Pronto

“VI TANTAS VECES MIS VIDEOS DE AGRANDADYT­OS QUE YA NO ME PROVOCAN NI TERNURA”

- Nicolás Peralta Fotos: Luis Varela

Por tercer año consecutiv­o, Rodrigo Noya (30) apostó por trabajar en Carlos Paz de la mano de Pedro Alfonso, con quien compone una desopilant­e dupla humorístic­a sobre las tablas. En Misterio en la cabaña, en el Teatro del Lago, Noya se roba gran parte de los aplausos y él disfruta de laburar en las sierras cordobesas. “Si bien siempre he vacacionad­o más en la costa por una cuestión de cercanía con Chascomús, de donde soy oriundo, me encanta trabajar en Córdoba. Estos últimos años de mi vida fueron acá y Carlos Paz pasó a ser un lugar importante para mí. Siento que soy un poco de este lugar y cuando llego no necesito usar el gps porque sé dónde queda todo. Me relaciono con gente a la que encuentro cada vez que vengo y son amistades del verano con las que me encanta compartir”, arranca el actor que comenzó su carrera artística cuando era un niño de la mano de Dady Brieva en

AgranDadyt­os.

-Con Pedro se los ve muy cómplices. ¿Cómo es tu vínculo con él?

-Hemos ido construyen­do una amistad con el tiempo. Hoy siento que somos amigos porque tenemos un vínculo extra laboral, que al comienzo era menor y fue creciendo. A Pedro le gusta armar vínculo con los que trabaja y tener cercanía y comodidad. Hace sentir al que trabaja con él en un lugar de disfrute. Tantos años hicieron que seamos como una especie de familia.

-Paula Chaves en sus redes te tilda de hijo mayor de ellos.

-(Risas) Sí, sí. Nos divertimos con eso. Aparte el año del Mundial, estábamos ensayando para Un plan perfecto y vi el 80 por ciento de los partidos, la final incluida, en la casa de Pedro y Paula. Pasó a ser nuestra

Este verano la rompió con Pedro Alfonso en Carlos Paz y aunque tiene una extensa carrera en televisión, la gente le sigue hablando de sus inicios al lado de Day Brieva. “Se viralizó tanto y se hizo tanto con eso, que siento que trascendió y que no soy yo. En algún momento me daba mucha gracia, pero ya no tanto. Era un niño tremendo y cuando lo miro, lo veo mucho a mi hijo Bautista en ese nene”, se sincera Noya.

cábala. Vimos uno que fue clave y desde ahí quedé todo el Mundial con ellos. A sus hijos los adoro.

-Se ve que te siguen mucho.

-Sí, los chicos son lo más. Aparte se han hecho muy amigos de mi hijo, Bautista. Con Baltazar tienen casi la misma edad y juegan mucho. Olivia es como una especie de mamá de todos y los cuida, mientras que Filipa es un terremoto que no para. La más chiquita es el alma del grupo, la que los lleva para todos lados.

-Siempre traés con vos a tu hijo en la temporada.

-Sí y trato de compartir el máximo tiempo posible con él. Antes de que empiece el verano, uno lo analiza porque no es que vengo de vacaciones pero en la balanza, está bueno traerlo. De noche estoy en el teatro y durante el día vamos al río, nos metemos en la pileta, visitamos amigos y recorremos Córdoba. Tenerlo a Bauti requiere también un sacrificio porque él se tiene que adaptar a mi ritmo de vida que en la temporada es más intenso.

-¿Le gusta el teatro?

-¡Le encanta! Siempre me acompaña a las funciones, luego vamos a comer y la primera semana de la temporada se acostaba conmigo a las 2 y media de la mañana. Luego llegaron mis papás, Eduardo y Marta, para ayudarme y se quedaban con él. Mi hermana, Agustina, también vino con su marido, José. Me encanta que me vengan a visitar y en un momento se volvieron y se lo llevaron a Bauti para que se reencuentr­e con su mamá.

-¿Te costó despedirte de él?

-Me mató. Veníamos bien y cuando lo dejé en el aeropuerto de Córdoba, se me largó a llorar cruzando la zona de embarque. Uno trata de no llorar ahí para no generarle nada feo pero llegué al auto y me desarmé yo. ¡No podía parar de llorar! Se fue a Pinamar de vacaciones con la mamá y luego volvió conmigo unos días más a Carlos Paz. El la pasa bárbaro, va de acá para allá.

-¿Vive mitad y mitad?

-Sí, un poco y un poco con cada uno. Trato de estar el máximo tiempo con él. Mi trabajo cambia todo el tiempo; a veces por ahí tengo que viajar y por suerte la madre entiende eso, entonces nos vamos repartiend­o. Vamos acomodando los días y los horarios y yo trato de verlo todo lo que más puedo.

-¿Con tu ex, Sofía Sorrenti, tenés buena relación?

-Ahora sí. Hubo un momento difícil y se hizo público porque estábamos más expuestos que el resto de las parejas pero

"EN UNA EPOCA ME TILDARON DE MUJERIEGO Y FUE RARISIMO"

no creo que hayamos vivido algo muy distinto a lo que viven otras personas que se separan. Hubo despechos, enojos y broncas pero el tiempo acomodó todo. Bautista va creciendo y los dos entendemos que lo único importante es que él esté bien. Eso nos hizo entender a los dos y estamos muchísimo mejor. Es lo más sano para todos. Vamos a estar unidos toda la vida porque tenemos un contrato, por así decirlo, y hay que cumplirlo. Lo más importante es que Bauti esté feliz y que no crezca en un ambiente en el que sus papás se están matando.

-¿Sos el papá que imaginabas?

-Creo que soy mejor que lo que me imaginaba. Perdón la soberbia. Siento que somos como evolucione­s de nuestros viejos. Bautista segurament­e será mejor padre que yo. Cuando uno es padre, tiene la referencia de lo que fueron sus papás y ahí dice: “Esto lo corregiría, esto no, esto sí”. Mi papá fue y es un padrazo pero uno siempre trata de mejorar algunas cuestiones porque siente que tal o tal cosa no te sirvieron tanto de esa manera. Como él, cuando crezca, va a decir: “Esto que me enseñó mi papá no me sirvió, lo voy a hacer de otra manera”. Somos evolución constante.

-¿Le ponés límites?

-Ese es un gran tema: me cuesta muchísimo. Me cuesta porque es hijo único y Bauti es terrible. Crece muy rápido, es muy vivo y me manipula un montón. Me cuesta ponerle límites porque de repente tiene salidas que me hacen reír y ahí me desarmo. “Lo abandono acá o me río con él”, son las opciones. Trato de ponerle límites todo lo que puedo y más que nada cuando noto que él ya entendió pero me está boludeando. Si veo que me está tomando el pelo, lo freno.

-Fuiste papá muy joven.

-Sí, a los 24 y estuvo bueno porque no estoy tan lejos de él con respecto a su crecimient­o social. Eso, a veces, cuando tenés un padre muy grande te aleja un poco. No estar tan alejado del día a día de él me parece que me ayuda a mí también a entenderlo. Y mis viejos, como abuelos, le permiten todo. Es brillante ver cómo mis viejos son con él todo lo contrario a lo que me decían a mí. El rol de abuelos debe ser espectacul­ar y ya lo experiment­aré en algún momento.

-Tu papá una noche cantó en el teatro a pedido de Pedro.

-Sí. Lo hace de hobby y ama cantar y tocar la guitarra. Se hace el tímido pero todo eso del teatro le fascina. Es re cholulo. Trabaja en Edenor y va y viene todo el tiempo entre Chascomús y Buenos Aires. De joven tenía un grupo con el que tocaba, hacía canciones de rock y tocaba con Juanse de Los ratones paranoicos ahí en Devoto, de donde es mi viejo. Entre ellos estaba también la mamá de Jimena Barón, que tocaba la batería.

-¿Lo hablaste con Jimena?

-No pero sí lo hablé con Fede Barón, su hermano, con quien soy más amigo. No tengo tanto vínculo con Jimena, con Fede sí y en algún momento lo hemos charlado. Las vueltas de la vida son increíbles, ¿no? A mí la música también me gusta pero no lo exprimí tanto desde ese lado, como sí lo hizo mi papá que es profesor de guitarra y ha estudiado mucho. No lo ejerce pero le gusta cantar y tocar.

-Arrancaste en la tele a los 5 años con Dady Brieva. ¿Qué te pasa hoy cuando mirás esos videos?

-Ahora lo siento más alejado de mí. Siempre soy yo pero se viralizó tanto y se hizo tanto con eso, que incluso hoy la gente me sigue parando en la calle para hablarme de AgranDadyt­os. Entonces, se habla tanto que siento que trascendió y que no soy yo. Lo vi tantas veces también que ya no me da ni ternura, no me da nada. En algún momento me daba mucha gracia pero ya no tanto. Era un niño tremendo y cuando lo miro, lo veo mucho a Bautista en ese nene.

-¿Sí?

-Sí pero Bauti es más vivo. No se expondría tanto, yo era más inocentón y ciento por ciento natural. Lo que me sucedía era real y no había nada guionado, que es algo que me preguntan mucho. Tenemos muchos videos con mi hermana de nuestra vida cotidiana y éramos así, muy personajes. Bautista, por ejemplo, no se expone. Ama todo eso pero hay días que se quiere subir al escenario a cantar y otros en los que no quiere saber nada.

-¿Y si te pide trabajar de chico, como lo hiciste vos?

-Si él me lo pide, sí, obvio. A mí las cosas se me dieron de una forma tan natu

ral y sin nada de presión, que no lo sufrí nunca. Nosotros vivíamos en Chascomús, recién se estaba armando AgranDadyt­os y un amigo de mi viejo mandó mails diciendo que conocía dos nenes que eran muy personajes. Nos empezaron a llamar para ir, hicimos una especie de audición y mis viejos no querían saber nada. Íbamos y veníamos un montón y ahí empezó a salir todo.

-¿Viajaban todo el tiempo? ¿No se instalaron en Buenos Aires?

-No, recién a los 17 me instalé yo. Cuando era chico, viajábamos todo el tiempo. Y cuando me salían películas o series, tipo Valentín, me quedaba dos meses en Buenos Aires con mi papá o mi mamá y cuando se terminaba el proyecto, nos volvíamos a Chascomús. Mi vieja es profesora superior de música, laburaba mucho en Chascomús y por eso viajaba más con papá.

-¿Y cuándo te mudaste del todo?

-A los 17, cuando estaba terminando el colegio. Ese año grababa Los únicos, que fue la primera tira diaria que hice y que la rompía en Eltrece. Al comienzo de la novela, iba y venía y después ya me instalé del todo a los 18.

-Tuviste un parate en el medio. ¿Por qué?

-De los 16 a los 18, más o menos, fue una edad bisagra y estaba sorteando esa barrera de niño/adolescent­e actor a crecer y me reservé. Una vez que pasé esa barrera, me metí de lleno a actuar y hoy puedo seguir viviendo de esta carrera que tanto me apasiona.

-¿Tenías un plan B?

-Había cosas para seguir, como el periodismo deportivo, que me gustaba mucho. Estudié también gastronomí­a en el IAG, con Ariel Rodríguez Palacios pero no me recibí. Me faltó medio año porque me salió también un trabajo y tuve que dejar. Me encanta cocinar pero de hobby. Para comer me gusta mucho el pastel de papa y la tortilla, que es mi plato favorito. Y para preparar me gusta hacer pastas. También prendo fuego y hago asado, que lo vivo como un ritual.

-En una época se te tildó de galán.

-Sí, fue rarísimo. No sé por qué se dio. En realidad, intuyo que fue porque hice una campaña con Cande Ruggeri de un desodorant­e y teníamos que fingir que salíamos. Luego tuvimos que salir a desmentirl­o y mucha gente quedó medio rara con ese tema. La idea era erradicar esos estereotip­os de pareja y por qué él no podía salir con ella. Luego presenté a quien fue la mamá de mi hijo y cuando me separé, empezó todo ese movimiento de tildarme de mujeriego más que de galán.

-¿Te jodió?

"QUIZAS ESTE AÑO ME OPERO Y DEJO DE USAR ANTEOJOS"

-Al principio, un poco sí porque soy cero eso. Qué se yo. Era un ambiente en el que no me sentía cómodo porque tal vez me decían algo y no sabía qué contestar. Soy cero mediático, entonces declaraba boludeces. Después ya se me pasó.

-¿Estás en pareja?

-No. Estoy solo hace un año y medio ya, que me separé de Belén Di Giorgio. Estoy muy bien así. No es que elijo estar en pareja o soltero; se va dando. Me encanta estar de novio y si pasa, pasa. Lo disfruto y en mi vida estuve más en pareja que soltero pero ahora se dio así. Es la primera vez que estoy tanto tiempo

solo. Un año y medio ya y es mi récord. Estoy disfrutand­o de compartir con amigos y aprendiend­o a estar solo, que es importante.

-Una duda, ¿desde cuánto te acompañan los anteojos?

-De siempre. Empecé a usar anteojos de muy chiquito. A los 3 ya usaba unos oclusores porque tengo estrabismo y son como unos parches que te ponen en los ojos para tratar de enderezar el estrabismo que es como una desviación. Después, a los 4, ya me puse los primeros de goma. Casi no tengo registro sin anteojos.

-¿No te cansa usarlos?

-A veces me pasa que dependiend­o del modelo del anteojo me incomoda más o menos. Capaz te agachás y se te resbalan o en la obra me pasa que si transpiro, se me patinan un poquito. Pero son como parte de mí y cuando no los tengo puestos, hago el gesto de acomodárme­los o moverlos. Ya estoy muy acostumbra­do.

-¿Cuánto tenés de aumento?

-Cinco. ¡Un montón! En realidad, es 5.25 en uno y 5 y pico en otro. Pasa que arranqué con menos y para mejorar el estrabismo fue subiendo el aumento. Después en un momento se frenó y este es el aumento que tengo hace bastante. A los 25 años me dijeron que ya podía operarme y ahí empezó una cuestión personal mía de dudarlo. Es mi marca registrada, la gente ya me tiene así y sería raro no usarlos. Y no me refiero solo al público: mi familia y mis amigos ya me tienen así y sería muy raro para todos.

-¿Entonces no te vas a operar?

-No lo descarto. Quizás este año lo hago. Me operaría de todo lo que me fue gastando el ojo por usar el aumento: astigmatis­mo e hipermetro­pía. La idea es mejorar el estrabismo de los dos ojos aunque en donde más tengo es en el izquierdo.

-¿Te imaginás viviendo sin anteojos?

-Sería todo nuevo, no lo sé. A veces uno lo piensa como si fuera algo sencillo, te operás y listo. Pero no: es todo un cambio de muchas cosas. Por lo estético no me molesta y nunca fue un impediment­o para nada en mi vida. Tengo amigos que se ponen lentes de contacto cuando salen a bailar o van a una cita para no usar los anteojos. En mi caso, nunca lo hice. Al contrario, si me los quito es como que me siento desarmado.

 ?? ??
 ?? ??
 ?? ??
 ?? ?? Desde hace varios años, Noya trabaja con Pedro Alfonso, Paula Chaves, Pachu Peña y Rodrigo Nicolás. Esta temporada se sumaron Sabrina Rojas y Michelle Masson a la compañía. "Somos como una gran familia", expresa él.
Desde hace varios años, Noya trabaja con Pedro Alfonso, Paula Chaves, Pachu Peña y Rodrigo Nicolás. Esta temporada se sumaron Sabrina Rojas y Michelle Masson a la compañía. "Somos como una gran familia", expresa él.
 ?? ?? No corre, vuela Papá de Bautista (6), Rodrigo dice que su hijo es muy inteligent­e y que lo puede. "Me cuesta ponerle límites", reconoce.
No corre, vuela Papá de Bautista (6), Rodrigo dice que su hijo es muy inteligent­e y que lo puede. "Me cuesta ponerle límites", reconoce.
 ?? ?? Cambio de imagen Noya usa anteojos desde los tres años y tiene 5 de aumento en cada ojo. "Si me opero va a ser raro porque son mi marca registrada y no me imagino sin usar anteojos", comenta.
Cambio de imagen Noya usa anteojos desde los tres años y tiene 5 de aumento en cada ojo. "Si me opero va a ser raro porque son mi marca registrada y no me imagino sin usar anteojos", comenta.
 ?? Agradecimi­ento: Terra Firma (Sarmiento 248, Carlos Paz, www.terrafirma.com.ar) ??
Agradecimi­ento: Terra Firma (Sarmiento 248, Carlos Paz, www.terrafirma.com.ar)

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina