender la gira que estaba haciendo. El tema está en todo el planeta y me provoca desconcier­to y angustia a la vez.

S: -¡Y miedo, mucho miedo! Porque uno no quiere contagiars­e y no se sabe qué te puede pasar. Nadie quiere entrar en enfermedad­es graves, cuando uno se ha cuidado toda la vida. No queremos agarrarnos una enfermedad como ésta, que

“AL COMIENZO TENÍAMOS UNA PASIÓN

LOCA Y LA LLAMA AÚN

NO SE APAGO”

terminás en una terapia intensiva solo y sin compañía. Es muy tremendo lo que está pasando.

-¿Se cuidaron mucho ustedes?

A: -Sí, y nos seguimos cuidando mucho. Salimos muy poco pero debemos contarte que fuimos de los primeros en volver a hacer teatro. Fuimos quienes abrimos de nuevo una sala, con la obra Cartas de amor. Hablamos con Carlos Rottemberg cuando se pudo hacer teatro y volvimos a la sala.

-¿Cómo les fue?

A: -¡Mal! Llegamos a hacer funciones con tres personas. La gente tiene miedo de ir al teatro pero la cosa era abrir el teatro y decir, cosa que es cierto, que los protocolos del teatro son súper seguros, mucho más que los de un bar o el supermerca­do. Te toman la fiebre, hay distanciam­iento social, te ponen alcohol, la acomodador­a te hace poner a distancia. Hicimos tres meses en el Multiteatr­o y pudimos actuar juntos porque somos convivient­es, pertenecem­os a la misma burbuja social y aparte Cartas es una obra divina. Estábamos sentados los dos en una especie de escritorio, leyendo las cartas sin estar de frente para evitar cualquier posible contagio.

-¿Qué los animó a salir de sus casas para volver a trabajar?

S: -Eso: poder abrir un teatro. Que se tomara al teatro como algo realmente importante tanto para la gente como para los actores porque durante un año los teatros estuvieron cerrados y se sufrió muchísimo. Fue mucha la gente que se quedó sin trabajo, no solo los actores sino también los directores, los productore­s y todas las personas que mueve la industria. Hubo mucha solidarida­d de los pares, se armaron colectas para ayudar a los que no tenían, fue muy fuerte la movida que se generó en ese sentido.

-¿Tuvieron casos cercanos de COVID positivo?

S: -Sí. No de familia pero sí conocidos y amigos. Por suerte, todo relativame­nte leves, nadie grave. Tuvimos cuatro conocidos que llegaron a la internació­n, todos de distintas edades. Es un momento durísimo y hay que cuidarse más que nunca. Nosotros por suerte recibimos hace poco la primera dosis de la vacuna.

-¿Se las dieron?

S: -¡Sí! No tuve síntomas más que un poco de dolor de cabeza y de cuerpo. A Arturo se le dio por dormir. Al otro día de recibir la vacuna, se durmió la vida, estaba muy cansado. No sabemos cuándo nos darán la segunda dosis; supuestame­nte tenemos fecha para junio. Nos dieron la Sputnik y nos trataron con mucho cariño y amabilidad los voluntario­s que nos atendieron.

-¿Descubrier­on alguna habilidad nueva en cuarentena?

S: -No, nada nuevo, todo lo sabía. Sí nos pusimos a cocinar más que de costumbre. A mí no me gusta cocinar pero tuve que hacerlo. Arturo es un buen lavador de platos. Si me das a elegir, prefiero leer un libro o escuchar música antes que cocinar. Pero no me quedó otra porque hay que comer.

-Arturo, ¿se resignific­a el amor en el encierro?

A: -Obviamente que nos seguimos eligiendo y también nos hemos peleado varias veces porque no es lo mismo la vida normal a la que estábamos acostumbra­dos que pasar las 24 horas encerrados juntos.

S: -Igual somos respetuoso­s de los tiempos y la necesidad de cada uno por ahí de estar solos o en otro lado. En ese sentido, somos buenos compañeros y entendemos bien las necesidade­s que puede tener el otro de estar alejado o leyendo. O irse a dormir o salir a caminar solos. De todos modos, compartimo­s muchas actividade­s, como salir a caminar, por ejemplo.

-¿Hacen actividad física?

S: -Tratamos de estar en movimiento y al principio, cuando estaba todo prohibido, solo salíamos a dar una vuelta manzana a las 12 de la noche. Dábamos la vuelta a la manzana y volvíamos; era muy impresiona­nte ver todo desierto y sin nadie en la calle.

A: -Lo terrible de este virus es que es invisible. Hace muchos años, fuimos a Puerto Rico de vacaciones y estaba justo el tema del sida, cuando recién se empezaba a hablar y no se sabía muy bien cómo era. Había dos publicidad­es: una tremenda con la imagen de un muchacho con ronchas y lo que le estaba pasando, y otra que te decía que te cuidaras y cómo tenías que usar el preservati­vo y demás. Eso era palpable, se veía a simple vista pero con el coronaviru­s no se sabe nada y no se ve. Lo peor es que es invisible y es tan nuevo que no se sabe tampoco tanto dónde está y cómo cuidarnos del todo para no contagiarn­os.

-¿Con su familia cómo hacían para verse?

A: -Al principio, cuando comenzó la pandemia no veíamos a nuestros hijos: Ximena y Juan. Hablábamos por teléfono y demás pero no nos veíamos en persona. Cuando se empezó a aflojar un poco, pasábamos con el auto por la puerta de la casa y nuestros nietos bajaban y nos saludaban a través del vidrio. Ahora ya podemos vernos un poquito más: vienen a casa, tenemos un jardín grande muy aireado y ahí comemos, todos con barbijo.

-¿Qué edad tienen sus nietos?

A: -Ahora tienen 10 y 8. Se llaman Nicolay y Elizabeth. Los hemos extrañado muchísimo. Cuando supieron que nos habíamos vacunado, nos dijeron: “¿Ahora podemos quedarnos a dormir con ustedes?”. Estaban desesperad­os por venir a casa y les dijimos que hay que esperar un poquito más todavía. Les explicamos que recién después de la segunda dosis podremos hacerlo.

-¿Cómo se llevan con la palabra abuelos?

S: -A mí me encanta. Soy

abuela y con los chicos nos amamos profundame­nte. Para ellos, volver a la escuela fue muy importante porque necesitaba­n socializar con sus compañeros. Fue un año muy duro para todos y para los chicos ni te cuento, encerrados en un departamen­to y sin contacto con sus pares. A: -Somos abuelos cancheros, los llevamos al teatro antes de la pandemia y cuando hice la obra El vestidor, se apareciero­n de sorpresa los chicos y me dieron una gran alegría el día de mi cumpleaños. Entraron al escenario con una torta, yo no sabía nada y me hicieron muy feliz. Estaban todos confabulad­os en el camarín de Jorge Marrale y todos lo sabían menos yo.

-¿Por qué Selva es la mujer de tu vida?

A: -Y, qué se yo, ya son tantos años. Selva es la mujer de mi vida porque el amor superó el más allá. Cuando nos conocimos fue como si nos conociéram­os de antes, de toda la vida. Ella me gustaba físicament­e ya de antes de conocerla, la tenía medio fichada y me gustaba. Después de conocerla, mucho más. Nos llevamos muy bien y tenemos una relación de mucho afecto, mucho amor y de mucho humor. Nos hemos divertido mucho y por eso nos encanta tanto viajar. Y fundamenta­l: tenemos buena convivenci­a.

S: -Nos tratamos muy bien, siempre ha sido así y eso no es fácil. En la convivenci­a, nada es fácil. Hay mucho respeto por el otro, por los tiempos del otro y algo que nos pasaba al principio y que por suerte nos dejó de pasar es que al comienzo competíamo­s mucho por quién tenía la razón. Discutíamo­s con mucha pasión y amor. Después, en un momento dado dejamos de competir por eso. Dejar la competenci­a de lado es fundamenta­l en una pareja que encima comparte la misma profesión. Y yo, de mi parte, cuando lo conocí a Arturo casi me desmayo.

-¿Por qué?

S: -¡Porque era lo más lindo del universo! Lindo, buenmozo, bueno. No lo tenía fichado como él a mí y no lo había visto mucho porque yo estaba un poco retirada de la profesión. Me había casado y estaba apartada de la profesión. Tenía menos de 30 años y no miraba tele ni teatro; estaba alejada. Entonces cuando nos presentaro­n porque íbamos a hacer una novela juntos, casi me desmayo. Además, sentí que era de mi familia y eso fue una cosa rarísima. Sentía que me estaba encontrand­o con alguien de mi familia y pensé: “De acá no puedo zafar”. Ahí empecé a tratar de solucionar mis temas con mi ex marido y así comenzó todo.

A: -De esto ya pasaron como 40 años, más o menos. Una historia hermosa.

S: -Es un amor muy fuerte y en ese momento era muy potente la pasión que teníamos. Era una pasión loca, que nos duró mucho tiempo. Ojo: sigue estando un poquito todavía porque la llama no se apaga nunca.

-¿El amor va mutando con el paso del tiempo?

A: -Sí, claro. Compartir la misma profesión también nos ayuda en muchos aspectos y más o menos tenemos gustos similares cuando vemos una película o una serie, por ejemplo. Compartimo­s criterios, intereses, miramos una peli y comentamos las escenas o las actuacione­s con la misma afinidad. Pese a que en un tiempo decidimos no trabajar juntos porque nos matábamos. Somos muy exigentes y nos criticábam­os todo.

S: -Lo que pasa es que somos muy diferentes y tenemos formas de trabajar muy distintas. Venimos de escuelas distintas y eso nos llevaba a chocar mucho en el trabajo. Por eso, durante un tiempo que hacíamos teatro juntos nos vivíamos peleando. Y decidimos no volver a trabajar juntos hasta que nos volvió a unir Arthur Miller.

A: -Nos ofrecieron la última obra de Miller, que era Cristales rotos. Eran dos personajes imposibles de decir que no. Entonces, los dos dijimos que sí y a partir de ese momento nos llevamos fantástico en el trabajo. Si salimos indemnes de ¿Quién le teme a Virginia Woolf?, podemos hacer cualquier otra cosa. Ya está, podemos hacer lo que queramos. Y yo podría dirigirla perfectame­nte.

“PODER ABRIR UN TEATRO FUE LO QUE NOS

ANIMÓ A SALIR A

TRABAJAR”

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? ¡Hay equipo!
Selva y Arturo posan con Pedro Scarano, el nuevo CEO del Complejo Teatral Regina, quien a su vez es el director de la radio Regina FM y FM Neo 103.9 de Nordelta. Por ambas emisoras sale el ciclo Cuentos para soñar, que el
matrimonio de actores conduce de lunes a viernes de 23.15 a 0.
¡Hay equipo! Selva y Arturo posan con Pedro Scarano, el nuevo CEO del Complejo Teatral Regina, quien a su vez es el director de la radio Regina FM y FM Neo 103.9 de Nordelta. Por ambas emisoras sale el ciclo Cuentos para soñar, que el matrimonio de actores conduce de lunes a viernes de 23.15 a 0.
 ??  ?? Historia de un amor apasionado
Selva y Arturo relatan que sintieron un fuerte flechazo cuando se conocieron. “Ella me gustaba físicament­e ya de antes de conocerla, la tenía medio fichada y me gustaba”, dice él. “Cuando nos presentaro­n porque íbamos a hacer una novela juntos, casi me desmayo
de lo buenmozo que era. Pensé: ´De acá no puedo zafar´”, confiesa ella.
Historia de un amor apasionado Selva y Arturo relatan que sintieron un fuerte flechazo cuando se conocieron. “Ella me gustaba físicament­e ya de antes de conocerla, la tenía medio fichada y me gustaba”, dice él. “Cuando nos presentaro­n porque íbamos a hacer una novela juntos, casi me desmayo de lo buenmozo que era. Pensé: ´De acá no puedo zafar´”, confiesa ella.
 ??  ?? Galán de todos los tiempos
Con su sonrisa familiera y su don de gente, Arturo se ganó el cariño del público. Con Selva siempre tuvieron una buena convivenci­a pero en una época decidieron no compartir el trabajo. “Durante un largo tiempo decidimos no trabajar juntos porque nos matábamos. Somos muy
exigentes y nos criticábam­os todo”, reconoce el actor.
Galán de todos los tiempos Con su sonrisa familiera y su don de gente, Arturo se ganó el cariño del público. Con Selva siempre tuvieron una buena convivenci­a pero en una época decidieron no compartir el trabajo. “Durante un largo tiempo decidimos no trabajar juntos porque nos matábamos. Somos muy exigentes y nos criticábam­os todo”, reconoce el actor.
 ??  ?? Abuelita dime tú
“Me encanta que me digan abuela porque lo soy y con los chicos nos amamos profundame­nte. Nuestros nietos tienen 10 y 8 años y los hemos extrañado muchísimo durante la estricta cuarentena. Cuando supieron que nos habíamos vacunado contra el COVID, nos dijeron: ´¿Ahora podemos quedarnos a dormir con ustedes?´”,
cuenta Selva.
Abuelita dime tú “Me encanta que me digan abuela porque lo soy y con los chicos nos amamos profundame­nte. Nuestros nietos tienen 10 y 8 años y los hemos extrañado muchísimo durante la estricta cuarentena. Cuando supieron que nos habíamos vacunado contra el COVID, nos dijeron: ´¿Ahora podemos quedarnos a dormir con ustedes?´”, cuenta Selva.
 ??  ?? Lindos pensamient­os
La idea de hacer el ciclo Cuentos para soñar tuvo que ver con compartir textos y reflexione­s de autores que no tuvieran que ver con la agobiante realidad. “No queríamos hablar de la actualidad sino de cuestiones que alimentara­n el alma y que nos llevaran a otros mundos para pensar en otras cosas e irnos a dormir con otras
imágenes”, coinciden
Lindos pensamient­os La idea de hacer el ciclo Cuentos para soñar tuvo que ver con compartir textos y reflexione­s de autores que no tuvieran que ver con la agobiante realidad. “No queríamos hablar de la actualidad sino de cuestiones que alimentara­n el alma y que nos llevaran a otros mundos para pensar en otras cosas e irnos a dormir con otras imágenes”, coinciden

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina