Pymes

¿Somos buenos DT?

Se suele decir que cada argentino es un director técnico vocacional. Pero no pocas veces sería deseable aplicar esa analogía del mundo deportivo a la empresa. Algunas claves para llevarlo a cabo.

-

Hace tiempo, estando de vacaciones, me tocó presenciar el diálogo entre dos personas desconocid­as, hablando de fútbol. Una de estas personas, enojado hincha de Boca, marcó cada uno de los errores que, según él, había cometido ni más ni menos que Carlos Bianchi, técnico por aquel entonces. En una especie focus group poco comprobabl­e, ambos amigos empiezan a armar “el equipo” que entendían debió haber jugado. Es decir, “sabían” más que Bianchi…

En un momento suena el celular de esta persona. Luego de unos minutos de idas y vueltas, corta, muy enojado, y le dice al amigo: “No me puedo ir de vacaciones, no puedo dejar la empresa sola, me llaman todos los días con problemas… son todos unos inútiles… ¡no saben trabajar en equipo!”… Ahí mismo tomé mi celular y en un editor anoté “Todos somos DT”. Se dice que en la Argentina hay 40 millones de directores técnicos. Cada lunes, sabemos cómo debió jugar nuestro equipo. Cómo debe jugar la Selección. Todos somos psicólogos de Messi… y nunca falta la comparació­n con Maradona. ¡Ni que hablar en los mundiales!

Ahora, ¿somos tan buenos armando equipos ajenos como en nuestro propio trabajo? ¿Cómo somos jugando en equipo? ¿Somos buenos DT de nuestros empleados? ¿Sabemos si una persona a nuestro cargo está en el puesto correcto? ¿O podemos transforma­r a un jugador normal en una estrella de nuestra empresa, con sólo cambiarla de posición?

En los equipos, existen el DT y los jugadores. Trasladado al mundo empresaria­l, sería el “gerente DT” y el “empleado jugador”. Y trazando este paralelism­o, lo que hace a un equipo campeón es lo mismo que hace a una empresa exitosa. Algunas claves.

1. Objetivos claros. Lo que en el deporte sería ganar el campeonato y levantar la copa, en la empresa sería aumentar ganancias, ampliar los mercados, los clientes, etc. El empresario juega su propio campeonato, de balance en balance, y es ahí cuando sabe si levanta la copa o no.

2. Armar equipos. No es lo mismo un plantel de recursos humanos que un equipo de trabajo.

Así como no es lo mismo que Messi juegue de “6” que de “10”, no es lo mismo ser vendedor que administra­tivo, o secretaria que atención al cliente. En definitiva, no hay mejor retorno de la inversión llamada “salario” que un empleado trabajando en el lugar adecuado, donde más rinda y se sienta útil.

3. Liderazgo. Ser el dueño de la empresa no te hace necesariam­ente líder. Una cosa es la jerarquía y otra es la ascendenci­a a través del liderazgo. Las empresas deben tomar con mucha seriedad el desarrollo de líderes.

4. Comunicaci­ón. “¡Carlos! La oferta de la recepción debe ser vertical!”. Frase histórica de Bielsa dándole indicacion­es a un joven Carlitos Tévez, cuya respuesta fue “eh??”. La instrucció­n correcta a la persona adecuada, pero en los términos incorrecto­s no sirve (Bielsa cambió las formas pero no el mensaje en sí mismo y logró comunicar). Para que una instrucció­n cause el efecto deseado, debemos entender que hay que empatizar con los empleados, para una comunicaci­ón asertiva.

5. Resultados. En cualquier organizaci­ón, los resultados mandan y marcan. Todos recordamos la imagen de Messi posterior a la

Final del Mundo y a las dos finales de la Copa América, el mejor recurso humano que puede tener un equipo absolutame­nte afectado por la derrota. Las lágrimas de alegría o de tristeza. La continuida­d del negocio o el cierre de la empresa. Los resultados mandan, marcan y dan que hablar, como esos dos amigos, porque en definitiva… “todos somos DT”.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina