“ME QUEDABA SOLA A LA NOCHE PARA LLORAR SIN QUE ME VIERA MI HIJO”
La actriz y conductora está al frente del programa Tarde sin siesta, por FM Concepto 95.5 y hace teatro en el Complejo Multiescena con la obra Microescena 2. Cuenta que con el inicio de la pandemia se quedó sin trabajo en la señal Quiero música en mi idioma y con su marido, Emiliano Paris, y su hijo Camilo (8) se contagiaron COVID el año pasado en junio. “Tuve que aprender a manejar mis emociones y lloré más que nunca. Eso sí: a escondidas de mi hijo porque no quería que le afecte ver a su mamá llorando”, revela Caro.
Simpática y de una sonrisa contagiosa, Carolina Ibarra (40) es una artista multifacética que ama su profesión. Actriz, conductora y cantante, surgió del semillero de Disney y se convirtió en una ídola infantil gracias a Zapping Zone, el ciclo que condujo por Disney Channel durante ocho temporadas, desde 2000 hasta 2008. Los adolescentes la descubrieron gracias a Team Angels, el segmento final de Casi Ángeles que mostraba las intimidades de la exitosa serie que creó Cris Morena y luego Caro volvió a la señal infantil para conducir Disney Planet. En 2011, su carrera viró y fue elegida para capitanear La casa del pop, por el canal Quiero música en mi idioma, donde trabajó por casi una década y del que se desvinculó el año pasado cuando comenzó la pandemia del coronavirus. Casada con el productor televisivo Emiliano Paris y mamá de Camilo (8), la actriz proyectó su carrera internacionalmente con la serie Soy Luna, donde le dio vida a Ana y que actualmente se sigue trasmitiendo en distintos países de Latinoamérica, Europa y Medio Oriente. Hoy por hoy, Caro conduce de 14 a 15 el programa Tarde sin siesta por FM Concepto 95.5 y además está haciendo teatro con la obra Microescena 2, en el Multiescena de Corrientes y Callao.
-¿En qué momento de tu vida estás, Caro?
-En uno muy especial, mechando la radio con el teatro, que ahora está en un impasse por la pandemia, y dando clases de doblaje. Tarde sin siesta es un magazine con entrevistados de todo tipo y es mi reencuentro con la radio después de muchos años. Había hecho hace un tiempo un programa en Radio Disney y amo el éter. Aparte es un proyecto que surgió durante la pandemia y eso me encantó. -¿Cómo surgió?
-Estaba trabajando en Quiero música en mi idioma, donde estuve durante diez años y ese laburo se cortó cuando comenzó la pandemia. Me quedé rara, como diciendo: “¿Y ahora qué?”. En eso, me propusieron hacer radio y me encantó. Además, me puse a dar clases on line. Hacía tres años ya que daba clases de doblaje en persona en el estudio SiBemol y los dueños me propusieron seguir vía zoom. Los martes, miércoles y jueves doy clases de actuación y doblaje en neutro on line y la pandemia me convirtió en una experta en dar clases vía zoom. Estaba dando clases de comedia musical en Julio Bocca Tigre y hace unas semanas volvimos a la modalidad on line. Estoy en un momento muy profe.
-Una faceta nueva.
-Totalmente y no sabía que la docencia me gustaba tanto. Poder transmitir la pasión por lo que me gusta es ideal para mis alumnos. Me divierto y lo disfruto un montón. También estoy haciendo la obra Microescena en el Complejo Multiescena; por orden del gobierno tuvimos que hacer un parate y la idea es volver ahora en mayo. Ensayamos durante la cuarentena, estrenamos y con el aforo aprobado nos fue re bien. Nos reímos mucho porque en la obra hay escenas de 15 minutos con una dinámica infalible porque cada cuento empieza, se resuelve, termina y la gente la pasa bien.
-¿Te siguen reconociendo por Soy Luna?
-Sí, ¿podés creer? Es una locura lo que pasa con ese proyecto. Lo siguen dando a la madrugada y desde que se abrió la plataforma Disney +, está más vigente que nunca. Los miércoles soy profe de teatro de nenas muy chiquitas y mis alumnas me comentan que me están mirando en Soy Luna. Es una generación nueva que ahora está descubriendo el programa y está buenísimo. -¿Qué recuerdos tenés de ese proyecto? -Los mejores. La pasé impecable en las grabaciones y lo siento muy actual. Me pasa algo similar con Zapping Zone, cuando actualmente me preguntan si soy Caro la del Zapping. Ya quedó vintage y me siguen hablando del programa. No reniego, al contrario. ¡Yo, chocha! El tema lo tenía mi hijo, Camilo, que estaba muy celoso de mi hija adolescente en la novela. ¡No la soportaba!
-¿Tenés algo en común con tu personaje de Soy Luna?
-Mi personaje, Ana, es la mamá de Nina, la mejor amiga de Luna. Es una abogada súper estructurada y obsesiva, ¡muy diferente a mí! No es mala, es una madre sobreprotectora y que ama la comida natural. Quiere que la hija no sea tan tímida y le está muy encima. Habla mucho, agobia a Nina y es re obse.
-¿Dijiste que tu hijo te cela?
-Sí, es bastante celoso Cami. Lo vive con bastante naturalidad a mi trabajo pero cuando me quedo charlando en el colegio con otras mamás o cuando la gente me pregunta por mi trabajo, se pone un poco celoso. Lo entiendo porque es mi único hijo, es varón y quiere a su mami solo para él. En dos meses va a cumplir 9 años y lo amo con todo mi ser. Le costó amigarse con la idea de que su mamá está en la tele. Cuando iba al jardín le costaba mucho más. Yo no sabía que Soy Luna iba a ser tanto furor y de repente por la calle me gritaban: “Ayyy, sos la mamá de Nina”. Eso a Camilo le resultaba muy extraño.
-¿Cómo sobrellevó el encierro tu hijo? -Fue duro y tuvo muchos cambios de
ánimo. Tratamos de distraerlo y que piense en otras cosas pero por momentos se largaba a llorar y yo no entendía qué le pasaba. Hablé con terapeutas por ese tema y me dijeron que era súper normal. Lo he dejado jugar mucho online y que este año haya podido ir a la escuela de manera presencial fue un alivio porque noté el cambio en su conducta y en su estado de ánimo. Empezó a tener un humor divino. Los nenes son súper conscientes de lo que sucede y jamás se quita el barbijo.
-¿Se contagiaron de COVID?
-Sí: nosotros el año pasado tuvimos coronavirus los tres en casa. Cami estaba súper asustado y me decía: “Si le pasa algo a papi o a vos…”. Yo lo calmaba y por suerte nos agarró súper leve. Esta enfermedad es una lotería. Le explicamos y le hablamos mucho a nuestro hijo. Nosotros nos súper cuidamos, estuvimos muy encerrados y seguimos cuidándonos más que nunca.
-¿Les quedaron secuelas?
-Nada de nada. Mi marido estuvo bastante tiempo con pérdida de olfato y gusto pero yo no. Yo tenía mucho dolor de cuerpo y cabeza y si bien nunca perdí el olfato, los hisopados nos dieron positivo a los dos. Transitamos el COVID en mayo o junio del año pasado, casi al principio. No había tanta información y la cabeza nos iba a mil. Hoy todos tenemos más conciencia de la enfermedad y pienso que todos estamos inmersos en una gran película porque lo que está pasando a nivel mundial es increíble. -¿Cómo afectó el encierro a la pareja? -Siento que si pasamos esto, ya está, somos una pareja re fuerte. Conozco a mucha gente que se ha separado y nosotros lo pasamos, con todo lo que implica eso. Emi es productor así que imaginate que no tuvo trabajo en todo el año; ahora empezó a remontar un poco. Y a mí también me pasó que de un momento para el otro se me terminó lo de Quiero música en mi idioma, así que pensé: “Bueno, listo, chau”. Toda la familia nos ayudó un montón.
-¿Cómo fue que se terminó lo de Quiero música en mi idioma?
-Fue muy brusco. Nos llamaron a todos los conductores de la señal y nos dijeron: “Bueno, por el tema de la pandemia se suspende todo”. Estuve 10 años en Quiero y así quedamos, cada cual a su casa y chau. Fue una locura pero ya está. Tuve que aprender a manejar las emociones en la cuarentena e hice mucha meditación y yoga en mi casa. Miré muchas series, soy muy de llorar sobre todo a la noche y el año pasado me tomé la libertad de llorar más que nunca.
-¿Lloraste mucho?
-¡Si te contara! Soy muy nocturna y aprovechaba para quedarme sola y llorar cuando Camilo y Emi se iban a dormir. No me gusta llorar delante de mi hijo porque siento que eso a los nenes les afecta un montón; creo que me habrá visto llorar dos veces en la vida. Actué mucho de que estaba todo bien y lloraba a solas para que no me viera el chiquitín. Lo manejé como pude. Hice terapia el año pasado y ahora dejé. Hablo mucho, no me guardo las cosas y me hace bien sacar todo para afuera. Con Emi charlamos mucho este año y siempre me siento contenida por mis afectos. La pandemia me sirvió para hacer una limpieza de gente también.
-¿Cómo es eso?
-Empecé a alejarme de personas negativas y a focalizarme más que nunca en la gente que es amorosa conmigo. No estoy para cosas negativas: la realidad ya es bastante dura como para encima agregarle alguien que te trate mal, ¿no? Hay que preservarse y valoro más que nunca los momentos importantes.
-¿Cómo lo conociste a tu marido?
-Fue cuando trabajaba en Zapping Zone. El era editor y hacía la postproducción del programa. Hoy tiene una productora con el hermano, Luciano, que era mi amigo y gracias a él lo conocí a Emiliano. Un día reparé en un chico que entraba a editar cuando nosotros finalizábamos de grabar y ese era Emi.
-Vayamos hacia atrás. ¿Cuál fue tu primer trabajo?
-Un programa en Utilísima con Lorena Paola que se llamaba Ni idea. Fue justo antes de entrar a Disney. Estuve un año en Utilísima y a fin de año hice un casting para un programa que iba a arrancar en Disney y que resultó ser Zapping Zone. En 2008 me fui porque estaba muy cómoda y quería desafiarme. Me salió hacer Recurso natural con Eduardo de la Puente en Canal 7 y luego Casi ángeles. En el medio, hice obras de teatro infantil. -¿De chica querías se actriz?
-No. Mi sueño era ser bailarina clásica. Era muy tímida, rendí para entrar en el Teatro Colón e ingresé. Hice mucho ba
“FUI COMPAÑERA DE DANZA DE PALOMA HERRERA”
-llet con Olga Ferri, que ya no está y era una genia. En lo de Olga fui compañera de Paloma Herrera. Amo bailar y mirar ballet, y es algo que tengo incorporado desde muy chiquita. en o el o o afilado y soy muy crítica con la danza.
-¿Fuiste compañera de Paloma Herrera?
-Sí, en las clases en lo de Olga. Teníamos repertorio con Paloma. Después di examen en quinto año y entré en el Colón, pero al tiempo dejé porque en el medio me había picado el bichito de la actuación. A la par de la danza clásica, me metí a estudiar teatro con Lito Cruz y me encantó. Luego con Rubén Szuchmacher y él me hacía pasar primera al frente porque era vergonzosa y quería sacarme la timidez. Cuando Paloma se mudó a Estados Unidos la fui a visitar y la vi cuando vino acá pero fuimos perdiendo el contacto. Es una divina total. Fue re buena compañera, cero agrandada y eso que es una grossa.
-¿Sos porteña?
-Sí, nací en Buenos Aires y mi marido en Neuquén y por eso previo a la pandemia viajábamos seguido a su provincia. Mis suegros son un amor y están todos chochos con Camilo, que es el primer nieto. ¡Mi hijo es un bombón y me tiene muy enamorada!
-Tu hijo no es colorado como vos.
-No, no es colorado. Es castaño clarito con ojos verdes, iguales a los de mi madre. Estaba convencida de que me iba a salir colorado pero no. En casa, papá era colorado y mi tía también. Pero nosotros, con mis hermanos, salimos dos colorados y dos castaños. Camilo es muy blanquito, con mi misma piel.
-¿Sufriste ser pelirroja?
-De chica, un poco sí porque me decían "os"orito o fideo con tuco y lo #arí bastante. Después, cuando crecí me copé con la idea y no tuve drama con mi color de pelo y piel. Pero de chica llegaba a casa llorando y puteando por el color de pelo que tenía. Hace unos años hice una obra en contra del bullying que estuvo buenísima y me sirvió para hacer un poco de catársis con el asunto.