“DEBUTE COMO PANELISTA EN LOS MAMMONES Y SIENTO QUE AHI NO PUDE EXPLOTAR MI MAXIMO POTENCIAL”
Después de trabajar dos años con Flavio Mendoza en Stravaganza, se sumó a la troupe de Mamma Mia!, con Flor Peña a la cabeza. Actriz de formación teatral, en la tele debutó en Operación triunfo, estuvo en el Cantando
2020 con Miguel Angel Rodríguez y luego saltó a Los Mammones, con Jey Mammon por América. Aunque el ciclo fue un éxito, Lula se quedó con sabor a poco. “No siento que la haya roto para nada, eh”, se lamenta.
Nacida y criada en Buenos Aires, ya de chiquita Lula Rosenthal (33) supo que quería dedicarse al mundo del espectáculo. En su casa se respiraba mucha música puesto que es hija de artistas y para ella siempre fue natural subirse a un escenario. Este verano la rompió como Rosie, una de las mejores amigas de Donna (Florencia Peña) en Mamma Mia!,
el musical que se presentó en el Luxor de Carlos Paz y que proyecta una temporada exitosa en la calle Corrientes. “Cuando me llegó Mamma Mia!, estaba en un momento muy especial y de mucha incertidumbre. Venía de trabajar durante dos años con Flavio Mendoza en Stravaganza, con quien hice temporada en 2022 en Carlos Paz, luego gira y hasta nos fuimos a Canadá. Pero cuando eso terminó, me agarró la incertidumbre y justo ahí cayó Mamma Mia!”, repasó Lula. Y agregó: “Con Flavio en Canadá estuvimos tres semanas y fue buenísimo. Había muchos argentinos que nos iban a ver en Montreal, en un microestadio alucinante, y los humoristas teníamos que hacer la traducción de nuestros speech al inglés. Armamos cuadros nuevos, de humor físico y la experiencia fue muy especial”. -¿Habías visto la peli de Mamma Mia!?
-Sí porque soy muy fan de Meryl Streep. Es mi actriz favorita, nivel Jesús. No hay nadie que la supere para mí. Realmente la admiro muchísimo, me parece una artista de la hostia. De Meryl vi todo y a Mamma Mia! la vi muchas veces, además de que había visto la obra en Buenos Aires cuando la encabezó Marisol
Otero hace varios años.
-¿Te divertís?
-¡No te puedo explicar cuánto! Con Alejandra Perlusky hacemos de Tania y Rosie, la amigas de Donna que están completamente desquiciadas. Flor Peña es una capitana enorme y si bien no habíamos trabajado juntas, nos conocimos acá en Carlos Paz hace muchísimos años. Una vez escalamos el Uritorco juntas y tenemos una anécdota muy bonita de ese día.
-¿Cuál?
-Resulta que cuando nos conocimos, pegamos la mejor y ella con otros amigos en común, incluyendo a Leo Bosio, dijeron: “Che, ¿vamos al Uritorno un día?”. Nos pusimos de acuerdo, fuimos y yo pensaba que íbamos a tomar mate, no a escalarlo. Caí con unas chancletas franciscanas inmundas y no podía ni caminar. Se me rompieron y tuve que ponerme una bolsa en los pies para bajar. Quedó la anécdota para siempre y nos matamos de la risa. Flor tiene una energía muy espectacular y es re importante para una cabeza de compañía. Y con Alejandra Perlusky nos enamoramos apenas nos conocimos. Nos matamos de la risa y armamos un trío desopilante.
-¿Se hicieron amigas?
-Sí. Hay mucha confianza, charlamos de la vida, nos hicimos re compinches y compartimos momentos más allá del laburo. Nos acompañamos, salimos, vamos a comer, armamos planes. Hay una proyección para largo con la obra y como hay una energía especial, eso se traslada al público. La gente flippa con lo que pasa en el teatro. Abba nos atravesó a
todos en cualquier edad, entonces cantamos las canciones y enseguida todos nos transformamos. Vas a la Bresh hoy, por ejemplo, y suena Abba. Eso es re flashero.
-¿Cuál es tu tema favorito?
-Uy, qué difícil. Me encantan todos. En el teatro pasa algo especial cuando empieza a sonar Chiquitita y la gente dice: “Ayyy”. Aplauden, se encienden y hay algo muy comunitario que genera la música ya que al ser tan conocida, todos las sabemos. Es muy diferente a lo que pasa con otra obra con música original, que si no sos fan de la obra y la conocés perfectamente, te quedás afuera.
-¿En qué familia te criaste? ¿Cómo está compuesta?
-Mis papás, Patricia y Gabriel, siempre se dedicaron a hacer shows en restaurantes, cumpleaños y eventos. Mi vieja es animadora, tiene una empresa de shows y mi viejo es músico e imitador. Con mi tía Mariana, que canta como los dioses, tenían un trío musical llamado Darma. En el ámbito de los shows fueron bastante pioneros y son conocidos en su ámbito. Crecí ahí, con ellos ensayando y yendo todos los fines de semana a eventos. Hacían temporadas en la costa y ya de chica yo cantaba en sus shows.
-¿Tenés hermanos?
-No, soy hija única. Pero mi tía Mariana es como mi segunda mamá y sus hijos, Cristian y Sabrina, son como mis hermanos. Me hubiese encantado tener hermanos biológicos pero ellos un poco suplieron ese papel. Como ellos viven acá en Capilla del Monte, durante los veranos que me instalo en Carlos Paz nos vemos seguido.
-¿Cuándo supiste que ibas a ser artista?
-No hubo un momento puntual. Estuvo todo tan ahí disponible siempre, que nunca tuve dudas de qué seguir. Sabía que iba a ser con la música y la actuación. Cuando descubrí que esas dos disciplinas se ensamblaban en la comedia musical, dije: “Esto es lo mío”. Estudié de chica canto y teatro, desde los 9 años en el colegio. Vivía en San Fernando y arranqué con talleres extracurriculares de actuación a los 9. Nunca tuve duda de qué seguir.
-¿Qué carrera estudiaste?
-Cuando terminé el colegio, estudié en el IUNA y luego hice dos años en la EMAD. Pero arranqué a laburar de muy chica y no pude terminar la carrera. Lo primero que hice fue ad honorem como swing, que es cuando sos reemplazo de los protagonistas. Los musicales suelen
“GANE OPERACION TRIUNFO Y FORME PARTE DEL GRUPO FANS”
tener mucho eso de los swings, los covers y los alternantes. Si le pasa algo a Flor Peña, por ejemplo, sale Perla. O si le pasa algo a Malena Ratner, sale Martu.
-¿Entonces cuándo te pagaron por primera vez?
-Al comienzo no eran trabajos pagos y después de muchos años de estar haciendo y haciendo, recibí mi primer sueldo por un infantil 3D que hacíamos con Darío Lopilato. Se llamaba 20 mil leguas de viaje submarino en el Teatro Los Angeles y esa fue la primera vez que me pagaron por Actores.
-¿Recordás qué hiciste con ese primer sueldo?
-No, para nada. Fue en 2012, el año que entré en Operación triunfo. Recuerdo que fue una locura porque estaba haciendo cuatro obras de teatro a la par y para fin de año entré en OT, con la conducción de Germán Paoloski por Telefe. Buscaban una banda de chicas y quedé entre las cuatro que ganamos. Formamos la agrupación Fans y fue genial.
-¿Fue tu incursión en la tele?
-No. De chica había hecho el reality de Reina Reech que se llamó Generación Pop. Estuve hasta los 30 últimos y fue allá por 2002. También entré en otro de Pipo Cipolatti, Super Pop Kids, por la Televisión Pública. Fue muy divertido. Mi vieja me llevaba a todos lados y me encantaba. Pero lo más fuerte de todo fue Operación triunfo, sin dudas. Eso me abrió puertas y lo último que hice fue el Cantando 2020 en plena pandemia con Miguel Angel Rodríguez y luego Los Mammones, por América.
-¿Qué tal te fue con Miguel Angel Rodríguez?
-Genial. Es el un capo. Un tipo espectacular. Lo amo. Dije que sí porque él me llamó para que trabajemos juntos, es una persona muy divertida y no lo dudé. Tiene una energía muy linda y el objetivo era cagarnos de risa. Fue lo que pasó y nos fue genial. Se ve que ahí me vieron y me llamaron para Los Mammones. Ese fue un programa súper angelado y conocí a un montón de gente hermosa. -¿Cómo se dio tu llegada a Los Mammones?
-Me llamó directo Liliana Parodi, que en ese momento era la gerenta de América. Se ve que me había visto en el Cantando, me convocó de una y fue re loco porque jamás pensé que podía ser panelista. Como se combinaba humor con música, me atrapaba y ya lo tenía masticado al formato porque había trabajado con Laura Oliva en su programa Hacete de Oliva, en el Canal de la Ciudad. Ahí cantaba en la banda del programa, hacíamos sketches y eso mismo había hecho también en Cocineros argentinos y con Edith Hermida y Diego Ramos, en Está cantado, por Canal 9. Igual en Los Mammones no siento que la haya roto. Para nada, eh.
-¿De verdad? ¿Te quedaste con sabor a poco?
-El programa fue buenísimo pero como panelista siento que no ofrecí todo mi potencial. No me permití eso por lo que me llamaron en el Cantando con Miguel. Ahí era ciento por ciento yo, súper libre, alegre y se generaban momentos divertidos de comedia. En Los Mammones me costaba mucho más. Si bien fue un programa angelado desde el arranque, también todos se sorprendieron mucho al verlo a Jey y ahí todos notaron que él era un conductor del carajo. Entonces, el panel quedaba un poco dibujado y trabajamos mucho para que pudiéramos tener un poco de sentido. Jey llevaba el programa mega y nosotros quedábamos medio dibujados.
-¿Con Jey cómo te llevabas?
-Re bien. El es como se lo ve y siempre fue súper ameno. Nos reencontramos en Carlos Paz esta temporada y creo que acá compartimos muchas más charlas que cuando laburamos juntos en Buenos Aires. No llegamos a conectar mucho pero no por nada malo sino porque el trajín del programa se llevaba puesto todo. Se convirtió en un éxito y él estaba arriba de ese tren que no se detenía.
-Con todo lo que pasó, ¿cambió tu relación con él?
-No porque él conmigo fue siempre igual. Es como lo conocí. Después de la experiencia que vivió, que fue súper fuerte, nos reencontramos acá en Carlos Paz y tuvimos la posibilidad de juntarnos a charlar por primera vez como dos personas que tienen tiempo para tomar un café. Fue un lindo reencuentro.
-¿Qué trabajo de los que hiciste querés especialmente?
-La desgracia. Participé en muchas obras pero La desgracia se convirtió en un musical de culto muy power. Tenía uno de los personajes centrales y tuve que dejarlo cuando me surgió lo de Stravaganza. Pero eso a mí me catapultó. De hecho, ahí me vieron Flavio, Gasalla y tantos más.
-¿Por qué sos más teatral que televisiva?
-Tengo mucha más experiencia en teatro que en tele, eso sin dudas. Pero la televisión es un mundo que me intriga mucho. Más que desde lo actoral, desde lo audiovisual me atrapa. Hace poco tuve una experiencia muy zapada con un unipersonal que va a salir este año y que dirigió Marcos Carnevale. Lo protagoniza Martín Bossi, se llama Amores inesperados y saldrá por Star+ en algún momento. Ahí tuve una experiencia muy fuerte y protagonicé un capítulo con Martín. Me volví loca, ¡me encanto! Era algo que quería vivir y me flasheó poner mi instrumento en otro código que no fuera el teatral.
-¿Te preparaste?
-Mucho. Empecé a estudiar actuación frente a cámara y sabía que la iba a pasar mal porque estoy acostumbrada al teatro pero no tanto a la pantalla chica. Entonces, el cine y la tele son otro universo. Me quedé re manija. Y me salió actuar en la última tira de Disney, Sé tú misma, que está al aire ahora.
-¿Con quién vivís? -Sola. Estaba en pareja pero corté, así que estoy soltera. Tuve una relación a distancia pero se terminó. Hoy por hoy estoy bien así, viviendo el día a día y muy tranquila. Este año viene muy lindo desde lo laboral. Seguiremos con Mamma Mia! y esperando con ansias el estreno de Amores inesperados. Siento que va a ser importante. Y sigo armando mi disco de música. Me falta tiempo para ocuparme de eso pero lo importante es que está ahí, casi por salir. No tiene nombre pero la idea es sacarlo este año.
-¿A quién admirás?
-Además de Meryl Streep, me gusta mucho de acá Cristina Banegas y Jorge Suárez, que me parece el número uno por lejos en teatro. Jorge es una bestia en el escenario. Laura Oliva también me gusta mucho y me provoca admiración absoluta. Es una actriz de raza maravillosa y en cada laburo que la ves es una barbaridad.
-¿Quién es Lula Rosenthal?
-Una buscadora. Soy cantante, actriz, humana, hija, amiga y soñadora. Soy una persona que cree fervientemente en que el trabajo personal y el desarrollo humano que uno tiene van totalmente de la mano con el artista que uno es. Creo mucho en eso. Soy una recontra buscadora de experiencias nuevas.
“SOY MUY FAN DE MERYL STREEP Y LA AMO NIVEL JESUS”